Carta abierta a las y los socialistas republicanos y antineoliberales
Conocemos a muchas personas que, siendo socialistas
democráticos y de izquierdas cabales, siguen en el PSOE. Otras y otros
lo hemos abandonado ya, o bien nos hemos desinteresado sin importarnos
nuestra situación en el mismo y sin aceptar su disciplina.
Nuestra actitud crítica, ya sea dentro o fuera del PSOE, responde a
un compromiso con las ideas fuerza del socialismo de origen marxista, de
clase y comprometido con el ideal republicano, tanto como concepto
político de combatir el dominio de los poderosos sobre las clases
trabajadoras y populares, como de cambio de régimen, con una jefatura de
estado elegida democráticamente y responsable ante la ley, que en el
caso del Estado español signifique el fin del súbdito y el surgimiento
del ciudadano. Una república federal, plurinacional y pluricultural, que
reconozca los derechos totales de los pueblos que la conformen. Una
Constitución nueva que reconozca los derechos sociales, blinde el sector
público y permita la construcción del socialismo en libertad.
El PSOE, desde hace ya muchos años, sólo provoca disgustos y
frustraciones, incluso vergüenza en excesivas ocasiones, a las personas
socialistas. Socialistas que queremos el reparto de la riqueza, la
defensa de la naturaleza y el medio-ambiente, los derechos sociales, un
poderoso sector público que controle en beneficio general todos los
servicios a la ciudadanía y la producción estratégica, la soberanía
popular y el control democrático real del pueblo sobre sus
instituciones. Nos importa la economía social, una economía al servicio
de las mayorías y no en beneficio de las minorías. Buscamos una profunda
regeneración democrática que acabe con los corruptos y quienes han
consentido estas prácticas, se han beneficiado de ellas o han permitido
la continuidad de personajes corrompidos y caciquiles en cargos
públicos. Trabajamos, en suma, por un proyecto de transformación social,
por la igualdad y la justicia desde el socialismo democrático, proyecto
que el PSOE abandonó hace tiempo.
Pero creemos que hay más. Vivimos una profunda crisis social motivada
por una crisis capitalista, tanto financiera, como de producción y una
creciente desindustrialización. Una globalización injusta y neoliberal
que está provocando millones de víctimas inocentes tanto en España como
en el resto del mundo. Los millones de paradas y parados, así como
personas en riesgo de exclusión social y personas empobrecidas, están
sufriendo el egoísmo y la depredación de las viejas, pero siempre
poderosas, oligarquías. Pero igualmente denunciamos la colaboración
necesaria con ellas y sus beneficios por parte de los diversos gobiernos
de turno. En este sentido, las cúpulas del PSOE han contribuido a esta
situación, mediante reformas laborales y de los sistemas de pensiones y
el total descontrol sobre la banca privada, cuando no un apoyo descarado
a sus intereses. También han colaborado en la bancarización de las
Cajas de Ahorros, la desindustrialización o las privatizaciones y la
venta de patrimonio público, tanto industrial como de servicios, a
empresas y grupos privados para que estos hagan negocio con bienes
creados por el pueblo y el Estado, contribuyendo a la desposesión de las
clases populares.
Los dos últimos mandatos de Felipe González y los gobiernos de
Zapatero, se distinguieron por la adopción de medidas desreguladoras,
privatizadoras y negativas tanto para el sector público, como para la
ciudadanía, acabando con la Banca Pública. Una Banca Pública que
funcionaba bien y en cuya privatización y desmoche, tanto González, como
Aznar y Zapatero son equiparables. A los hechos, los decretos y las
hemerotecas nos remitimos para efectuar estas duras pero tristemente
ciertas afirmaciones.
El PSOE, preso de una oligarquía profesionalizada, ligado a bancos,
grupos de información e interés y aliado en ocasiones con sectores de la
oligarquía, es parte del sistema y del entramado económico-político,
que tiene como clave de bóveda a la monarquía y al monarca como garante
del pacto social no firmado, pero férreamente sostenido. El PSOE nunca
votará en favor de nada que ponga en peligro el sistema y el régimen del
78.
Es justo reconocer que ha habido aportaciones positivas, sobre todo
en materia de derechos civiles, construcción de una administración más
moderna, protección social, pensiones, educación y salud públicas,
principalmente en los primeros años de gobiernos socialistas. Sin
embargo, esto se construyó en base a las privatizaciones y no al fomento
de unas clases obreras industriales cualificadas o trabajadoras con
derechos estables y sueldos dignos que pudieran mantener las
prestaciones sociales. El peaje para ingresar en la Unión Europea a la
larga ha sido demoledor. Finalmente y para acrecentar el sufrimiento de
las clases populares, se reformó el artículo 135 de la Constitución,
poniendo los intereses de los bancos y los fondos tenedores de la mal
llamada deuda pública por encima de los de las personas y lo público.
Muchas y muchos de nosotros durante años hemos criticado la
deslocalización y los cierres industriales, las privatizaciones y la
corrupción. Hemos dado la cara, nos hemos ido con dolor, pero sabiendo
que era lo mejor. Otros habéis continuado luchando dentro. Pero sin
conseguir cambiar el rumbo de un partido que con los años se ha ido
tornado cada vez más liberal.
¿Qué os invitamos a pensar y a hacer?
El pueblo en 1982 venció las elecciones, pero le fue arrebatada la
victoria. Muchas cosas que se esperaban no llegaron y el régimen se
consolidó.
En estos momentos estamos también ante una situación de quiebra y
crisis de régimen. Ante esto, las personas socialistas podemos hacer dos
cosas, o apuntalar el PSOE y legitimarlo propiciando que, mediante
algunos cambios cosméticos pactados con el PP y el rey, mantenga el
injusto sistema al que ha derivado la errónea gestión de lo nacido en el
78, o bien estar junto con las fuerzas destituyentes y por un cambio
democrático real. O bien estamos con las clases populares en marcha, o
nos quedamos con el stablishment y la corona. O estamos por el reparto, o
seguimos sosteniendo lo que queda de un estado del bienestar en crisis,
cada vez más reducido. O estamos con los que apoyan el TTIP y los
tratados EE.UU-UE que van a arruinar todavía más nuestro tejido
productivo, los derechos sociales y laborales, o nos situamos, de
verdad, o con quienes se enfrentan a la globalización neoliberal y la
resistencia frente a las políticas de la Troika.
Desde el respeto y la comprensión, seguir en el PSOE legitima todas
esas políticas que ahora el PSOE propone. Y, admitámoslo, los cambios
son imposibles, pues es un partido sistémico cuyas cúpulas están copadas
por socioliberales.
Es por eso que creemos que, desde la izquierda, la socialdemocracia
de clase y consecuente, el socialismo transformador, la lucha de clases y
la profundización en la democracia, hemos de construir una alternativa
socialista al servicio de las clases populares, por el reparto de la
riqueza y por la República.
Hemos de construir juntas y juntos un Partido Socialista que, desde
la herencia marxista y desde la socialdemocracia histórica, implemente
el ecosocialismo, la defensa de la madre tierra, sabiendo que mientras
domine el capitalismo, el mundo camina directo hacía su destrucción,
mediante el cambio climático, desastres ambientales y un consumo suicida
de hidrocarburos. Pero también un mundo sin derechos, libertades o
dignidad en el trabajo, la enfermedad o la vejez. Con una democracia
cada vez de peor calidad.
El socialismo, su historia y su aportación intelectual y de acción al
movimiento obrero español y a la causa antifascista, no merece su
disolución. Nuestra tradición no merece diluirse en algo por inventar y
totalmente ajeno a la tradición socialista. Tenemos derecho a la
existencia propia, tal y como deseó Pablo Iglesias, y somos capaces de
contribuir a potenciar y darle credibilidad a un frente amplio,
democrático y participativo, por el cambio real, desde el socialismo.
Hay ideas, hay izquierdas y derechas. Las derechas no renuncian.
Nosotras tampoco. Vencer a los dominadores exige no solo vencer unas
elecciones. Los que hemos estado en el PSOE o estamos todavía en
posiciones críticas dentro de él, sabemos que ganar solo unas elecciones
no sirve para nada. El poder lo tienen otros. Por eso sin un fuerte
tejido social y partidario, sólido y convencido, que resista embates y
se enfrente de una vez a la oligarquía, no hay nada que hacer. Hacen
falta esas ideas y esas ilusiones. Tenemos que ilusionar, convencer y
tener un proyecto de futuro. Y ese proyecto, es el socialismo
democrático. El socialismo.
Para construir el proyecto socialista hacen falta socialistas
organizadas que rescaten el socialismo para las clases trabajadoras y
populares. Os invitamos a construir esa fuerza. Algunas y algunos ya
estamos trabajando en ello. Hemos levantado un proyecto, hemos creado un
partido, Alternativa Socialista www.cli-as.org, pero lo hemos hecho
pensando en tener un foco de resistencia, trabajo, colaboración y en
crear el polo socialista de la unidad popular frente al neoliberalismo y
el régimen. Dado que ya estamos presentes en los procesos de los
Ganemos, las Marchas de la Dignidad u otros elementos deconstituyentes
en marcha y por tanto, ofrecemos nuestra presencia a todas las personas
que se sientan socialistas y quieran trabajar por la unidad y la
transformación social.
No pretendemos el monopolio de nada, ni protagonismo, más allá de
estar ya dando la cara en nombre del socialismo. Tenemos voluntad de
hablar, de pensar, de reflexionar y hacer algo juntas y aportar nuestra
corta pero ya rica experiencia fuera del PSOE, no para hegemonizar, sino
para construir juntas y juntos.
Invitamos a reflexionar, hablar, actuar y construir. Pero… tenemos muy poco tiempo.
Secretariado Permanente de Alternativa Socialista.
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