Los sueldos que hay que recortar
La gente no tiene ni idea de lo que ganan los que perciben las retribuciones más elevadas.
Muchos economistas venimos reclamando en los últimos años
medidas para disminuir las cada vez mayores diferencias salariales que
se dan en las empresas. No es una idea novedosa porque se sabe desde
hace mucho tiempo que esa brecha resulta muy negativa si es demasiado
grande. El conocido gurú de las organizaciones Peter F. Drucker afirmaba
que en la empresa se mina la moral y se genera un resentimiento muy
negativo cuando los salarios más altos son más de 20 veces mayores que
los más bajos, y el Premio Nobel de Economía Jan Tinbergen decía que la
empresa y la sociedad en su conjunto se resienten a partir de una brecha
salarial de cinco a uno.
Sin embargo, cuando algunos partidos políticos han recogido esta
demanda de menor desigualdad salarial enseguida se han producido
reacciones en contra, no solo por parte de quienes se supone que son
entendidos en la materia sino también por la gente más normal y
corriente. La propuesta se suele criticar diciendo que recortar los
salarios más elevados supondría un desincentivo que haría que muchas
personas dejen de trabajar con esmero o en tareas especialmente gravosas
o que requieran una especial dedicación, formación o inversión previa
de recursos.
Es muy cierto que eso ocurriría pero solo si las diferencias fuesen
ya bastante estrechas y los salarios de arriba no muy altos, algo que no
es lo que ocurre ni mucho menos en la realidad. Dos investigadores de
la Harvard Business School y de la Universidad de Chulalongkorn acaban
de publicar un trabajo con resultados muy significativos sobre este
asunto.
En Estados Unidos, la brecha salarial real entre lo que cobra el
directivo mejor pagado de una empresa (12.259.894 dólares) y el
trabajador medio (34.645 dólares) es de de 354 a uno. Pero cuando se
pregunta a la población estadounidense que cuál cree que es esa
diferencia responde que 30, y cuando se le pide que diga cuál debería
ser a su juicio la brecha ideal dice que de 6,7 a uno, es decir 53 veces
más baja que la que existe en realidad.
España es el cuarto país, de los 40 estudiados, con mayor brecha
salarial en el interior de la empresa, 127 a uno. Pero la población
española cree que es mucho menor (8,5 a uno) y considera que lo ideal
sería que fuese de tres a uno, esto es, 42,3 veces más baja que la real.
Dos cosas están claras entonces. La primera, que en España la gente
no tiene ni idea de lo que ganan los que perciben las retribuciones más
elevadas. La segunda, que si lo supieran los españoles serían
partidarios de que se recorten por arriba esos ingresos porque los
consideran desproporcionados.
Ganaríamos al tener más justicia social, empresas más eficaces y
mayor empuje de la demanda en favor de las actividades que crean empleo.
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