Una coalición de más de 65 organizaciones y movimientos sociales de México, realizó los días 27 a 29 de enero de 2016, el Encuentro Internacional de Movimientos y Organizaciones Sociales en Oposición al Tratado de Asociación TransPacífica (TPP, por sus siglas en inglés). Participantes civiles y parlamentarios de Chile, Perú, EEUU, Canadá y México construyeron compromisos de acción contra el tratado tpp.
Consenso de los organizadores y participantes fue que los derechos humanos integrales (individuales y de los Pueblos en todas sus dimensiones) es, a la par de la Soberanía del Pueblo y la Democracia integral, uno de los principales ejes de principios y lucha contra el tratado TPP.
Por esa poderosa razón, y aunado a su trayectoria de lucha y de acompañamiento a los movimientos sociales que se invitó al Dr. Miguel Concha Malo, Director del Centro F. Fco. de Vitoria de Derechos Humanos, como ponente central del primer día de actividades del encuentro. A continuación el texto integro de su intervención.
Cd. de México, 27 de enero de 2016.
Palabras del Dr. Miguel Concha Malo1 Muy buenos días. Saludo a todas las organizaciones, movimientos y colectivos sociales que se encuentran en este recinto. Saludo igualmente a representantes de otros países que hoy están entre nosotros y nosotras, en representación de movimientos y organizaciones hermanas de diversas partes del hemisferio.
1 Director General del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria OP”, A.C. www.derechoshumanos.org.mx
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Compañeras y compañeros, nos convocamos hoy aquí para reflexionar, compartir saberes y construir un espacio de confluencia de personas, colectivos, organizaciones y movimientos sociales que nos lleve hacía procesos amplios de oposición al Tratado de Asociación Transpacífica (TTP). Agradezco su escucha y el honor que me hacen para dirigir este breve mensaje con algunas ideas y reflexiones enmarcadas en estos momentos en que el Gobierno Mexicano se apresura a firmar este Tratado Comercial el próximo 4 de febrero.
Muchas personas y colectividades sabemos hoy que este Tratado representa en primera instancia una afrenta hacia los derechos del pueblo mexicano en su conjunto, así como hacia los de los diversos pueblos de América y el mundo, tales como a la consulta amplia y popular respecto a aquellas decisiones que afecten su bienestar económico, social, ambiental, cultural y político, pues, como seguramente es bien sabido por todos y todas, las negociaciones que dieron lugar al texto de dicho Tratado se llevaron a cabo a espaldas de las personas y pueblos, de la opinión pública y de las comunidades que verán afectados sus derechos humanos por las resoluciones incluidas en el mismo.
Derechos Humanos que, debo decir, han sido conquistas de los pueblos y movimientos sociales. Los derechos que hoy reivindicamos como nuestros son aquellos que hemos defendido y exigido a lo largo de la historia, y son los que ahora denominamos derechos contrahegemónicos: herramientas de emancipación que podemos usar para contener la violencia, el despojo, la dominación y la explotación que los de arriba nos quieren imponer. Es decir, estos tratados comerciales son contrarios a los derechos humanos que vivimos desde abajo; son contrarios a la dignidad de quienes caminamos hacia ese Otro mundo posible.
Los poderosos del mundo, los Estados firmantes y los promotores de este Tratado, descuidan completa y absolutamente los derechos humanos de las personas y de los pueblos, pues las medidas acordadas dan paso al incremento del despojo, el ecocidio, la explotación laboral, y merman la soberanía de los pueblos. Permiten violar el derecho a la vida, a la alimentación, a la salud, a la libertad de expresión, a la privacidad y a la seguridad personales. Como lo experimentamos antes, ahora nuevamente nos surgen las preguntas: ¿Por qué el comercio internacional, plasmado en tratados como el TLC, o lo que pretendieron hacer con el ALCA, no se apega a los derechos humanos? ¿Por qué, por el contrario, va en contra de ellos?
Lo mismo se preguntan Relatores Especiales y Expertos de Naciones Unidas, quienes de manera pública han dicho que “si queremos avanzar en términos de derechos humanos, y 3
no sólo en términos de dólares y euros, debemos dejar de considerar el comercio y el crecimiento del comercio como un fin en sí mismo”i. Agregaría, dejemos de pensar en que el crecimiento económico es infinito, y en que el modelo de desarrollo capitalista no tiene límites. Es precisamente este razonamiento el que ahora nos coloca en una encrucijada, la de la crisis de la civilización, de la cual debemos, por opción ética y política, hacernos cargo. Y ello conlleva nuestro rotundo No al TTP.
El Tratado Transpacífico busca, por encima de los derechos que permiten a cada persona su desarrollo integral y pleno, el enriquecimiento de los dueños de las empresas transnacionales, ya que fomenta que los Estados queden al margen de los procesos de regulación en la protección de los derechos humanos de las personas y pueblos. Incluso el TTP intentará obligar aún más a los Estados a someterse a los intereses de grandes corporaciones. Permitiría que los inversionistas extranjeros demanden al gobierno cuando consideren que una reglamentación emitida en el sistema jurídico del país perjudicará sus ganancias. El mismo Joseph Stiglitz advierte que “el TPP limitaría que los gobiernos de los países miembros –incluido México– aprueben reglamentaciones para proteger la salud pública, la seguridad y el medio ambiente, o cualquier otro aspecto del bien público” (La Jornada, 3/10/15)ii.
Es decir, el Estado renunciaría a sus obligaciones de respetar, promover, garantizar y sobre todo proteger frente a terceros los derechos humanos de las personas. Insisto en que el TTP implementaría medidas que permitirán a las empresas demandar al gobierno contra aquellas acciones que afecten las inversiones hechas dentro del país sin posibilidad de respuesta, y ello por medio de Tribunales Privados Transnacionales, favoreciendo así el capricho de la iniciativa privada en contra de las mencionadas obligaciones constitucionales, establecidas también, en el caso de México, en tratados internacionales de derechos humanos, que tiene el Estado para con las personas y pueblos. Considerando, además, que las demandas sólo podrían hacerse de los inversionistas al Estado y no viceversa. Éste quedaría supeditado a la voluntad de las empresas, afectando las políticas públicas que, en lugar de orientarse al bienestar y a la dignidad de las personas, se formularían de tal manera que el único parámetro rector de las mismas sea el beneficio económico de aquellos que acumulan riqueza, con el único fin de concentrarla más, acentuando con ello las de por sí marcadas desigualdades sociales.
El mismo Experto Independiente sobre la Promoción de un Orden Internacional Democrático y Equitativo, Alfred-Maurice de Zayas, ha dicho respecto a los tratados comerciales frente a las obligaciones de los Estados en materia de derechos humanos, que: “Un gobierno que pone en peligro su facultad de defender y proteger los intereses de las personas que viven bajo su jurisdicción traiciona su propia razón de ser y pierde su 4
legitimidad democrática”. Y continua diciendo, en su último informe de 2015: “El extenso cuerpo de tratados, protocolos y declaraciones sobre derechos humanos que ya existen crea un marco constitucional que debe ser tenido en cuenta siempre que un Estado firme un acuerdo con otros Estados y/o con agentes del sector privado, incluidas las instituciones financieras y las empresas transnacionales”iii. ¿Qué necesitan entonces los Estados involucrados en este Tratado para mostrar su negativa a firmarlo, sabiendo que existen al por mayor Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos, de los cuales son parte, y que entran en franca contradicción con este tipo de Tratados Internacionales?
La firma y aprobación por parte del Estado Mexicano, o de cualquier otro, al TTP, representaría un golpe más hacia los derechos humanos fundamentales de los pueblos del mundo. En particular en el caso de México, y en este contexto, nuestros pueblos ya de por sí se encuentran actualmente frente a una crisis de derechos humanos ante la imposición de las llamadas Reformas Estructurales, y de la impunidad y corrupción que prevalecen en nuestro país. No olvidemos que en esta crisis de derechos humanos está contada también la desaparición de 43 jóvenes normalistas que hoy recordamos en este encuentro internacional, y para los que exigimos la presentación con vida de todos y cada uno de ellos.
Algo que quiero resaltar también es que el TTP es un documento que fue “cocinado” en total secrecía. El hecho de que las negociaciones se hayan hecho silenciosa y ocultamente violenta, por ejemplo, el derecho de los pueblos indígenas a la libre autodeterminación, a la consulta y a la información. En México la reforma energética nos demostró que ya es un síntoma del autoritarismo que padecemos el que en asuntos de interés público el Estado se niega a consultar e informar a las personas y pueblos sobre las decisiones que toma. Así, por ejemplo, tenemos que, derivado de esta reforma energética, las Leyes secundarias priorizan las actividades extractivas de hidrocarburos y minerales frente a cualquier otra actividad en un territorio determinado.
Ahora el TTP nos confirma que “vienen por todo”, pero, como hemos reivindicado en muchas otras ocasiones, entonces también nosotros nos defenderemos juntos todas y todos.
Otro riesgo se relaciona con el derecho a la salud, pues pretenden aumentar el periodo de tiempo en que diversos medicamentos, muchos de ellos necesarios para el tratamiento de enfermedades, tales como el cáncer, permanecen patentados por las empresas farmacéuticas, entorpeciendo con ello grandemente el acceso de los grupos más 5
vulnerables a dichos medicamentos. Representará además un gasto que el sector salud de la nación difícilmente podrá costear, de tal modo que se asegure la calidad de vida de las personas. Priorizando el interés de la iniciativa privada y de los inversionistas por medio del TTP, sólo se logrará negar el acceso al derecho a la salud, por medio de políticas públicas que no podrán regular los precios y la producción genérica de las medicinas.
Bajo esta misma lógica, que favorece la acumulación de riqueza de las corporaciones, se busca violentar el derecho al acceso a la información y a la libre expresión, por medio del control de los contenidos que fluyen a través de las telecomunicaciones, especialmente por la Internet, al fomentar el monitoreo de las mismas con el fin de obtener ganancias por utilizar o difundir determinada información perteneciente a tal o cual entidad privada; lo cual atenta también contra la privacidad de los usuarios de los medios de comunicación, que tienen cada vez más relevancia dentro de las relaciones sociales, culturales y políticas de la población.
Y qué decir de los derechos laborales. La lógica de la reducción y eliminación de estos derechos, y de los derechos de las y los trabajadores, está en cada uno de los apartados de este Tratado. Sabemos de los constantes esfuerzos de sindicatos y organizaciones de trabajadores para defenderlos; hoy nuevamente es un tema de relevancia. Luchar contra la pérdida de empleos dignos y contra la eliminación de derechos fundamentales de las y los trabajadores. Requerimos entretejer esfuerzos convergentes para hacer frente a esta nueva embestida contra los derechos humanos y laborales de las personas trabajadoras.
Tenemos frente a nosotros y nosotras un panorama devastador que atenta de por sí contra los derechos más elementales y el buen vivir de las personas y pueblos, especialmente de aquellos que se encuentran en grave situación de vulnerabilidad, y que a lo largo de la historia han sido marginados.
A pesar de ello, podemos afirmar juntas y juntos que la presencia de las organizaciones y movimientos sociales provenientes de México, Canadá, Perú, Estados Unidos y Chile en este encuentro internacional, constituyen una luz de esperanza frente a las potenciales violaciones a los derechos humanos que representa el TTP. Estamos pues como hace más de 20 años en un camino continuo de toma de conciencia y de la emergencia de un espíritu de lucha a favor de la dignidad de las personas y de los pueblos, que nos es común a todas y todos, y nos impulsará a tomar acciones colectivas y coordinadas frente a la rapacidad que se avecina.
Además, debo mencionar que esta misma esperanza se encuentra también entre las 6
organizaciones y movimientos que, por ejemplo, en Australia y Nueva Zelanda se encuentran realizando sus propios procesos de lucha contra el Tratado Transpacífico, señalando a sus respectivos gobiernos los riesgos que representa la ratificación de éste. Asimismo, vemos posibilidades de exigencia de nuestros derechos humanos en las recomendaciones que los relatores y expertos de la ONU han hecho a los diversos Estados para señalar la contrariedad que los gobiernos y las empresas transnacionales expresan hacia el compromiso que ambos tienen para con los derechos fundamentales, expresada en el secretismo y la naturaleza de las negociaciones y contenidos plasmados en el TTP.
Por estas esperanzas compartidas, el día de hoy invito a todas y a todos, sin importar nacionalidades, razas o lenguas, a unirnos para hacer frente a la imposición de un Tratado que se ha presentado como la salvación de México y de muchos países, pero que en realidad es el augurio de más despojo, más rapacidad y más indiferencia ante la obligación de respeto y protección de toda forma de vida en el planeta. ¡No al TTP! ¡No al despojo! ¡No a los acuerdos internacionales para violentar nuestros derechos humanos! ¡No a la legalización de la arbitrariedad e iniquidad! ¡No al despilfarro de nuestros bienes naturales comunes!
Muchas gracias.
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i Texto en inglés: http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=16915&LangID=E ii Miguel Concha, “Un tratado a espaldas y contra la ciudadanía”, La Jornada, 31 de octubre de 2015, disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/31/opinion/020a1pol iii Informe del Experto Independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, Alfred -Maurice de Zayas, 14 de julio de 2015, no.33 y 34, disponible en: http://www.ohchr.org/SP/Issues/IntOrder/Pages/IEInternationalorderIndex.aspx
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