Un sistema gangrenado
Por Víctor Chamizo Viñeta de El Koko
Cada día que pasa viene a asomarse a nuestro panorama político un nuevo caso de corrupción, o de prevaricación, o de malversación, o de fraude. Llega un momento en el que, incluso, me sorprende que pueda salir a la luz tanta inmundicia. Cuando el poder económico y político acapara también el Poder Judicial, las Fuerzas de Seguridad del Estado y los Servicios de Inteligencia, resulta paradójico que se desvelen ciertos datos. Se antoja, además, hasta sospechoso. ¿A quién puede interesarle que estos affaires salgan a la luz? Esa es la pregunta a la que no encuentro respuesta.
Lo que sí se desprende de lo que está sucediendo es que los sucesos no apuntan únicamente a la corrupción y posible decadencia de un partido, sino a un sistema completamente infectado y podrido
O en determinados sectores de esos núcleos de poder se ha llegado al hastío y alguien ha decidido tirar de la manta, o alguien puede verse beneficiado de ello. ¿Pero quién? Esa es la otra pregunta del millón. Una trama tan bien montada no puede dejarse sorprender de esa manera. De modo que la apertura de las cloacas debe ser parte de la trama, cuyo objetivo aún desconocemos. Al menos eso es lo que pienso. Tal vez algún iluminado esté urdiendo la formación de un nuevo partido, con un salvapatrias a la cabeza, no sé, pero existe cierto tufo en todo esto que me tiene desconcertado.
Lo que sí se desprende de lo que está sucediendo es que los sucesos no apuntan únicamente a la corrupción y posible decadencia de un partido, sino a un sistema completamente infectado y podrido. Por tanto es vital, para poder reformar el sistema, o construir uno nuevo, con mayores garantías democráticas y mayor regulación sobre las actividades de sus órganos de gobierno, que sea liderado por actores nuevos, que no hayan participado de los vicios del sistema anterior y que aporten nuevas ideas y, fundamentalmente nuevos valores.
Sin embargo, aún existe algo más importante que lo anteriormente expuesto, y no es otra cosa sino la voluntad de la ciudadanía de que eso se haga realidad. La concienciación de los ciudadanos de que se trata de una necesidad, y de que, más tarde o más temprano, habrá de hacerse. Y del mismo modo que ocurre con las dolencias del organismo, cuanto más tarde, más doloroso. Y el sistema está comenzando a gangrenarse.
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