Beisbol, periodismo y tiros de gracia. Por José Manzaneda
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Desde 2013 el Gobierno cubano permite que deportistas de élite jueguen como profesionales en ligas extranjeras
(1). Son ya cerca de 40 quienes hoy compiten en clubs de otros países,
en 9 disciplinas (2). Estos deportistas reciben la parte principal de
los ingresos –en algunos casos hasta el 90 %-, y el resto es ingresado
por el Instituto de Deportes de Cuba, con el fin de sostener el deporte
base en la Isla (3).
El
Gobierno cubano lleva años tratando de extender esta fórmula también a
los jugadores de béisbol que quieren fichar por clubs de las Grandes
Ligas de EEUU (4). Pero las leyes del bloqueo norteamericano a la Isla impiden que el Estado cubano reciba un solo dólar en impuestos (5). Además, obligan a los jugadores a residir fuera de la Isla y a romper con las instituciones deportivas cubanas.
Consecuencia:
solo en el pasado año un centenar de peloteros rompieron sus vínculos
con Cuba para acceder al béisbol profesional de EEUU (6).
Es
lo que acaban de hacer –con gran festejo en los medios internacionales-
dos figuras del béisbol cubano actual: los hermanos Yulieski y Lourdes
Gourriel (7). Tras participar en la Serie del Caribe, en República
Dominicana, decidieron no regresar a Cuba y dirigirse a EEUU.
Sin
las leyes del bloqueo, estos jugadores habrían podido firmar un
contrato millonario en las Grandes Ligas –algunos medios barajan la
cifra de 100 millones de dólares (8)-, del que solo el 10 % habría ido a parar al Estado cubano.
Habrían podido mantener su residencia en la Isla, y colaborar con el
deporte de su país. Como cualquier deportista profesional en el mundo.
Pero las
leyes de EEUU se lo impiden, a pesar del actual acercamiento diplomático
entre ambos gobiernos (9). En diciembre pasado, visitaba Cuba una
importante delegación de las Grandes Ligas de Béisbol (10), que ha
solicitado al Presidente Barack Obama una licencia especial que permita
sortear el bloqueo y contratar jugadores cubanos, en un acuerdo
consensuado con el Gobierno de La Habana (11).
Pero a día
de hoy… la licencia no ha sido firmada. El tiempo para los deportistas
pasa rápido. Y los dos citados besiboleros cubanos decidieron,
sencillamente, no esperar más.
La
explicación es así de obvia, así de sencilla. Pero los grandes medios
prefieren seguir utilizando políticamente estos hechos. Para ello,
emplean una completa batería de términos de guerra: los jugadores
“escaparon” (12), “se fugaron” (13), “se escabulleron” (14), “huyeron”
(15) o “desertaron” (16). Expresiones que sirven para camuflar la
responsabilidad del Gobierno de EEUU, y culpabilizar –una vez más- al
Gobierno cubano.
El abandono de los deportistas era festejado sin disimulo por varios diarios, que publicaban una fotografía de Fidel Castro,
años atrás, cuando felicitaba a uno de ellos (17). El mensaje de guerra
–inequívoco- de esta foto lo llevaba a palabras el canal deportivo
ESPN: La “deserción de los Gurriel da el tiro de gracia al béisbol en
Cuba” (18).
Al margen
del impacto de estos hechos en la crisis actual del béisbol cubano (19),
hay algo ya indudable: que si algo recibió el tiro de gracia hace
tiempo es el periodismo veraz y decente en los grandes medios
internacionales.
Otros textos de José Manzaneda, coordinador de Cubainformación