AMNISTÍA, Carta abierta a Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero
El día 10 de Enero, como ya sabréis, miles de ciudadanos nos
reuniremos en Bilbao para exigir que se respeten los derechos humanos de
los presos políticos vascos. La conculcación sistemática y metódica de
los derechos de nuestros presos ― no olvido a los presos políticos del
GRAPO ―, conculcación negada y silenciada, también metódica y
sistemáticamente, tanto por los medios de comunicación como por los
políticos de la casta, la conocéis sobradamente. Aunque nunca os he oído
hablar y denunciar ese quebrantamiento sistemático y metódico de los
derechos humanos ― incluso de sus propias leyes represivas ―, supongo
que lo habréis hecho en más de una ocasión. Esa es la razón por la que
me atrevo a animaros a que vengáis el día 10 a Bilbao.
02/01/2015
Me gustaría aclarar, sin embargo, que esa reivindicación humanista y
humanitaria no es sino el primer paso de un camino que acaba en la
AMNISTIA. Y esa aclaración no os la hago a vosotros, que no la
necesitáis, sino a muchos de nuestros políticos que parecen considerar
tal reivindicación como algo utópico y fuera de lugar. Me quiero apoyar
en vuestra presente autoridad moral y en vuestro futuro poder político
para que esos timoratos puedan entender que la amnistía tanto de los
presos y exiliados políticos vascos como los del GRAPO es la condición
imprescindible no sólo para alcanzar una verdadera paz sino para
construir un nuevo tipo de Estado. Con vuestra ayuda explicaré a esos
olvidadizos políticos vascos el doble fundamento, histórico y legal, de
la amnistía.
El fundamento histórico de la amnistía nos lleva, como en más de una
ocasión lo habéis recordado vosotros, al comienzo de la insurrección
fascista contra el legítimo gobierno de la República. ETA y GRAPO, como
antes lo fueron los maquis, no han sido sino los últimos brotes de
resistencia contra una paz impuesta por los vencedores, primero por el
dictador Franco y después por sus sucesores monárquicos. Tanto la paz
del dictador como la de los Borbones es la paz de los vencedores, la paz
de los facciosos. Ha llegado la hora, la que vosotros anunciáis, del
armisticio; la hora de la paz de los perdedores. Un armisticio que abra
la puerta a un nuevo tipo de Estado. No os tengo que explicar que la
primera cláusula de ese armisticio ha de ser la amnistía de los
militantes revolucionarios de ETA y del GRAPO (y, por supuesto, de los
que sin serlo han sido acusados y condenados como tales).
Y no os lo tengo que explicar porque vosotros conocéis muy bien la
ideología y la estrategia antiterrorista. También nosotros, por
sufrirlas en nuestras carnes, las conocemos de primera mano. Por
desgracia, los políticos de la casta están totalmente corrompidos por
esa ideología y están conjurados, con el voto de silencio, a aceptar sin
condiciones y sin rechistar cualquier atropello que se cometa bajo la
bandera de la lucha contra el terrorismo.
El caso paradigmático es el pueblo palestino. Un pueblo masacrado y
expulsado de su tierra, que es convertido, gracias a la estrategia
antiterrorista, en un pueblo criminal y asesino. Y esa es precisamente
la característica y el objetivo central de esa estrategia: convertir a
los defensores del pueblo en criminales y asesinos, bestias humanas que
no pueden exigir ningún tipo de derecho y a los agresores en defensores
de la libertad y la democracia. Si los sionistas son los autores
intelectuales de tal ideología y los que con más decisión y falta de
escrúpulos la ponen en práctica, son los Estados Unidos, secundados por
el occidente de pasado colonialista, la que la extienden y ejecutan a lo
largo y ancho de todo el mundo.
La estrategia antiterrorista se basa en la identificación de la
violencia de las luchas de los pueblos oprimidos con una doble
violencia, la de los nazis (reductio ad Hitlerum, en la que son expertos
los sionistas) y la de las mafias (aquí los expertos son los yanquis).
Ese deslizamiento metonímico, que está en la base de toda estrategia
antiterrorista, es una proyección que revela la doble raíz oculta de la
democracia neoliberal: la mafia de los banqueros y el núcleo fascista.
La consecuencia de este deslizamiento es doble: primero, se niega que
haya una injusticia o problema de opresión; segundo, se rechaza toda
posibilidad de negociación ―es decir, de solución de la injusticia que
provoca la violencia popular ― y sólo se admite la vía de la represión y
el exterminio: ¡con los nazis y la mafia no se negocia! (¡Falso! El
capitalismo financiero sí negocia con los nazis y las mafias, y pingues
beneficios saca de esas negociaciones). Estaréis de acuerdo conmigo que
ni ETA ni GRAPO son organizaciones mafiosas ni nazis ― todo lo
contrario, son luchadores antifascistas y anticapitalistas ―, y que su
violencia, por muy rechazable y condenable que sea, de ninguna manera es
una violencia mafiosa ni nazi sino que es una violencia que surge para
responder a la opresión política neofascista y a la explotación mafiosa
del pueblo.
[La estrategia antiterrorista legitima no sólo la muerte y el
asesinato de los considerados como terroristas sino la masacre y matanza
indiscriminada de civiles. Provoca la indefensión legal de todo
ciudadano y legitima la tortura en todos sus grados hasta el exterminio
físico. La estrategia antiterrorista es una estrategia criminal,
diseñada para acabar con con todo aquel enemigo, interior o exterior,
que se oponga al dominio del capital financiero occidental y a los
grandes Estados que lo defienden. Estados controlados y dirigidos por
omnipotentes servicios de inteligencia que no sólo controlan todos
nuestros movimientos y gestos sino, y esto no hay que olvidarlo, son los
centros que elaboran la ideología dominante de estos Estados.
Estrategia criminal que necesita para perpetuarse el eterno retorno de
la guerra y de la represión, el eterno retorno de la crisis y y el
eterno retorno del espectáculo.]
Si se quiere recuperar la democracia el primer paso es la abolición
de la legislación antiterrorista y la oposición decidida a la estrategia
antiterrorista impuesta por los Estados Unidos y el sionismo. La
inversión de esa estrategia supone reconocer el carácter político tanto
de la lucha de ETA como del GRAPO, el abandono de la tortuosa y
denigrante vía del arrepentimiento y la concesión de la completa
amnistía para todos sus militantes, y de todos aquellos que sin serlo
han sido condenados como tales (por ejemplo, Arnaldo Otegi y Rafa Díez,
por nombrar dos conocidos líderes políticos).
Aunque vuestras razones serán, no me cabe duda, más brillantes y
profundas que las mías, espero que estéis de acuerdo en que la amnistía
es necesaria tanto para construir la paz de los perdedores como para
construir un Estado no regido por leyes que condenen y criminalicen la
lucha popular. La primera condición mira al pasado y tiene como objetivo
cerrar las viejas heridas y superar los antiguos odios. La segunda, por
el contrario, mira al futuro, y nos permitirá a los euskaldunes luchar,
en igualdad de condiciones, por un Estado independiente y soberano. Me
temo que en esa lucha estaremos enfrentados, pero hasta Maltzaga (como
decía Telesforo Monzón), es decir, en la lucha por la amnistía, podemos
caminar juntos.
Espero veros, por tanto, en Bilbao el día 10. A las cinco de la tarde.
Un abrazo
GALO MARTÍNEZ DE LA PERA "GOIURI"
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