El gran escándalo de la banca privada
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Una de las principales causas de la crisis de la banca privada es la
actividad especulativa de las instituciones financieras, consecuencia de
la desregulación del sistema financiero, resultado de la aplicación de
las políticas neoliberales llevada a cabo por gobiernos a los dos lados
del Atlántico Norte, es decir, EEUU y la Unión Europea (y muy en
especial en los países de la Eurozona). La paralización de la actividad
crediticia (es decir, que los bancos dejaran de prestar dinero)
contribuyó enormemente a la crisis económica. Las pequeñas y medianas
empresas, que son las que producen más ocupación en la mayoría de
países, dejaron de poder acceder al crédito, no consiguiendo dinero
prestado. Y lo mismo ocurrió con las familias. Estas no pudieron obtener
crédito, con lo que tuvieron que disminuir la demanda de productos y
servicios, paralizando la economía.
De ahí que hubiera una movilización de los Estados, asesorados por
economistas próximos a la banca, para salvar al sistema financiero, es
decir a la banca, a fin de reavivar la economía, utilizando la imagen de
que el sistema financiero es el sistema circulatorio del cuerpo
económico, permitiendo que la sangre circule a través del organismo. Y
se dieron millones y millones de euros públicos a la banca privada
(solamente España, entre 2009 y 2012, comprometió unos 108.000 millones
de euros públicos en ayudas según el Tribunal de Cuentas, lo que
representaba casi un 10% del PIB de 2012). Puede que la expresión “se
dieron” sea un pelín exagerada. Pero el Banco Central Europeo (BCE) ha
estado prestando a los bancos privados europeos, a unos intereses
irrisorios, cientos de miles de millones. Solo este año ya hay previsto
inyectar 400.000 millones de euros a la banca para intentar que fluya el
crédito.
Ya pesar de ello, el crédito ni está ni se le espera. Los
bancos recibieron el dinero y lo utilizaron para otros propósitos, como
por ejemplo, comprar deuda pública a unos intereses elevadísimos del 4 ó
el 6% (en el caso de Grecia, 13%, cifra que se alcanzó en 2011), lo que
ha significado uno de los negocios más redondos que uno pueda
imaginarse. Suponga que usted recibe millones de euros a unos intereses
más bajos del 1%, y compra bonos que le generan unos intereses del 4 ó
el 6% con solo apretar un botón. Pues bien, se lo crea o no, esto es lo
que la banca privada ha estado haciendo.
La pregunta que debería hacerse el lector es: ¿por qué el BCE le
presta dinero a la banca privada y no a la banca pública y a los Estados
para que estos no tengan que pedir prestado dinero a los bancos
privados, que les exigen unos intereses elevadísimos, creando una enorme
deuda? El hecho de que el Estado tenga que pagar unos intereses tan
elevados es porque no tiene otra manera de poder conseguir dinero en la
UE que no sea a través de la banca privada. El BCE dice que las
normativas que lo regulan no le permiten prestar dinero a los Estados. Y
para mayor escarnio, la banca privada tiene unas agencias de evaluación
de la deuda pública (es decir, de la supuesta viabilidad de los
Estados) que mienten y manipulan la calificación de esa deuda, de manera
que a peor “rating” le dan las agencias, mayores son los intereses que
tiene que pagar el Estado. Es un escándalo que se permita que esto
continúe debido a que la banca tiene una enorme influencia en el BCE
(que en realidad es un lobby de la banca privada, y cuyo Presidente fue
directivo de Goldman Sachs) y en la Comisión Europea, que es, por
cierto, la Comisión más neoliberal que haya existido en su historia. La
banca también ejerce una gran influencia en el gobierno presidido por la
canciller Angela Merkel y otros gobiernos de la misma sensibilidad
neoliberal, como lo es el español.
Otra alternativa es posible: la banca pública
La situación actual es insostenible. El
BCE continúa “regalando” (400.000 millones de euros solo este año), es
decir, prestando, dinero a la banca privada a unos intereses bajísimos
(0,05%) y, sin embargo, se continúa sin generar crédito. Pero hay una
alternativa fácil de ver: que todo este dinero que se ha gastado el BCE
vaya a un banco público en cada Estado, garantizado por el Banco Central
Europeo, que debería tener como misión facilitar el crédito. Esto es lo
que ocurre en muchos países como, por ejemplo, EEUU, el cual tiene un
Banco Central (el Federal Reserve Board) que ejerce tal función:
garantizar el crédito al Estado federal y a los Estados. Este Banco
Público Central podría incluso ir más allá, y crear bancos públicos a
base de los depósitos del Sector Público. Por ejemplo, el Estado de
North Dakota, en EEUU, tiene un banco público en el que el Estado
invierte, por ley, todos sus ingresos públicos. No es un banco de
accionistas. Fue fundado en 1919 por inmigrantes escandinavos (noruegos
en particular), que eran muy críticos con la banca privada y con Wall
Street, el centro financiero de aquel país. Su función principal es
ofrecer y garantizar el crédito a las instituciones del Estado. Y así se
ha conseguido que sea el único Estado que no ha tenido un problema
grave de crédito en EEUU durante la crisis. Ha podido así permanecer en
un equilibrio fiscal (con superávit en sus cuentas), siendo North Dakota
uno de los Estados con menos desempleo. Pero North Dakota no es una
excepción en el mundo. En realidad, el 40% de todos los bancos en el
mundo son públicos, incluidos los bancos de los altamente exitosos BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Y en Europa y en la UE, el
sector bancario público es extenso y juega un papel clave en el sector
financiero de los países.
En realidad, varios estudios recientes escritos por los profesores
Von Mettenheim y Andrianova han mostrado que, en general, aquellos
países que tienen un sistema bancario público han crecido más
rápidamente que los países con sistemas bancarios privados. Y lo que es
incluso más importante es que tales bancos públicos han sido, en
general, menos corruptos y especuladores que los bancos privados, y han
tenido mayores beneficios. En base a esta experiencia, sería de desear
que el BCE se convirtiera en un banco público que prestara a los Estados
a través de los bancos centrales de cada país, y que estos también
ofrecieran crédito a las pequeñas y medianas empresas. Los bancos
públicos podrían complementarse con cooperativas de crédito, banca ética
y otras formas de instituciones financieras que no tienen la usura como
objetivo central. Que ello es posible queda demostrado con esta
experiencia internacional. ¿Por qué, pues, no se hace? Pues porque la
banca privada domina hoy el poder político de los Estados. Si no se lo
cree, vea la reacción de los políticos y de los medios a la muerte del
mayor banquero de España, el Sr. Botín. La cobertura y homenaje a su
figura fue la apropiada casi para un Jefe de Estado. ¿Se da cuenta?
Como siempre, el mayor escándalo ocurre en los países periféricos y, en especial, en España
España es hoy uno de los países del mundo con un menor tamaño de la
banca pública. Los gobiernos Zapatero y Rajoy se han cargado la banca
pública, siendo el país en la Eurozona que tiene menos bancos públicos.
El gran dominio del espacio bancario corresponde a la banca privada, que
además está sumamente concentrada, con quince bancos dominando dicho
espacio, siendo tres -Banco de Santander, BBVA y CaixaBank- los que
dominan el sector. El sector cooperativo (cooperativas de crédito)
representa un espacio enormemente reducido (un 6%), en contraste con
otros países europeos que alcanzan el 30%, como Austria, Holanda,
Francia, Italia y Suiza. Alemania, por cierto, es uno de los países con
mayor espacio público en el sistema bancario.
Y, no sorprendentemente, la banca privada española es de las que
tiene mayor número de sucursales en paraísos fiscales. La privatización
de las Cajas se debió, única y exclusivamente, a razones ideológicas,
pues muchas de ellas, como La Caixa, eran altamente eficientes y
rentables. Y no eran las únicas. Fue el enorme dominio de la banca
privada sobre las instituciones del Estado el responsable de la
eliminación del sistema de Cajas, entidades de ahorro colectivo.
Y cuando se ha invertido mucho dinero para salvar algunas cajas,
controladas políticamente por el Partido Popular (por un total de
120.000 millones de euros, como señala Andreu Missé en su editorial de Alternativas Económicas,
una de las revistas económicas más interesantes en España), creándose
Bankia (uno de los pocos bancos públicos que todavía existen y que ha
sido saneado, resultado del intervencionismo público), se ha querido
privatizar a un precio que significa una gran ganancia para la banca
privada y una enorme pérdida para el contribuyente, todo ello
innecesario si se hubiera mantenido como entidad pública, con el mandato
de garantizar el crédito. Y así estamos. Spain is, claramente,
different!
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