Cuando terminé el 2015 habrán muerto 5,9 millones de niños menores de cinco años por causas evitables
DELES DE COMER, PERO NUNCA PREGUNTE POR QUÉ SON POBRES
Por JUAN ANDRÉS PÉREZ RODRÍGUEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.- El cuerpecito sin vida del niño sirio en una playa de Turquía estremeció las conciencias europeas por un instante. Sin embargo, la muerte de 16.164 niños menores de cinco años diariamente, sin la menor posibilidad de escapar a la guerra contra el hambre y las enfermedades curables que los mata en silencio, no tiene la repercusión mediática que podría esperarse.
Y no la tiene porque el número podría sugerir la cuestión que planteó uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, Helder Cámara para enfrentar la pobreza desde el enfoque de sus causas.
"Cuando doy alimento a los pobres me llaman santo. Cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista"- dijo Cámara.
Ya sé que el número no hace el dolor, pero podría servir de algo preguntarse por qué son pobres tantas personas.
Cuando termine este año 2015 habrán muerto en el mundo unos 5,9 millones de niños menores de cinco años por causas evitables.
Y todo eso a pesar de que en el año 2000 se pusieron en marcha los Objetivos del Milenio que, siempre de acuerdo a las estadísticas oficiales, salvaron la vida de unos 48 millones de niños. Lo cierto es que el número de muertes no ha dejado de crecer.
Casi la mitad de esas muertes se producen durante los primeros 28 días de vida de estos niños. A veces por falta de una vacuna que vale menos de una cajetilla de cigarros en Europa.
A través de un comunicado la directora ejecutiva adjunta de Unicef, Yoka Brandt aseguró que "los datos nos indican que millones de niños no tienen que morir si realizamos un mayor esfuerzo para llegar a todos los niños".
La afirmación parece encomiable, pero refleja nítidamente la incapacidad del sistema capitalista para resolver los graves problemas que enfrenta la humanidad, arrastrada al despeñadero por una minoría.
Según Naciones Unidas, en los próximos quince años podrían salvarse 38 millones de vidas si se aceleran en todo el Mundo los esfuerzos para conseguir -tras el enésimo fracaso- los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, que serán aprobados oficialmente este mes y que reemplazarán a los del Milenio.
Las soluciones "simples", de gran impacto y rentabilidad para reducir la mortalidad infantil, que promueven desde la institución constituyen por su modestia un auténtico despropósito. Y no por el cálculo de la rentabilidad, sino porque demuestran el escaso margen de maniobra que el sistema admite para gestionarlo.
La ONU propone, por ejemplo, la atención especializada en la etapa prenatal, durante el parto y en la etapa posnatal, la lactancia materna, la inmunización, los mosquiteros tratados con insecticida y el agua y el saneamiento mejorados.
La "buena intención" se olvida de un detalle. La cantidad de médicos que serían necesarios para emprender con éxito esa atención especializada y nada fácil, si se tiene en cuenta lo que cuesta formar un médico y sacarlo de la ciudad para que vaya a servir a los lugares más apartados y donde es más necesario.
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