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La prolongada permanencia de la
Unión Europea en las "aguas turbulentas" -la crisis de deuda en algunos países
miembros y el profundo descontento de los euroescépticos con la política
comunitaria de Bruselas- podría terminar en naufragio.
La negativa de la UE de prolongar el programa de rescate a
Grecia por unos días, hasta que el plebiscito convocado por el Gobierno y ratificado por el Parlamento griego decida sobre las
condiciones de los acreedores, aumenta la posibilidad de que Atenas declare el
impago el próximo martes.
El impago (o "default") automáticamente conllevaría la salida de Grecia de la
zona euro, un desenlace “casi inevitable” para Atenas, según afirmó el ministro
de Finanzas austriaco Hans Schelling, citado por Reuters.
“Es obvio que un país no tiene derecho a chantajear a la Comisión Europea ni
a todos los países miembros”, comentó el ministro. Las consecuencias del llamado
‘Grexit‘ (la salida de Grecia de la UE) “para los otros miembros no son
tan graves como para la propia Grecia”, agregó.
No solo la salida de Grecia es un dolor de cabeza para Bruselas, ya que hay
otros países, como el Reino Unido -que va a llevar a referéndum su permanencia
en la Unión Europea y cuyo ejemplo ha calado hondo en otros países y ha sido
apadrinado por diversas formaciones políticas en el bloque continental- que
exigen cambios.
Austria
Grupos políticos austriacos han lanzado una campaña para recolectar firmas con el
fin de plantear un debate sobre la continuidad de Austria en la UE a través de
un referéndum.
Los activistas consideran que la salida de Austria de la UE tendría
beneficios económicos, sociales y ambientales e indican que el bloque europeo
“no es democrático, y que las principales leyes austriacas son adoptadas por los
comisionados europeos que no son elegidos por el pueblo”.
Las llamadas a la salida de la zona euro o incluso de la Unión Europa están
ganando cada vez más impulso en los países donde los euroescépticos cuentan con
un peso político esencial.
Reino Unido
Este mes la Cámara Baja del Parlamento británico ha aprobado un proyecto de ley para celebrar antes de
finales del 2017 una consulta popular sobre la permanencia del país en la
UE.
Realizar tal referéndum fue una de las promesas electorales de los conservadores británicos que triunfaron el pasado 7 de
mayo en las elecciones generales en el país.
Según los sondeos, actualmente aproximadamente un tercio de la población del
Reino Unido apoya la idea de la salida del país de la UE, o el llamado
‘Brexit‘.
Uno de los principales motivos es la falta de voluntad por parte de Bruselas
de hacer ciertas concesiones, sobre todo en cuestiones migratorias.
En varias ocasiones Londres ya expresó su descontento respecto a las cuotas
europeas que le obligan a aceptar más inmigrantes, cuyo flujo se disparó con el
empeoramiento drástico de la situación en Oriente Medio.
Francia
Marine Le Pen, líder del partido francés de extrema
derecha Frente Nacional (FN), asegura que abandonar el euro es la única solución
para Francia.
“Tenemos que salir del sistema. Estamos en un sistema que está un poco
podrido. Necesitamos un par de ojos frescos”, afirmó la política, a la que
auguran muy buenos resultados en las presidenciales del 2017.
Hace un mes su partido instó a seguir el ejemplo del Reino Unido y
convocar un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea, o la
salida, una perspectiva que ya ha sido apodada ‘Frexit‘ en la prensa.
Al mismo tiempo los países del sur de Europa reivindican la solidaridad
alemana para pagar sus deudas públicas, mientras Alemania “está cansada de
ayudar a sus vecinos pobres”.
Aunque la canciller alemana, Angela Merkel, trata de mantener a sus socios juntos,
ya es imposible detener la desintegración de la Unión Europea debido a los
diferentes intereses que persiguen sus miembros, opina Bernd Riegert, periodista
de Deutsche Welle.
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