El crecimiento resuelve el desempleo. Papá cuéntame otro cuento
Fernando Luengo
Miembro del Círculo 3E (Ecología, Economía, Energía) de Podemos y de la asociación EconoNuestra.
Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.
Si se cumplen las estimaciones de la Oficina Estadística de la Unión
Europea para el año 2014, España lo concluirá con 5.756.000 personas
desempleadas, lo que representa el 25,5 % de la población activa; los
registros en 2015 serían, respectivamente, 5.385.600 y 24%. La situación
en el conjunto de la Unión Europea (UE), aunque menos dramáticos,
resulta igualmente preocupante: en 2014 permanecerán desempleados casi
26 millones de ciudadanos comunitarios, el 10,5% de los activos; y en
2015, lo estarán en torno a 25 millones, el 10,1%. Solución a este
tsunami productivo y social, que los gobiernos y los responsables de la
troika minimizan y en el fondo desprecian, instalados en su pequeño
universo de arrogancia y privilegios: el crecimiento económico.
Dejemos de lado en estas líneas que el “crecimiento redentor” se
resiste a hacerse presente entre nosotros, a pesar de haber sido
celebrado con reiteración en los últimos meses por los responsables
políticos del Partido Popular y por los medios de comunicación afines.
Pero la realidad –tozuda, como siempre-, muestra un crecimiento débil,
inestable e incierto; nada que ver con la anunciada recuperación.
Seguramente, cualquier repunte servirá para sacar petróleo y pasear el
circo mediático.
Pero situémonos en los años previos al estallido de la crisis, en el
periodo 2000-2007, cuando las economías europeas, en general, y la
española, en particular, avanzaban a buen ritmo.El crecimiento acumulado
del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE28 fue del 17% (promedio
anual del 2,5%) y el de España del 26% (promedio del 3,6%).
En esas coordenadas temporales me planteo dos preguntas que conviene diferenciar, por eso de no mezclar “churras y merinas”.
En esas coordenadas temporales me planteo dos preguntas que conviene diferenciar, por eso de no mezclar “churras y merinas”.
La primera: ¿en esos años de auge se ha generado empleo? La respuesta
es inequívocamente afirmativa. Fueron testigo de un notable aumento del
nivel de ocupación. La UE28 acreditaba en 2007 14 millones más puestos
de trabajo que en 2000; y nuestra economía ponía sobre la mesa en esos
años 4 millones de nuevos empleos, en buena medida vinculados a los
servicios y al negocio inmobiliario.
Pero pasemos a la segunda cuestión, la que más importa para el
razonamiento que quiero trasladar al lector: ¿Se ha creado suficiente
empleo como para reducir de manera sustancial el desempleo? Esta
pregunta es clave, pues no debemos perder de vista el objetivo
fundamental de cualquier política económica: proporcionar un empleo a
todo aquel que desee trabajar. Si se ofrecen puestos de trabajo, pero no
los suficientes para cubrir esta exigencia, los gobiernos habrán
fracasado.
Pues bien, la respuesta en este caso es claramente negativa. Pese al
contexto económico relativamente expansivo, la UE28 contaba en 2007 con
unos 17 millones de desempleados (7,2% de la población activa) y España
con algo menos de 2 millones (el 8,3%). Los nuevos puestos de trabajo
creados en aquellos años aliviaron, pero en absoluto corrigieron, el
desempleo, que continuó situado en niveles bastante elevados. Por
decirlo de otra manera, la oferta de trabajo superaba con creces la
demanda de empleo.
Para completar esta información he incluido un sencillo e ilustrativo
gráfico, que el lector puede encontrar al final del texto, relacionando
el crecimiento económico, en el eje de ordenadas, y el desempleo, en el
de abcisas; todo ello, referido al periodo 2000-2007 y a los países que
configuraban la UE15 (omitiendo a los países excomunistas y a Chipre,
Malta y Croacia). La conclusión es clara: la conexión que muchos
economistas esperarían –más crecimiento/menos desempleo- apenas ha
existido.
De modo que quienes apelan al crecimiento, ese icono sagrado de la
profesión económica, como vía para resolver el problema del paroestán
equivocados. La evidencia empírica referida a la zona euro sugiere algo
bien distinto: el aumento del PIB ha sido compatible y ha convivido con
altas tasas de desempleo. Esta conclusión sería todavía más rotunda si
añadiéramos más información, adentrándonos en terrenos vedados para la
economía convencional: el crecimiento, devorador de recursos y
materiales escasos, destruye riqueza y trabajos, sobre todo de los más
desfavorecidos; el desempleo real es muy superior al reflejado por las
estadísticas.Con este enfoque, que ahora sólo puedo insinuar, nos
encontraríamos con la paradoja de que más crecimiento es igual a más
desempleo.
Así pues, el problema del desempleo se ha agudizado con la crisis y al mismo tiempo la trasciende, pues ya era una realidad antes de la implosión financiera. Constituye un rasgo estructural del capitalismo europeo de las últimas décadas, es una prueba de que el proyecto comunitario y la unión monetaria han fracasadoen aspectos fundamentales y una palpable demostración de la incapacidad del pensamiento económico dominante para encontrar soluciones eficaces y duraderas, más allá del conocido repertorio: crecimiento, y si no funciona… más crecimiento.
Así pues, el problema del desempleo se ha agudizado con la crisis y al mismo tiempo la trasciende, pues ya era una realidad antes de la implosión financiera. Constituye un rasgo estructural del capitalismo europeo de las últimas décadas, es una prueba de que el proyecto comunitario y la unión monetaria han fracasadoen aspectos fundamentales y una palpable demostración de la incapacidad del pensamiento económico dominante para encontrar soluciones eficaces y duraderas, más allá del conocido repertorio: crecimiento, y si no funciona… más crecimiento.
En este panorama, Podemos tiene que promover amplio y profundo
debatesobre las políticas de empleo, que integre a los círculos y que
acoja a la ciudadanía –un debate, por lo tanto, de mucho más recorrido,
por supuesto, que los empobrecedores encuentros dialécticos promovidos
en algunos conocidos programas-espectáculo de televisión-. De este
debate tendrán que salir las propuestas políticas, las que se llevarán a
las instituciones y las que se pelearán en la calle. Podemos puede
jugar un papel destacado porque es necesaria otra mirada desde la que
construir otra economía, donde la cantidad sea sustituida por la
calidad, la sostenibilidad y los derechos. Digan lo que digan los medios
de comunicación próximos al poder, si algo está claro a estas alturas
del partido es que las recetas tradicionales han fracasado y que hay que
pasar página.
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