Presentación del libro de Alberto Acosta y Ulrich Brand
Salidas del laberinto capitalista: decrecimiento y postextractivismo
Considero que la riqueza de presentarlos de esta manera, radica en colocar en el centro del debate las relaciones de producción, extracción, uso y consumo que vinculan estos nortes y sures de nuestro planeta. ¿Y por qué hacer hincapié en estas relaciones es de suma importancia? Porque en medio de esta crisis polifacética, la “crisis ambiental” no es asumida como parte de la crisis general, y esto habilita soluciones paliativas, como las propuestas por la economía verde. Así, además, quienes sí consideran que la crisis ambiental es parte de la crisis civilizatoria global, son presentados como “unos pocos”, que están en contra del progreso, que son anti-desarrollistas, y que no reconocen que la lógica capitalista es un “mal necesario” del cual no es posible salir. De esta manera, el “modo de vida imperial”, se presenta como un proceso irremediable, incluso deseable, ante el cual sólo resta resignarse y adaptarse.
Contrariamente, los autores de este libro destacan la posibilidad de diseñar y alcanzar propuestas alternativas, al mismo tiempo que destacan las limitaciones y dificultades que éstas implican. Así, decrecimiento y postextractivismo son, precisamente, puntos de partida para pensar alternativas.
Se trata, como afirma Maristella Svampa en el prólogo, de un pensamiento en transición. Esto nos lleva a “pensar en la incomodidad”, en la incertidumbre, en el marco de muchos caminos posibles y no libres de dificultades.
Sin embargo, partir de la esperanza, reconociendo y explicitando las limitaciones y dificultades, es el camino elegido por Alberto y Ulrich. En este devenir, destacan que Decrecimiento y Postextractivismo son conceptos necesarios pero no suficientes. Describen varios problemas a los que se enfrentan estas propuestas, entre los cuales hay uno que emerge como central: la existencia de un ADN extractivista en nuestras sociedades. Como afirma Maristella Svampa, “no ha habido una descolonización del imaginario del consumo”.
Se establece así una tensión entre los deseos de consumo y los requisitos de sustentabilidad. Pensamos y deseamos individualmente, tendencia que hoy se ha exacerbado con gobiernos neoliberales que incitan a depositar en el individuo la responsabilidad exclusiva sobre su propio destino, incitando a una competencia extrema, muy alejada de los valores de solidaridad y comunalidad necesarios para pensar y dar forma a otras opciones de vida.
Por otro lado, avanzar en el diseño de alternativas implica un gran desafío, que los autores van a destacar repetidamente a lo largo de las páginas: se necesita un cambio de dirección que se produzca tanto en nivel macro (instituciones económicas y políticas) como a nivel micro (valores y aspiraciones individuales). Se requiere un cambio social integral a la vez que necesitamos contextualizar experiencias concretas.
Sumado a ello, las metas deben pensarse y desplegarse a corto plazo, pero considerando retos estructurales y metas de mediano y largo plazo.
Aparecen así algunos interrogantes desafiantes: ¿Cómo brindar propuestas acotadas al momento sin perder de vista la estructura? Si consideramos que estas alternativas implicarán, para muchos sectores de nuestras poblaciones, resignar comodidades y aspiraciones de consumo, ante lo cual posiblemente surgirán muchos desacuerdos ¿Cómo hacer para que los principios y prácticas del decrecimiento no se vuelvan un paradigma represivo? ¿Cómo instalar globalmente el paradigma de que “podemos estar mejor con menos, que parece tan ajeno a la mayor parte de nuestras sociedades?
Otra gran limitación destacada es el uso del prefijo “post”: indica lo que no se quiere más, pero no da pautas de hacia dónde caminar. Por eso, Alberto y Ulrich enfatizan otras nociones, como buen vivir y buenos convivires, que avanzan en propuestas concretas hacia una vida digna. Así, los autores nos invitan a desprendernos de estos conceptos (Decrecimiento y Postextractivismo), que carecen de atractivo simbólico.
A pesar de estos desafíos, este libro intenta evidenciar las posibilidades que pueden emerger de un debate conjunto, por ello, uno de sus mayores aportes es precisamente esta invitación a pensarnos en común. Como destacan los autores, se hace imprescindible multiplicar espacios heterogéneos de discusión, y revitalizar la discusión política en tanto “espacio vivo” de la sociedad.
Este cambio debe partir de situaciones y experiencias existentes. Se trata de una transición, no de un corte abrupto, en la cual hay mínimos comunes, con diversidad de objetivos y caminos, y diferentes temporalidades para cada proceso.
En conclusión, este libro nos explicita el reto sociocultural que enfrentamos, y nos convoca a construir propuestas, basadas en la afirmación de que lo que interesa es la reproducción de la vida, y no del capital.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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