Casa Real Corrupción — 30 junio 2014
Invitó a Paco Camps y Rita Barberá a la Zarzuela para cerrar el “negocio” con Urdangarín, que le esperaba en una sala contigua, se entrevistó personalmente con el presidente del BBVA, Francisco González y con el de Iberostar, Lottusse y Camper, Miguel Fluxá y envió emisarios para negociar con directivos de esas empresas y de otras como Mutua Madrileña, logró apalabrar un patrocinio del rey Abdulá y del príncipe Salman (Arabia Saudita) por 110 millones de euros y metió a sus 3 hijos (Elena, Cristina y el hoy rey Felipe VI) y a su esposa (Sofía de Grecia) en el “sindicato”. La gigantesca mentira con que se ha construido el “caso Urdangarín” para separar del mismo a Juan Carlos de Borbón sonrojaría a cualquier jurista o estudiante de derecho, pues la catarata de pruebas, indicios y alertas son de tal calibre que avergüenzan por la escasa consistencia y el enorme infantilismo del engaño. Diego Torres, el colaborador más cercano del yernísimo, lo cuenta en el libro “Urdangarin y la Copa América”, publicado con pseudónimo en Canadá, cuyo contenido reproducimos textualmente:
“Los documentos incorporados al sumario también nos han permitido saber que el rey llegó a invitar a Francisco Camps y Rita Barberá a una reunión con Urdangarin en el palacio de La Zarzuela. Y, por supuesto, sabemos que había hablado infinidad de veces con Camps en relación a la celebración de la Copa América en Valencia. Los documentos muestran más allá de toda duda que el rey estaba al corriente y que realizó diversas gestiones para conseguir el dinero necesario para Ayre.
Los correos confirman, por ejemplo, que sostuvo reuniones con el
director del proyecto, que envío emisarios a hablar con empresas como Camper y que él se encargaba personalmente de hablar con el presidente del BBVA. Finalmente el rey consiguió apalabrar un patrocinio de 110 millones de euros para el equipo. Si no se materializó finalmente fue sólo porque la celebración del evento acabó alejándose de España”, señala Torres.
Y añade: “Pero no sólo es el rey quien aparece en esos correos. Los documentos incluidos en el sumario muestran que la infanta Cristina conocía también el proyecto, hacía de intermediaria en algunas gestiones del rey y que tenía previsto un cargo en el equipo. Más aún, la infanta Elena también había dado su aprobación a participar en el proyecto y el propio príncipe Felipe aceptó la presidencia de honor y figuraba en el organigrama que se presentó a los medios de comunicación”.
Diego Torres confiesa que “el rey ayudaba muy gustoso a su yerno en estas actividades profesionales. No lo hacía sólo pasivamente, cuando se lo pedían, sino que de forma proactiva participaba en el proyecto. Tal era su nivel de compromiso con la iniciativa de Urdangarin que el Desafío Español, que en su día nació gracias al rey, se llegó a sentir amenazado. El entusiasmo de don Juan Carlos
era tan grande que en ocasiones se adelantaba a las gestiones del
equipo, y tuvo que transmitir instrucciones para asegurar la celeridad
de sus actividades”.
Y
entonces pasa a pormenorizar las reuniones de negocios: “A lo largo de
los meses de agosto, septiembre y octubre, el rey realizó numerosas
gestiones en ese sentido. Se contactó con empresarios mallorquines próximos a la Copa del Rey de Vela, como la familia Fluxá, propietaria de Iberostar, Camper o Lottusse. También con empresas que hacía poco se habían involucrado en el patrocinio de la vela, como la aseguradora Mutua Madrileña. O con empresas financieras como el grupo BBVA, que acababa de fichar al directivo del Instituto Noos, Antonio Ballabriga, como director de Reputación Corporativa”.
“De hecho el entusiasmo del rey era tal que, en ocasiones se adelantó al equipo y llamó a las empresas antes incluso que los miembros de Ayre
hubieran podido presentar el proyecto y asegurarse de que el presidente
de la empresa lo conocía. Esto, entre otras cosas, prueba que el rey no sólo supo del proyecto en una presentación, sino que tenía que estar puntualmente informado en todo momento
de las gestiones del equipo de patrocinio. ¿Cómo si no hubiera podido
saber a que empresas concretas se iba a visitar cada semana?”, se
pregunta.
“Nuevamente, todo esto lo sabemos por las pruebas escritas que constan en el sumario. Recordemos el contenido del correo de 20 de septiembre de 2007, enviado por Urdangarin a Pedro Perelló: “Pedro, S.M. El Rey me comenta que un amigo suyo ha hecho la gestión que le pedimos a Miguel Fluxá
(Iberostar) y sorprendentemente Miguel no sabía nada del proyecto.
Claro, se ha quedado un poco parado. Comenta que si hacemos el contacto a
alto nivel asegurémonos de que el equipo de la reunión reporta al
Presidente, porque si no queda extraño y dejamos a los interlocutores al
descubierto. Mira cómo está el tema porque Fluxá ya ha recibido el mensaje. Por otro lado le he transmitido la buena sintonía con BBVA y que le iba a dar un empujón a Paco Gonzalez. Lo sabrá ¿no?”. Es difícil que pueda estar más claro”, apunta.
Y hace ver que “más allá de las gestiones realizadas por don Juan Carlos, estos correos también muestran la extrema fluidez de la comunicación entre Iñaki Urdangarin y el rey. Es imposible creer que Urdangarin actuó a escondidas del rey
y que este no sabía nada de sus gestiones cuando vemos como estaban
permanentemente en contacto hablando de detalles precisos de sus
actividades”.
“En resumen, nuevamente los datos contenidos en el
sumario nos permiten contestar a las dudas que plantea el proyecto Ayre.
Sin la menor duda el rey no sólo conocía y avalaba las gestiones económicas de Urdangarin en el sindicato deportivo, sino que de modo espontáneo don Juan Carlos se ofreció al equipo para ayudar a captar fondos. Ni se puede sostener que el rey estuviera al margen de las actividades de Urdangarin, ni que fuese éste último quien se sirviera malintencionadamente de su suegro para lograr sus objetivos. Estamos ante dos personas que se comunican perfectamente entre ellas y colaboran cuando les es posible”, concluye.
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