Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos |
Un nuevo movimiento ha surgido en todo el mundo desde que empezó la crisis económica global. Es un movimiento por la democracia y por la defensa de nuestros derechos, por la participación, por el derecho de las personas a decidir por sí mismas, por el deber de hacer frente a un sistema que favorece a una minoría privilegia a costa de la mayoría.Al menos desde 2011 las calles, plazas y puestos de trabajo de Europa ha sido testigo de luchas democráticas por los derechos, unas luchas que han sacudido el ámbito social y político.
Los movimientos de Europa han chocado con el conjunto de las instituciones y políticas que constituyen hoy en día la llamada Unión Europea. La naturaleza profundamente antidemocrática de estas instituciones refleja su original y actual propósito: servir a los intereses del sector corporativo y financiero.
Operan en la oscuridad y fuera de la vista de las y los ciudadanos europeos. Están al servicio de las corporaciones y de las empresas financieras que despliegan ejércitos de miembros de grupos de presión. Están negociando nuevos tratados en nombre de los pueblos de Europa y en contra de ellos. Exigimos transparencia para sacar a la luz cómo toman las decisiones que afectan a las vidas de todos y todas. Necesitamos auditorías públicas acerca de cómo las pérdidas privadas se convierten en deuda pública y saquean nuestras vidas. Ponemos al descubierto la afirmación más irreal de todas, que Europa puede devolver sus deudas públicas y privadas, y afirmamos que las deudas ilegítimas no se pagarán.
La clase dirigente europea y las instituciones de Bruselas y Frankfurt predican la austeridad para la mayoría mientras gastan billones en unas pocas personas. En Europa no hay austeridad, hay una guerra de clases, con el saqueo de nuestros derechos de ciudadanos y de los bienes comunes por parte de las elites dirigentes decididas a redistribuirse a sí mismas los ingresos y la riqueza del resto de la sociedad. Su modelo es el de un paro y una precariedad desmesurados, que feminiza la pobreza y alza a unos trabajadores en contra de otros al tiempo que perpetúa la violencia contra las mujeres.
Una supuesta Europa sin fronteras ha erigido muros y vayas electrificadas por todas partes, desde Evros y la cercana Lesbos a Lampedusa, desde Presevo a Calais. Exigimos que se deje entrar a las y los refugiados. Cuando las personas huyen para salvar la vida, Europa simplemente debe abrir los brazos al tiempo que rechaza con firmeza la xenofobia y el racismo, sin empujar a las y los migrantes al patio trasero de otro.
La degradación de las condiciones de vida de las personas también está vinculada a la destrucción de la naturaleza y a la guerra por los recursos en todo el mundo. Si queremos justicia social para todas y todos, no podemos dejar de abordar la crisis ecológica y energética.
En vista de la situación actual de Europa, llamamos a la desobediencia civil a las tóxicas normas, políticas y tratados de las instituciones europeas, y a la arbitraria interpretación que de ellos hacen las elites dirigentes.
La Conferencia de Madrid ha sido un paso adelante en la unión de los diferentes movimientos y propuestas para luchar por la democracia en Europa. Hacemos una invitación a que las conclusiones de los diferentes temas se lean, difundan y discutan ampliamente.
Los pueblos de Europa sabemos cómo rebelarnos ante la tiranía. A lo largo de la historia lo hemos hecho en múltiples ocasiones para conquistar la democracia, defender nuestros medios de vida y establecer la igualdad. La Conferencia de Madrid propone organizar un Día Europeo de Acción en 28 de mayo.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción.
Los movimientos de Europa han chocado con el conjunto de las instituciones y políticas que constituyen hoy en día la llamada Unión Europea. La naturaleza profundamente antidemocrática de estas instituciones refleja su original y actual propósito: servir a los intereses del sector corporativo y financiero.
Operan en la oscuridad y fuera de la vista de las y los ciudadanos europeos. Están al servicio de las corporaciones y de las empresas financieras que despliegan ejércitos de miembros de grupos de presión. Están negociando nuevos tratados en nombre de los pueblos de Europa y en contra de ellos. Exigimos transparencia para sacar a la luz cómo toman las decisiones que afectan a las vidas de todos y todas. Necesitamos auditorías públicas acerca de cómo las pérdidas privadas se convierten en deuda pública y saquean nuestras vidas. Ponemos al descubierto la afirmación más irreal de todas, que Europa puede devolver sus deudas públicas y privadas, y afirmamos que las deudas ilegítimas no se pagarán.
La clase dirigente europea y las instituciones de Bruselas y Frankfurt predican la austeridad para la mayoría mientras gastan billones en unas pocas personas. En Europa no hay austeridad, hay una guerra de clases, con el saqueo de nuestros derechos de ciudadanos y de los bienes comunes por parte de las elites dirigentes decididas a redistribuirse a sí mismas los ingresos y la riqueza del resto de la sociedad. Su modelo es el de un paro y una precariedad desmesurados, que feminiza la pobreza y alza a unos trabajadores en contra de otros al tiempo que perpetúa la violencia contra las mujeres.
Una supuesta Europa sin fronteras ha erigido muros y vayas electrificadas por todas partes, desde Evros y la cercana Lesbos a Lampedusa, desde Presevo a Calais. Exigimos que se deje entrar a las y los refugiados. Cuando las personas huyen para salvar la vida, Europa simplemente debe abrir los brazos al tiempo que rechaza con firmeza la xenofobia y el racismo, sin empujar a las y los migrantes al patio trasero de otro.
La degradación de las condiciones de vida de las personas también está vinculada a la destrucción de la naturaleza y a la guerra por los recursos en todo el mundo. Si queremos justicia social para todas y todos, no podemos dejar de abordar la crisis ecológica y energética.
En vista de la situación actual de Europa, llamamos a la desobediencia civil a las tóxicas normas, políticas y tratados de las instituciones europeas, y a la arbitraria interpretación que de ellos hacen las elites dirigentes.
La Conferencia de Madrid ha sido un paso adelante en la unión de los diferentes movimientos y propuestas para luchar por la democracia en Europa. Hacemos una invitación a que las conclusiones de los diferentes temas se lean, difundan y discutan ampliamente.
Los pueblos de Europa sabemos cómo rebelarnos ante la tiranía. A lo largo de la historia lo hemos hecho en múltiples ocasiones para conquistar la democracia, defender nuestros medios de vida y establecer la igualdad. La Conferencia de Madrid propone organizar un Día Europeo de Acción en 28 de mayo.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción.
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