domingo, 5 de octubre de 2014

AVE, Corrupción y las mentiras del PP en Murcia



Donde dije soterrado, digo en superficie

Hace tres años dejé mi casa de Santiago el Mayor en Murcia y cambié de ciudad. Primero viví en Sevilla y ahora en Santiago de Chile. Desde hace unos meses tengo la sensación, casi la certeza, de que a mi regreso el que fue mi hogar durante más de 25 años no va a estar allí. Lo más duro es que no es una decisión que vayan a tomar mis padres, ni siquiera yo. Es una decisión que han tomado unos señores ajenos a mi familia, a mi barrio, a mis ideales... Es la decisión de los políticos del PP. Es posible que si no me doy prisa en volver a Murcia, cuando llegue mi casa no esté allí y si lo está será con unas preciosas vistas al muro de 5 metros que Adif, con ayuda del Gobierno Regional, habrá colocado para que el AVE seccione la ciudad entrando en superficie a la Estación del Carmen.

Para los que no tengan el placer de ser o conocer Murcia os describo mi barrio. Santiago el Mayor está situado al sur de la capital. No podemos decir que esté a las afueras, en los límites en los que ya no hay civilización o alejado de ella, no. Todo lo contrario, está al sur pero es un barrio bastante céntrico. En apenas 10 minutos andando llegas al Ayuntamiento y en 15 a la Universidad. Con el boom inmobiliario fue extendiendo sus fronteras, recibiendo nuevos habitantes y ampliando sus comercios. Se trata de una zona en la que conviven pacíficamente personas de todas las edades y condición social. Vecinos de toda la vida interactúan con los recién llegados y los nuevos comercios han ido haciéndose un hueco entre los más tradicionales. Puede que no sea un barrio lujoso pero es un barrio agradable, lleno de vida.

A pesar de todo esto, Santiago el Mayor siempre ha tenido un problema arquitectónico contra el que sus habitantes llevan décadas luchando: el paso a nivel. Al poco de instalarnos en el barrio -yo tenía cuatro años cuando lo hicimos, ahora 32- mi madre empezó a llevarme con ella a las reuniones de la Plataforma a favor del soterramiento que tenían lugar en la Asociación de Vecinos del Barrio del Progreso. No recuerdo mucho de aquellos encuentros porque era muy pequeña, pero sí sé que la sala en la que se reunían era muy fría y que en ella, mientras yo hacía garabatos en un folio, un grupo de personas discutía, no solo la necesidad de soterrar el paso a nivel fronterizo entre El Carmen y Santiago el Mayor, sino también la forma en que harían escuchar sus peticiones ante los organismos oportunos.

Con los años, su esfuerzo, su lucha, sus recogidas de firmas, sus protestas e, incluso tras sufrir alguna detención tan disparatada como aquella en la que visitaron el calabozo miembros del plataforma realmente "peligrosos" -los detenidos fueron el cura del barrio, un ama de casa de 40 kilos y un bebé de seis meses-, consiguieron en 2006 un convenio y una promesa: la zona que actualmente ocupan las vías del tren se convertiría en una preciosa zona ajardinada. Los vecinos celebraron su victoria; por primera vez parecía posible, iba a suceder, llegaría el día en el que el tren no interrumpiese la vida de los de "Quitapellejos". 


Años después, quiso el ego del Gobierno Regional retractarse de todo lo que había ofrecido y actuar como más le gusta, es decir, con mentiras y cobardía. Fue así como decidió tragarse su promesa, bajarse los pantalones en Madrid y hacer entrar en Murcia el AVE en superficie. Con la llegada de la alta velocidad las vías ya no estarían a ras de suelo, ahora estarán sobre un muro de unos cinco metros, ocupando el viejo trazado e impidiendo el acceso de los vecinos del sur de Murcia al resto de la ciudad y lo más preocupante, tapiando el acceso a los servicios básicos que se encuentran al otro lado de la vía.

Los que no seáis de Murcia no lo entenderéis pero los vecinos de Santiago el Mayor tenemos el centro de salud al otro lado del paso a nivel. No está a más de 4 minutos andando pero para llegar, como decía, tenemos que cruzar. Lo mismo sucede con otros servicios como Correos, institutos, colegios, algunos bancos, comisaría de policía... Desde el momento en que empiece a construirse el AVE será imposible acceder a ellos y la solución pasará irremediablemente por coger el coche, ya que la única forma de salir del barrio será por carretera. Es vergonzoso y triste.

Para empezar nunca he entendido la necesidad del AVE en Murcia. Tristemente todo este proyecto y ese interés por hacer llegar la alta velocidad a nuestra Región, al igual que a otras ciudades, me ha sonado siempre como lo de los aeropuertos, es decir a concurso entre los políticos españoles para ver quién la tiene más grande. Pero dejando a un lado la discusión sobre la necesidad o no del AVE, lo que resulta realmente preocupante, el problema, lo triste, lo verdaderamente escandaloso es el "engaño" que los vecinos de Murcia hemos sufrido con promesas falsas durante más de 20 años. 

Lo que hace que nos llevemos las manos a la cabeza y nos preguntemos qué clase de personas son las que se sientan en el poder, a qué tipo de individuos les hemos confiado nuestra Región, es el trato que se ha estado dando a todos los que van a quedar prácticamente sepultados por la incompetencia, la falta de compromiso y la deslealtad de los señores del PP. 

El señor Cámara -por llamarlo de algún modo- encabezó una de las grandes manifestaciones a favor del soterramiento. Asusta la facilidad con que estos señores intentan mentir a sus votantes ¿Cómo puede alguien ponerse frente a miles de personas defendiendo una causa que sabe perdida por culpa de usureros como él? 

Cuando nuestro eterno presidente, Valcárcel, abandonó la Región para marcharse a Bruselas, su sustituto, el señor Garre confirmó lo que todos sabíamos, que el tren entraría en superficie. No creo que lo decidiese él, supongo que era una orden y una condición de su antecesor, aunque eso ya no importa. 

Lo que importa es que los vecinos de aquellas zonas donde la alta velocidad entre en superficie van a quedar aislados de sus servicios básicos y perderán calidad de vida. En Santiago el Mayor el nexo de unión con el centro quedará tapiado. Un muro vergonzoso contemplará como se arruinan los negocios y las vidas de los que queden allí. Con el paso del tiempo, lo que es una zona llena de vida, irá perdiendo habitantes. Todos los vecinos que puedan acabarán abandonándolo porque el simple hecho de ir al instituto, al colegio, realizar tareas cotidianas o ir al médico se convertirá para muchos, especialmente para los ancianos, en una tarea imposible. Así que poco a poco los negocios de toda la vida, los que hacen que el barrio sea un lugar animado y agradable, tendrán que cerrar y se instalará la inseguridad ciudadana con el abandono de locales. Santiago el Mayor se habrá convertido en un gueto encerrado entre un acceso a autovía y un muro. En definitiva, así es como se mata un barrio: con poca vergüenza, incompetencia y deslealtad.

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