lunes, 14 de septiembre de 2015

Las cinco claves del triunfo de Jeremy Corbyn



Las cinco claves del triunfo de Jeremy Corbyn



 
La campaña del candidato anti-austeridad por el liderazgo del Partido Laborista ha sacudido la escena política en Reino Unido, augurando una lucha política por el bienestar colectivo que podría resituar a la izquierda la posición del partido.
Las cinco claves del triunfo de Jeremy Corbyn
Jeremy Corbyn, en una imagen de archivo. GARRY KNIGHT
Alejandro Alcolea|La Marea|13 septiembre 2015
Al principio nadie creía viable una verdadera apuesta por la izquierda en las primarias del Partido Laborista. Incluso el propio Jeremy Corbyn explicó que entendía su candidatura como “la víctima a sacrificar” en la carrera por el liderazgo de la organización. Sin embargo, en el transcurso de los 100 días que ha durado la campaña las previsiones sufrieron importantes cambios.
La periodista y jefa de prensa del equipo de Corbyn, Carmen Nolan, explicó a los medios que se dieron cuenta de esta situación el 9 de julio en un mítin en Merseyside, cuando se presentaron allí 350 personas. Tres semanas después los números se multiplicaban: hasta 1.500 le esperaban en Liverpool. De hecho, la expectación por presenciar los mítines del líder –que algunos periódicos han llamado corbynismo, como si de una moda se tratase- superó los límites de lo esperado hasta el punto de tener que aplazar un evento en Cambridge por razones de seguridad.
Tal y como las encuestas pronosticaban, finalmente el candidato izquierdista al liderazgo del partido laborista Jeremy Corbyn se ha hecho con un 59,5% de los 422.664 votos emitidos, frente a Andy Burnham (19%), Yvette Cooper (17%) y Liz Kendall (4.5%). Cierto es que el éxito de la candidatura de Corbyn obedece a toda una serie de circunstancias socio-políticas dentro del contexto del poder en Reino Unido que ya explicamos en un artículo anterior. No obstante, esta vez vamos a tratar de conocer los puntos clave de su campaña.
1 – Conexión con la gente
Nadie que pretenda dedicarse al ejercicio de la política hoy día puede alcanzar un mínimo de éxito si no consigue conectar con las personas. La emotividad y la construcción interna del discurso a través de una pasión compartida son factores esenciales a la hora de conseguir apoyos. En el caso de Corbyn, este proceso se ha visto desbordado consiguiendo que mucha gente dentro del partido se pusiera a su favor. Pero lo más importante es, sin duda, el apoyo que ha encontrado en el exterior: su campaña ha suscitado gran interés para los sindicatos más importantes de Reino Unido, así como para el movimiento contrario a las recetas de austeridad The people’s assembly, llevando incluso a participar en el proceso a personas no vinculadas al Partido Laborista –a cambio de 3 libras-, y saturando las redes sociales.
Si analizamos en detalle este último punto, podemos observar cómo salen los números. La cuenta de campaña de Corbyn en Twiiter (@JeremyCorbyn4Leader) tiene más de 62.000 seguidores, y su cuenta personal 136.000, frente a las cuentas de Andy Burnham (casi 17.000 seguidores y 88.600 seguidores; las de Yvette Cooper (menos de 10.000 seguidores y más de 76.000 seguidores); y las de Lizz Kendall (16.200 seguidores y 38.200 seguidores). Pese a que las redes sociales no sean un indicador de gran valor demoscópico, siempre cabe tenerlas en cuenta en una sociedad cada vez más digitalizada, donde la comunicación online se convierte cada vez más en un factor crucial para la nueva política.
Además, durante el rally político el candidato ha contado con un elevado número de voluntarios y voluntarias con edades comprendidas entre los 13 y los 92 años: la cifra mayor se ha dado en Londres, con 3.832, después en el sur-este de Inglaterra con 1.170 y 1.160 en el nor-oeste de la misma.
2- El discurso anti-austeridad: “la pobreza no es necesaria”
Las palabras de Corbyn han recibido críticas de todos los colores. Desde la asentada clase política británica entendida como izquierda ‘pragmática’ –esto es, aquella que rechaza las convicciones propias y se justifica en el contexto capitalista- hasta los propios tories y el primer ministro David Cameron han coincidido lanzando mensajes negativos sobre la viabilidad de las propuestas del candidato.
En este sentido, Cameron afirmó que “éste es ahora un partido que ha abandonado por completo el terreno de juego intelectual y que ya no representa a la clase trabajadora”, añadiendo que “se encuentra en los extremos del debate, asociado simplemente a las ideas de más gasto, más endeudamiento y más impuestos”. De alguna manera, la toma de posiciones en el terreno de lo político hace ver a la ciudadanía cómo el establishment se enfada, dibujando de una manera mucho más clara los bandos que se están disputando el poder. Sin embargo, la estrategia de Corbyn se ha basado en no seguir el círculo vicioso de los ataques personales y tratar de explicar su programa. Pese a que al comienzo los medios no le tomasen en serio, con el paso del tiempo el equipo se vio inundado por peticiones para entrevistar al candidato.
En esencia, el triunfo de su discurso se debe a que es ansiado por gran parte de la población británica tras la deriva del partido laborista durante los últimos 30 años, lo que le convierte en único. La presentación de Corbyn como una alternativa real a los tories y a la política de la austeridad, lejos de buscar situarse al centro, como el resto de los candidatos y candidatas, se ha configurado como un elemento central que le ha asegurado el éxito.
3- El factor “sorpresa”
La llegada de la candidatura de Corbyn a la carrera de las primarias ha sido frecuentemente explicada por los medios bajo el factor “sorpresa” que la caracterizaba. Se dice que nada estaba previsto, y que incluso se encontraron con problemas a la hora de presentar su designación, que requería el respaldo de hasta 35 diputados cuando el candidato solamente contaba con 22.
Finalmente, poco antes de la fecha límite –el 15 de junio- se hizo con el apoyo necesario de algunos diputados que veían la oportunidad como “un buen gesto” de cara a dotar de mayor amplitud ideológica los debates del partido. Otros accedieron por pura presión mediática.
Así, lo inesperado ha marcado la campaña de Corbyn desde los primeros días: poco después de comenzar las primarias, el candidato anti-austeridad admitía que se veía a sí mismo como “la víctima a sacrificar de la izquierda”. Este punto ha viajado desde lo que los medios británicos calificaban como un candidato no-hope, es decir, sin esperanzas en el horizonte político posible, hasta acercarse a la victoria.
4- Su historia personal
Pese a ser contrario a los liderazgos personalistas y apoyar un liderazgo colegiado, la figura de Corbyn ha llamado enormemente la atención de su electorado. La construcción de personajes políticos o story-telling, tal y como se conoce en el ámbito de las ciencias políticas, se ha posicionado como un valor añadido de la candidatura.
El hecho de ser un diputado parlamentario laborista con larga carrera en movimientos de protesta antibelicistas, que incluso se ha rebelado votando en contra de la doctrina de su partido hasta 500 veces, ha fabricado una imagen especialmente atractiva que recoge la ilusión de las personas mayores y “nostálgicas” del viejo laborismo y de los jóvenes por aquello que nunca vivieron.
Asimismo, esta independencia frente a la dirección del partido le convierte en lo que se conoce por unmaverick: una figura política que se mueve con total libertad dentro de su partido sin obedecer necesariamente las líneas establecidas, que opina y trabaja desde su propia convicción política. Además, se ha conocido que Corbyn fue el diputado con menor nivel de gastos tras el escándalo del derroche de los diputados de 2009 durante el mandato de Gordon Brown.
5-Informalidad
La adecuación del modo de vida del candidato a sus propuestas políticas ha sido objeto de crítica para los medios de comunicación, sin embargo, también ha servido como un elemento identificador para la población británica. De la misma manera que Pablo Iglesias vestía con camisetas de Alcampo, Corbyn se mostraba bajo el vestuario de un viejo socialista inglés, con barba y que siempre viajaba en bicicleta. A este respecto, el antropólogo Charles Lindholm apuntaba en 2009 que uno de los depósitos carismáticos más relevantes en la actualidad se halla en los patrones de consumo: comprar no solamente consiste en adquirir bienes, sino que también constituye un ritual de integración a través del cual afirmamos una identidad concreta.
La cuestión es que si esto no resulta creíble no puede producir ningún efecto en este sentido sino más bien lo contrario, llegando hasta el rechazo. No obstante, la larga y conocida historia de Corbyn ha evidenciado cuánto de real hay en su perfil político: la gente sabe que es una persona que vive “para” la política y no “de” la política, lo cual es de vital importancia en un contexto de importantes niveles de desafección política.
La simpleza y la espontaneidad del candidato han ocupado un lugar destacado durante estos 100 días. La ausencia del temor a mostrarse tal y como es -es decir, un político que parece una persona normal y corriente- y su preocupación por la democracia le han hecho líder. Tanto es así, que tras percatarse de que en un mítin mucha de la gente se estaba quedando fuera del recinto, Corbyn salió fuera y se subió a un camión para dar su discurso.
En definitiva, todo apunta a que Jeremy Corbyn ha conseguido despertar de nuevo los principios del Partido Laborista, desactivando la retórica centrista hasta tal punto en que la propia candidata ‘blairista’ Liz Kendall reconoció que “su campaña había fracasado y que Corbyn ha insuflado energía a un partido que pedía a gritos un cambio”. Pero tal y como ha dicho tras anunciarse su elección en las primarias, todavía “queda mucho hacer” y todo depende –de momento- de su trabajo como nuevo líder de la oposición frente al gobierno de Cameron.
La realidad política espera mucho de él, sobre todo los actores que apuestan por una Europa más solidaria, pues saben que sin una acción internacional conjunta ningún cambio es posible. Sin embargo, a continuación surgen nuevos interrogantes que solamente el tiempo responderá: ¿Podrá mantener su discurso pese a la presión de las estructuras del establishment británico? ¿Se romperá el Partido Laborista? ¿Podrá ganar las próximas elecciones generales?

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