Lo que la Red te ha contado sobre Gaza mientras el establishment callaba
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Carlos del Castillo y Virginia Uzal
Periodistas miembros de la Comunidad editorial del 4º Poder en Red
a
Controlar la información es siempre uno de los principales objetivos
de los estrategas de guerra. Manejar qué ataques salen a la luz y cuales
no pasarán de los informes. Desde 1967, Israel ha necesitado legitimar
sus acciones bélicas en Palestina y contra sus vecinos, pasando por
encima de resoluciones de la ONU, condenas de millones de personas… y
cada vez más países.
La realidad de las últimas semanas en Gaza no es la que nos han
contado las principales portadas. La realidad se ha contado en la web,
en las redes.
La estrategia de propaganda israelí tiene una serie de líneas clave
que el establishment mediático (y los grandes grupos de comunicación
españoles no son una excepción) se ha encargado de sostener ante la opinión pública de todo el mundo.
Una de las principales estrategias que utiliza Israel en la
justificación de su ofensiva contra el pueblo palestino, que se refleja
fielmente en los medios encargados de sostener el teatro bélico, es
equiparar las fuerzas de ambos bandos. El conflicto se convierte en “una
guerra”, y como tal, existen ataques y bajas en ambos bandos por igual.
La operación Margen Protector, que comenzó el 8 de julio, ha dejado
2.016 palestinos muertos y 10.193 heridos, según las últimas cifras. En
el bando israelí han muerto 64 soldados y un civil.
Otra de las líneas maestras de la propaganda israelí y una de las más
repetidas por su principal aliado, el Gobierno estadounidense, es la de
transmitir la sensación de que el Estado de Israel está en permanente peligro.
La propaganda, que algunos medios se encargan de retransmitir a la
sociedad, dibuja un estado de sitio constante para los ciudadanos
israelíes, víctimas del “fanatismo religioso” de sus vecinos árabes.
Las portadas de La Vanguardia y La Razón, recogidas por
Íñigo Sáenz de Ugarte en su blog Guerra Eterna, ayudan a transmitir
esta clave propagandística. La realidad es que los 3.500 cohetes que
Hamas ha lanzado sobre territorio israelí han causado la muerte de un civil, un beduino y un trabajador extranjero.
La intoxicación informativa y la propaganda de guerra han sido inseparables desde que el Maine se hundió en
el puerto de La Habana en 1898. Sin embargo, la sociedad cuenta por
primera vez con una eficaz herramienta para controlar a los medios de
comunicación. Aquellos a los que la teoría clásica encuadra como el poder vigilante, son ahora vigilados.
La Red ha respondido a la manipulación informativa denunciando su
toxicidad. La simple adulteración de los hechos gracias al monopolio de
la información ya no es posible en un mundo ultraconectado, donde una niña de 16 años puede convertirse en corresponsal del drama que estaba viviendo la población de Gaza.
Sabemos que los medios no son libres ni pueden hacer frente a las
presiones. La televisión pública española sacó a Yolanda Álvarez,
corresponsal de TVE, de Gaza tras las presiones israelíes. La propia embajada en España la acusó de
hacer “propaganda”, de ser una “activista de Hamás” e incluso de crear
escenas “resultado de un cásting y selección de escenarios al dictado
de Hamás” para sus “crónicas dramatizadas”. ¿Qué pasaría si no llegase a las redes? Por suerte sí lo hizo y mientras TVE callaba, la periodista multiplicaba por 3 sus seguidores en Twitter en apenas 2 días y sus crónicas aumentaron en visitas.
La reacción israelí no es de extrañar, puesto que la esfera mediática
del país acostumbra a atacar cualquier actitud empática para con los
palestinos, a los que ha “deshumanizado”. Así lo explica el periodista
Gideon Levy, uno de los pocos periodistas israelíes críticos con la
ocupación. Y precisamente por ello, está amenazado de muerte. “La
prensa, la radio, la TV y las redes sociales están en un modo
militarista. Y hay muy poca tolerancia a la protesta, a la oposición o a la resistencia”, afirma.
Ante la manipulación de los medios, queda la opción de los
periodistas independientes. Sin las ataduras ni las presiones del
establishment. Isabel Pérez, Alberto Sicilia, Juan Gómez o Ana Garralda podrían
ser algunos de los nombres de aquellos periodistas que informan
libremente a costa de arriesgar su vida al adentrarse en el fuego
cruzado.
Sin embargo, el compromiso online ha traspasado las ciberfronteras y
ha llegado a la calle. Por una parte, la Red no sólo se ha comprometido
con la libertad de la información, sino que también se ha organizado
para enviar ayuda.
Por otra, las protestas y condenas por los ataques han pasado de las
redes sociales a las plazas de medio mundo. Casi semanalmente miles de
ciudades han gritado por todos y todas las que tenían mordaza.
Una vez más, Internet nos ha enseñado que mientras siga siendo libre,
intoxicar la información seguirá siendo inútil. La sociedad civil
tendrá la opción de comparar, descubrir y conocer al alcance de un
click. El establishment no lo tendrá tan fácil. Estamos ante el verdadero cuarto poder en red.
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