martes, 27 de enero de 2015

Brecht y la Guerra Civil española.BERTOLT BRECHT: EL ALEMÁN QUE NO BOMBARDEÓ ESPAÑA (VÍDEO)

Brecht y la Guerra Civil española.BERTOLT BRECHT: EL ALEMÁN QUE NO BOMBARDEÓ ESPAÑA (VÍDEO)
   Por MANUEL MEDINA / CANARIAS SEMANAL.ORG.- Posiblemente uno de los acontecimientos históricos que suscitó mayor interés durante la agitada historia del siglo XX fue la Guerra Civil española. Este acontecimiento bélico no sólo provocó adhesiones políticas, morales e ideológicas hacia la causa republicana, sino que fue capaz de poner en pie de solidaridad  a un gran número de intelectuales y artistas  europeos y no europeos.
 Si bien es cierto que la II República española estuvo amargamente desasistida durante los tres años que duró la guerra - con la relevante excepción de la Unión Soviética y  la movilización solidaria de los voluntarios de las Brigadas Internacionales  - los apoyos morales que Ésta recibió de una buena parte de los pueblos del mundo introdujeron un cierto equilibrio en una confrontación bélica desigual, antesala de otra conflagración de proporciones gigantescas  que incendiaría el planeta.
  La Guerra Civil española despertó encendidas pasiones en  los ambientes  intelectuales europeos. Fueron los intelectuales franceses y anglosajones los que más se destacaron en su adhesión al régimen republicano. Sin embargo, también muchos escritores alemanes se pronunciaron de igual forma en contra de la rebelión militar fascista en España,  aunque sus posicionamientos fueran menos conocidos por el hecho de que un gran número de ellos vivían todavía en uno de los países que había servido como eje organizador de  la agresión internacional contra la República. Por otra parte, no pocos intelectuales alemanes habían sido internados en los campos de concentración nazis o se encontraban  bajo las duras dificultades de un forzado  exilio. 
 Uno  de los intelectuales alemanes exiliados que más pasión e interés  puso en  la defensa de los valores republicanos  fue  el gran dramaturgo marxista Bertolt Brecht. Hasta 1933, Brecht había trabajado en Berlín como autor y director de teatro. Pero fue en ese mismo año cuando Hitler ascendió al Poder, mientras Brecht representaba su obra "La toma de medidas". En cuanto los nazis tomaron el control de la máquina administrativa del Estado,  la representación teatral  del dramaturgo alemán fue interrumpida por la policía y sus organizadores acusados de "alta traición".
 Justo un día después del pavoroso incendio del Reichstag, urdido por los mismos  nazis como pretexto para acabar con el Partido y los  sindicatos comunistas, Brecht y su familia abandonaron  precipitadamente Berlín, partiendo para un exilio que duraría hasta años después de terminada la II Guerra Mundial. Apenas transcurridos unos meses  de su huida de Alemania, en mayo de 1933,   todos sus libros fueron quemados en las piras incendiarias organizadas por los nazis, que en una delirante ceremonia  de fuego intentaron proceder  de esa forma a la "purificación de la cultura germánica".
  Durante su  exilio, Brecht trabajó con fruición en contra del ascenso y expansión del fascismo, utilizando la maestría de su teatro como arma y herramienta. Fue durante  la década de los 30   cuando escribió obras como  "La vida de Galileo",  en la que narraba la autocondenación de su personaje central  ante el Tribunal  de la Inquisición,  para poder ratificar  de esa manera la validez de su teoría heliocéntrica.  También en el curso de aquellos años, estando exiliado en  Suecia,  Brecht escribió un vigoroso  alegato contra la guerra en la pieza teatral  "Madre Coraje".  Una devastadora  denuncia  contra la codicia empresarial, que para obtener beneficios no duda en provocar conflictos bélicos tratando de saciar  su irrefrenable ambición expansiva. Su obra "Terror y Miseria del Tercer Reich" (1938) también fue escrita durante esos años en los que Brecht se vio embargado por un intenso y profundo furor antifascista. Brecht se había entregado en cuerpo y alma a la tarea de tratar de contribuir a podar el crecimiento imparable de la hiedra fascista.
 BRECHT Y ESPAÑA: "LOS FUSILES DE LA MADRE CARRAR"
 Aunque poco conocido, el  compromiso específico  de Bertolt Brecht  con la causa republicana española fue contundente.   Resultado del mismo fueron dos piezas con un gran un valor artístico y literario. La primera de ellas  fue su obra de teatro   «Los fusiles de la madre Carrar», escrita en la primavera de 1937. Expresión de su compromiso   republicano  fue también un extenso y memorable discurso preparado para el II Congreso Internacional de Escritores de 1937, celebrado en Valencia y en otras ciudades españolas,   y que  terminó concluyendo en París.
 Apenas había transcurrido un año después  del  inicio de la Guerra Civil - julio de 1936 -  cuando el escritor alemán tuvo la oportunidad de dejar testimonio literario de la brutal acción represiva de las tropas de Franco  en la toma de la ciudad de  Málaga, considerada por los fascistas como un bastión de la resistencia "roja".  A través de su obra de teatro   «Los fusiles de la madre Carrar»,  el dramaturgo germano intentó cubrir un doble objetivo. Por una parte, rendir  homenaje al poeta  Federico García Lorca, que había sido  asesinado apenas unos meses antes.  Por otra, inspirándose  en la desesperada huida de miles de malagueños aterrorizados por el avance  de las tropas fascistas , el escritor alemán trató de dibujar la magnitud inmensa de aquella tragedia.   Brecht, que residía en esa  época en París, apenas tuvo noticias de aquel multitudinario éxodo y su dramatismo se identificó rápidamente  con los sentimientos de quienes huían despavoridos de la muerte y escribió "Los fusiles de la madre Carrar".
  La madre Teresa Carrar era una pescadora andaluza que había perdido a su marido en la revolución de Asturias, en 1934. Impactada por el drama de esa pérdida intentó mantenerse - ella y a los suyos - al margen del conflicto civil en el que vivía atrapado el país, impidiendo con todas sus fuerzas que sus hijos fueran reclutados para luchar contra Franco. Pero el asesinato de sus vástagos  por los fascistas mientras se encontraba pescando, la obliga a abandonar su  resistencia a  verse comprometida con el conflicto y termina arrastrándola al combate. 
  Con esta obra, Brecht quiso poner de relieve la imposibilidad de mantener una posición de "neutralidad" ante unos acontecimientos de la envergadura de la Guerra Civil española, donde lo que se estaba dilucidando era  una dolorosa confrontación ideológica entre quienes lo tenían todo y aquellos otros a los que todo se lo  habían arrebatado. Teresa Carrar era el arquetipo de  la madre que se debate  en el dilema  planteado por  su amor desgarrado hacia sus hijos y su proposito de  impedir que estos fueran a la guerra, obligándolos así a  renunciar a sus convicciones ideológicas. A través de este personaje materno, Brecht expresa su convicción de que "la humanidad tiene que hacerse guerrera en los tiempos que corremos para no ser exterminada".
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  Pero esta obra de Bertolt Brecht no sólo alude a la confrontación interna entre españoles. Señala también acusadoramente a la política de "No Intervención" hipócritamente aplicada  por  las llamadas "democracias europeas", que  abandonaron a la II  República  a las huestes de Hitler, Mussolini y a la tiranía  de las clases dominantes españolas. Esta alusión queda claramente expresada en el texto de la obra en el que  Brecht  manifiesta a través de uno de sus protagonistas obreros: "Si usted participa de la No-Intervención, aprueba en el fondo cada baño de sangre en que estos generales sumen al pueblo español".
 Con  "Los fusiles de la madre Carrar",  Brecht quiso mitigar en cierta medida el daño que la intervención militar alemana  había ocasionado al pueblo español. A través de ella  el dramaturgo alemán no solo pretendía  sacudir  los sentimientos del espectador, sino también arrastrar al público a  pensar y reflexionar sobre el mensaje que intentaba transmitir. Brecht tenía la firme convicción de que  mediante el arte y la cultura era posible contribuir a la transformación revolucionaria del mundo.
 "Los fusiles de la madre Carrar" fue estrenada en París en 1937. Y la representación del personaje principal en esta pieza teatral corrió a cargo de la propia esposa del autor, la actriz Helene Weigel .
II CONGRESO INTERNACIONAL DE ESCRITORES EN DEFENSA DE LA CULTURA  
   En 1937,  varios  cientos de escritores procedentes de diferentes puntos del planeta se reunieron en diversas ciudades – Barcelona, Valencia, Madrid y París– con la finalidad de hacer patente su resistencia ante el avance del fascismo en Europa.  En las jornadas del  "II Congreso Internacional de Escritores en  Defensa de la Cultura" participaron los intelectuales y artistas más conocidos de la época, tales como Louis Aragon, Thomas Mann, Hemingway,André Malraux,  Antonio Machado, Selma Lagerloff, Rafael Alberti, Virginia Woolf, Nasim Ikmet, Pablo Neruda, César Vallejo, Tristán Tzara,  Raúl González Tuñón, León Felipe, Román Karmen, Antonio Machado, Cesar Vallejo , Mijail Koltzov, Gerda Taro, Alexis Tolstoi, Erwin Kisch, Anna Seghers y el propio Bertolt Brecht.  El Congreso había sido organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura. Aunque fue oficialmente convocado en octubre de 1936, sólo se celebró en julio del año siguiente. Su acto inaugural tuvo lugar en Valencia, que en aquellos momentos había sido convertida en la capital de la República como consecuencia del peligro que corría Madrid ante los ataques de los militares insurrectos. De esta inauguración ofrecemos un breve documento videográfico en esta misma página.
  Bertolt Brecht contribuyó al II  Congreso con un extenso escrito en el que el escritor denunciaba sin paliativos la amenaza fascista, al tiempo que analizaba las semejanzas existentes entre la situación alemana y la española. En él,   Brecht  llama la atención de sus colegas en relación con el peligro que supone el fascismo para la Cultura. Brecht precisa que el concepto de Cultura no es una abstracción, sino que, por el contrario, significa la permanencia de las conquistas políticas y económicas de la clase trabajadora. En su alegato, Brecht, a la vez que exhorta sus colegas intelectuales a "batirse" en la lucha antifascista, trata de poner de relieve  que la amenaza autoritaria  trasciende, incluso, de la concreta coyuntura de la Guerra Civil española, convirtiéndose en un reto enmarcado en la etapa histórica que a su generación le había tocado vivir.

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