Entrevista a Augusto Zamora sobre la situación política internacional
“El G-7 puede retrasar, pero no detener la construcción de un nuevo sistema financiero mundial”. Salvador López Arnal
El Viejo Topo
Autor de varios libros sobre política internacional, el penúltimo de ellos, Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Akal, 2016, alcanzó su tercera edición en enero de 2018. Su nuevo libro -Réquiem polifónico por Occidente- estará en las librerías a finales de septiembre. Augusto Zamora es profesor de Relaciones Internacionales, periodista y ex diplomático. En la actualidad está dedicado a la investigación.
El G-7 es como un club de viejos ricos que se reúnen para revivir pasadas glorias. China es la primera potencia comercial del mundo, por encima de EEUU. India es más potencia que Francia o Gran Bretaña, ya no digamos Italia, que lleva una década en crisis crónica. La potencia de Rusia se ha triplicado en los últimos diez años. La única llave que mantiene el G-7 es su control sobre las finanzas mundiales, pero ese control tiene los días contados, a medida que las nuevas potencias económicas –las llamadas economías emergentes- establezcan sus propios mecanismos, que los están haciendo ya, sin prisas, pero sin pausas. El G-7 puede retrasar, pero no detener la construcción de un nuevo sistema financiero mundial. Cuando eso ocurra, el G-7 simplemente desaparecerá.
Trump ha amenazado a medio mundo con una guerra comercial. El país del neoliberalismo más extremo parece apostar ahora por el proteccionismo. ¿De qué van estas amenazas?
Hay mucha manipulación en el tema del proteccionismo. Casi todos los países lo son, en menor o mayor grado. EEUU lo ha sido desde su fundación, como puso de manifiesto el economista Rabi Batra, a mediados de los 90 del pasado siglo, en su obra El mito del libre comercio . La Unión Europea es proteccionista y practica el dumping contra los países pobres en productos diversos como el azúcar. La UE se ha llenado de reglamentos imposibles de cumplir para impedir la entrada de vehículos chinos e indios. A EEUU le interesó el libre comercio mientras era la primera potencia industrial del mundo, como a Inglaterra le convenía el libre cambio en el siglo XIX. La desindustrialización estadounidense, producto de la deslocalización de empresas buscando mano de obra esclava, provocó el colapso de las urbes industriales, como Detroit. Trump intenta revertir ese proceso por dos medios. Uno es premiando a las empresas que reinviertan en EEUU y castigando a las que no lo hacen. El otro es declarando guerras comerciales. Ambos son inciertos. Un obrero estadounidense no aceptará trabajar por salarios de hambre; eso lo hacen los inmigrantes sin cualificación. Las guerras comerciales las gana siempre la potencia industrial y eso son China, Alemania y Japón. Mantener a un soldado estadounidense cuesta 240.000 dólares anuales, un soldado chino cuesta 25.000. Extrapole estas cifras a la economía y tendrá las respuestas. Por otra parte, no hay que engañarse, la guerra comercial de EEUU contra China busca también debilitar a China, considerada por EEUU la mayor amenaza a la hegemonía de estadounidense. Yo aviso, en mi nuevo libro, que vamos a un conflicto mundial en diez o quince años, si no ocurre antes un milagro.
Tras el señalamiento de Rusia y China como rivales estratégicos por parte de EEUU en su recién adoptada política de seguridad nacional, ¿cabe imaginar que China apostará por doblar el blindaje de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) para evitar que más frentes se sumen a las numerosas tensiones que ahora mismo debe gestionar (por ejemplo, la militarización del Mar de China meridional)?
Para Rusia y China la OCS es una apuesta estratégica y de largo alcance. El ingreso de India y Paquistán, este 2018, ha logrado el milagro de sentar en el mismo foro a dos países enemigos desde 1947 y con tres guerras de por medio. La OCS tiene una extensión territorial como África y casi la mitad de la población mundial. EEUU ha intentado sin éxito manipular a India contra China, pero ha ocurrido lo contrario. China e India han entrado en su mejor periodo de relaciones este 2018. Es uno de los temas que abordo en mi nuevo libro. La OCS es, posiblemente, el mayor movimiento geoestratégico del siglo XXI, junto al de Nueva Ruta de la Seda, y esos dos movimientos van de la mano.
¿Cómo ve la aproximación USA-Corea del Norte? ¿Estamos más cerca de escenarios de acuerdo que de escenarios de enfrentamiento nuclear?
Es otro de los temas que abordo en el nuevo libro. Hay que entender una cuestión esencial y es que el tema coreano no es bilateral, ni mucho menos. Es una mesa con cinco comensales: Corea del Norte, Corea del Sur, EEUU, China y Rusia, los mismos países que combatieron en la Guerra de Corea, de 1950 a 1953. El acuerdo de paz y desnuclearización de la península coreana se hará con esos cinco o no será. Hay demasiados intereses de por medio, sobre todo militares y geoestratégicos, sin olvidar los económicos y energéticos. Los dos presidentes coreanos se reunieron el pasado septiembre, pero la última palabra la tienen, por parte de Corea del Sur, EEUU y, por parte de Corea del Norte, China y Rusia. Es así.
¿Qué está pasando en Nicaragua? ¿Justa y comprensible rebelión popular-ciudadana? ¿Movimientos sociales teledirigidos por el Imperio y la reacción terna? ¿Rebelión inicial transformada en cosa muy distinta en pocas semanas?
La situación de Nicaragua no es fácil de explicar, pues ha habido y hay mucha desinformación.
Inténtelo, por favor, la ciudadanía de izquierdas lo necesita
Primero, aclarar que no hubo ninguna rebelión popular. Hubo protestas que se generalizaron en ciertos barrios y en algunas ciudades, pero muy lejos de lo que fue la insurrección popular de 1978. En el país funcionan casi 60 universidades, muchas de ellas con centros universitarios regionales, y hay unos 170.000 estudiantes. No hubo ningún incidente en las universidades privadas y sólo una parte de las públicas se vieron fuertemente afectadas. La virulencia de algunas protestas sorprendió a todos. Tengo la impresión que hubo momentos en que tanto el gobierno como los dirigentes de las protestas perdieron el control de los hechos. Los tranques de las principales carreteras acentuaron el enfrentamiento, agudizándolo. Estos tranques fueron el principal medio para intentar provocar la caída del gobierno. A partir del momento en que quedó claro que no eran simples protestas, sino un esfuerzo coordinado para tumbar al gobierno, se cayó en una espiral de enfrentamientos violentos entre policía y manifestantes y entre sandinistas y anti-sandinistas. Ahora bien, que nadie se engañe. Del espíritu de las protestas originales queda poco, casi nada.
¿Qué pasa entonces ahora?
Ahora quienes dirigen la campaña contra el gobierno nicaragüense son el gran empresariado, los obispos católicos más reaccionarios y EEUU. Si el gobierno de Daniel Ortega hubiera caído, lo habría sustituido uno de extrema derecha. Hay un grupo de sandinistas disidentes dentro de las fuerzas antigubernamentales, pero no tienen peso. Pese a ello, sus conexiones internacionales han sido efectivas en transmitir una situación que no es la real. Para ponerle un ejemplo, el 7 de septiembre llamaron a un paro nacional. Ese paro sólo fue seguido por los grandes empresarios y sectores acomodados. A nivel popular, su seguimiento fue casi inexistente. No me lo ha contado nadie. Lo vi yo, que recorrí 500 kilómetros por varios departamentos para tocar la realidad con los pies y eso es lo que vi. Me da una pena infinita lo que ha pasado, pero la realidad es que la derecha dura es la que más se ha beneficiado de esta desgraciada situación y los pobres han sido las grandes víctimas, como suele pasar. Ahora andan en gestiones en EEUU, con la derecha republicana, presionando por sanciones draconianas contra Nicaragua y buscando cómo provocar la intervención estadounidense y la ruina general del país, como forma de provocar la caída del gobierno. Aunque se envuelvan en banderas nacionales, la semilla de la traición la llevan en los genes.
Con Colombia, ¿la OTAN llega al Pacífico?
No, en absoluto. Desde 1924 la oligarquía colombiana es la voz de su amo. El acuerdo con la OTAN es cosmética política, para reconfirmar ante EEUU la sumisión de Colombia. Ningún país latinoamericano tiene verdadera relevancia geopolítica. Están separados del resto del mundo por dos océanos, son económica y tecnológicamente atrasados y sus ejércitos son más de desfile que de combate actual. Hay que pensar que los aviones de guerra más modernos de la región son unos F-16 que Holanda dio de baja en 2004 y que compró Chile. Brasil adquirió unos Saab suecos que no resistirían ni tres minutos ante los aviones o misiles de penúltima generación rusos o estadounidenses. No, Colombia no agrega absolutamente nada a la OTAN, salvo colgar su bandera.
En una entrevista de Ewn MacAskill y Alex Hern a Edward Snowden publicada en The Guardian, señalaba Snowden: "El Gobierno y las empresas se han aprovechado de nuestra ignorancia, pero eso está llegando a su fin". ¿Estamos en este escenario?
No lo creo. El poder de los medios de comunicación occidentales sigue acrecentándose. Cada día más medios se concentran en menos manos. Ocurre lo contrario, el control se hace mayor, como puede verse en el tema de la carrera armamentista de la OTAN. Ningún medio comenta nada, mientras en las fronteras rusas se multiplica la presión atlantista sobre ese país, acrecentando el riesgo de una guerra. Nadie informa nada o lo informa al revés.
Tomemos un respiro si le parece,
Me parece.
***
De nuevo le robo tiempo. Unas preguntas sobre la situación política internacional tras la última entrevista que le hice para Papeles de relaciones ecosociales. La primera: e l presidente Trump se negó a firmar una declaración conjunta negociada durante la última cumbre del G7. ¿Ha pasado a mejor vida el G7? Trump evitó las sesiones sobre el cambio climático y los océanos del mundo. ¿No están estos temas de alto y urgente voltaje en la agenda imperial? ¿Han enloquecido o piensan que una futura tecnología por inventar lo resolverá todo antes de la caída suicida en el precipicio?El G-7 es como un club de viejos ricos que se reúnen para revivir pasadas glorias. China es la primera potencia comercial del mundo, por encima de EEUU. India es más potencia que Francia o Gran Bretaña, ya no digamos Italia, que lleva una década en crisis crónica. La potencia de Rusia se ha triplicado en los últimos diez años. La única llave que mantiene el G-7 es su control sobre las finanzas mundiales, pero ese control tiene los días contados, a medida que las nuevas potencias económicas –las llamadas economías emergentes- establezcan sus propios mecanismos, que los están haciendo ya, sin prisas, pero sin pausas. El G-7 puede retrasar, pero no detener la construcción de un nuevo sistema financiero mundial. Cuando eso ocurra, el G-7 simplemente desaparecerá.
Trump ha amenazado a medio mundo con una guerra comercial. El país del neoliberalismo más extremo parece apostar ahora por el proteccionismo. ¿De qué van estas amenazas?
Hay mucha manipulación en el tema del proteccionismo. Casi todos los países lo son, en menor o mayor grado. EEUU lo ha sido desde su fundación, como puso de manifiesto el economista Rabi Batra, a mediados de los 90 del pasado siglo, en su obra El mito del libre comercio . La Unión Europea es proteccionista y practica el dumping contra los países pobres en productos diversos como el azúcar. La UE se ha llenado de reglamentos imposibles de cumplir para impedir la entrada de vehículos chinos e indios. A EEUU le interesó el libre comercio mientras era la primera potencia industrial del mundo, como a Inglaterra le convenía el libre cambio en el siglo XIX. La desindustrialización estadounidense, producto de la deslocalización de empresas buscando mano de obra esclava, provocó el colapso de las urbes industriales, como Detroit. Trump intenta revertir ese proceso por dos medios. Uno es premiando a las empresas que reinviertan en EEUU y castigando a las que no lo hacen. El otro es declarando guerras comerciales. Ambos son inciertos. Un obrero estadounidense no aceptará trabajar por salarios de hambre; eso lo hacen los inmigrantes sin cualificación. Las guerras comerciales las gana siempre la potencia industrial y eso son China, Alemania y Japón. Mantener a un soldado estadounidense cuesta 240.000 dólares anuales, un soldado chino cuesta 25.000. Extrapole estas cifras a la economía y tendrá las respuestas. Por otra parte, no hay que engañarse, la guerra comercial de EEUU contra China busca también debilitar a China, considerada por EEUU la mayor amenaza a la hegemonía de estadounidense. Yo aviso, en mi nuevo libro, que vamos a un conflicto mundial en diez o quince años, si no ocurre antes un milagro.
Tras el señalamiento de Rusia y China como rivales estratégicos por parte de EEUU en su recién adoptada política de seguridad nacional, ¿cabe imaginar que China apostará por doblar el blindaje de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) para evitar que más frentes se sumen a las numerosas tensiones que ahora mismo debe gestionar (por ejemplo, la militarización del Mar de China meridional)?
Para Rusia y China la OCS es una apuesta estratégica y de largo alcance. El ingreso de India y Paquistán, este 2018, ha logrado el milagro de sentar en el mismo foro a dos países enemigos desde 1947 y con tres guerras de por medio. La OCS tiene una extensión territorial como África y casi la mitad de la población mundial. EEUU ha intentado sin éxito manipular a India contra China, pero ha ocurrido lo contrario. China e India han entrado en su mejor periodo de relaciones este 2018. Es uno de los temas que abordo en mi nuevo libro. La OCS es, posiblemente, el mayor movimiento geoestratégico del siglo XXI, junto al de Nueva Ruta de la Seda, y esos dos movimientos van de la mano.
¿Cómo ve la aproximación USA-Corea del Norte? ¿Estamos más cerca de escenarios de acuerdo que de escenarios de enfrentamiento nuclear?
Es otro de los temas que abordo en el nuevo libro. Hay que entender una cuestión esencial y es que el tema coreano no es bilateral, ni mucho menos. Es una mesa con cinco comensales: Corea del Norte, Corea del Sur, EEUU, China y Rusia, los mismos países que combatieron en la Guerra de Corea, de 1950 a 1953. El acuerdo de paz y desnuclearización de la península coreana se hará con esos cinco o no será. Hay demasiados intereses de por medio, sobre todo militares y geoestratégicos, sin olvidar los económicos y energéticos. Los dos presidentes coreanos se reunieron el pasado septiembre, pero la última palabra la tienen, por parte de Corea del Sur, EEUU y, por parte de Corea del Norte, China y Rusia. Es así.
¿Qué está pasando en Nicaragua? ¿Justa y comprensible rebelión popular-ciudadana? ¿Movimientos sociales teledirigidos por el Imperio y la reacción terna? ¿Rebelión inicial transformada en cosa muy distinta en pocas semanas?
La situación de Nicaragua no es fácil de explicar, pues ha habido y hay mucha desinformación.
Inténtelo, por favor, la ciudadanía de izquierdas lo necesita
Primero, aclarar que no hubo ninguna rebelión popular. Hubo protestas que se generalizaron en ciertos barrios y en algunas ciudades, pero muy lejos de lo que fue la insurrección popular de 1978. En el país funcionan casi 60 universidades, muchas de ellas con centros universitarios regionales, y hay unos 170.000 estudiantes. No hubo ningún incidente en las universidades privadas y sólo una parte de las públicas se vieron fuertemente afectadas. La virulencia de algunas protestas sorprendió a todos. Tengo la impresión que hubo momentos en que tanto el gobierno como los dirigentes de las protestas perdieron el control de los hechos. Los tranques de las principales carreteras acentuaron el enfrentamiento, agudizándolo. Estos tranques fueron el principal medio para intentar provocar la caída del gobierno. A partir del momento en que quedó claro que no eran simples protestas, sino un esfuerzo coordinado para tumbar al gobierno, se cayó en una espiral de enfrentamientos violentos entre policía y manifestantes y entre sandinistas y anti-sandinistas. Ahora bien, que nadie se engañe. Del espíritu de las protestas originales queda poco, casi nada.
¿Qué pasa entonces ahora?
Ahora quienes dirigen la campaña contra el gobierno nicaragüense son el gran empresariado, los obispos católicos más reaccionarios y EEUU. Si el gobierno de Daniel Ortega hubiera caído, lo habría sustituido uno de extrema derecha. Hay un grupo de sandinistas disidentes dentro de las fuerzas antigubernamentales, pero no tienen peso. Pese a ello, sus conexiones internacionales han sido efectivas en transmitir una situación que no es la real. Para ponerle un ejemplo, el 7 de septiembre llamaron a un paro nacional. Ese paro sólo fue seguido por los grandes empresarios y sectores acomodados. A nivel popular, su seguimiento fue casi inexistente. No me lo ha contado nadie. Lo vi yo, que recorrí 500 kilómetros por varios departamentos para tocar la realidad con los pies y eso es lo que vi. Me da una pena infinita lo que ha pasado, pero la realidad es que la derecha dura es la que más se ha beneficiado de esta desgraciada situación y los pobres han sido las grandes víctimas, como suele pasar. Ahora andan en gestiones en EEUU, con la derecha republicana, presionando por sanciones draconianas contra Nicaragua y buscando cómo provocar la intervención estadounidense y la ruina general del país, como forma de provocar la caída del gobierno. Aunque se envuelvan en banderas nacionales, la semilla de la traición la llevan en los genes.
Con Colombia, ¿la OTAN llega al Pacífico?
No, en absoluto. Desde 1924 la oligarquía colombiana es la voz de su amo. El acuerdo con la OTAN es cosmética política, para reconfirmar ante EEUU la sumisión de Colombia. Ningún país latinoamericano tiene verdadera relevancia geopolítica. Están separados del resto del mundo por dos océanos, son económica y tecnológicamente atrasados y sus ejércitos son más de desfile que de combate actual. Hay que pensar que los aviones de guerra más modernos de la región son unos F-16 que Holanda dio de baja en 2004 y que compró Chile. Brasil adquirió unos Saab suecos que no resistirían ni tres minutos ante los aviones o misiles de penúltima generación rusos o estadounidenses. No, Colombia no agrega absolutamente nada a la OTAN, salvo colgar su bandera.
En una entrevista de Ewn MacAskill y Alex Hern a Edward Snowden publicada en The Guardian, señalaba Snowden: "El Gobierno y las empresas se han aprovechado de nuestra ignorancia, pero eso está llegando a su fin". ¿Estamos en este escenario?
No lo creo. El poder de los medios de comunicación occidentales sigue acrecentándose. Cada día más medios se concentran en menos manos. Ocurre lo contrario, el control se hace mayor, como puede verse en el tema de la carrera armamentista de la OTAN. Ningún medio comenta nada, mientras en las fronteras rusas se multiplica la presión atlantista sobre ese país, acrecentando el riesgo de una guerra. Nadie informa nada o lo informa al revés.
Tomemos un respiro si le parece,
Me parece.
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Fuente: El Viejo Topo, n.º 370, noviembre de 2018.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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