Entrevista a Yolanda Álvarez, periodista de TVE que cubrió la agresión militar de Israel a Gaza
“El pueblo de Gaza nos enseña a todos su capacidad de resistencia”. Enric Llopis
Los
seguidores en twitter de la corresponsal de TVE en Oriente Próximo,
Yolanda Álvarez, de dispararon cuando una portavoz de la embajada de
Israel en España señaló a la periodista, este verano, como “correa de
transmisión” de Hamas y “activista”. Pero la corresponsal valenciana,
que ha cubierto para la televisión pública la guerra de Gaza, es una
profesional de largo recorrido que ha informado de elecciones en Irán
(2009), Iraq (2010), el conflicto en el Aaiún (2010), la “primavera
árabe” en Túñez, la guerra en Libia o la revuelta popular en Yemen
(2011). Yolanda Álvarez participó el sábado en unas jornadas de
acercamiento a la realidad Palestina organizadas por la Unió de
Periodistes Valencians y la Comunidad Palestina de Valencia. Destaca del
pueblo de Gaza su capacidad de resistencia. Además, “la lucha por sacar
lo positivo en medio de un infierno y aferrarse a la poca esperanza que
hay; así, nos dan una lección a todos”.
-Si
tuvieras que escribir un reportaje sobre los 50 días de agresión militar
y asedio a Gaza (la llamada operación “margen protector”), ¿cuál sería
el titular y la entradilla?
-Escribiría en el titular
“la tercera ofensiva israelí devasta la franja de Gaza”. Y añadiría que
más de 2.000 muertos palestinos y 70 muertos israelís es el triste
balance de lo que con esta guerra se ha perdido, y no se podrá
recuperar. Reconstruir lo recuperable va a costar décadas. Y los dos
pueblos van a salir perdiendo.
-¿Son posibles la
objetividad, la neutralidad y la equidistancia en la guerra de Gaza?
¿Qué punto de vista adoptaste en la cobertura de los hechos?
-La objetividad es algo a lo que debemos tender, pero como sujetos que
somos resulta imposible ser objetivos. Creo que hemos de intentar hacer
un periodismo justo. En un conflicto tan desequilibrado como éste, se
trata de dar voz a quien más sufre, la población de Gaza. Aunque también
es cierto que las poblaciones del sur de Israel han sufrido ataques con
cohetes, con el resultado de seis civiles muertos. Pero repito que la
población de Gaza ha padecido mucho más, dado que la potencia del
ejército israelí es mucho mayor. Los periodistas hemos de contar todo lo
que vemos y desde todas las aristas, en un conflicto que es muy
complejo, y donde debemos huir de tópicos y maniqueísmos. Creo, además,
que una cosa son los gobernantes y otra los pueblos. Dentro de cada
pueblo hay diversidad de opiniones, ideologías y corrientes de
pensamiento.
-¿Qué tipo de periodismo tratabas de poner en práctica los días que estuviste en la Franja?
-Trato de hacer un “periodismo humano”, es decir, darle voz a quien no
la tiene o ponerle el micrófono y la cámara a los que tienen difícil
acceso. Eso es algo que le gusta poco a los políticos de uno y otro
signo, sea Netanyahu o Hamas. Cuanto más cerca esté el periodista de la
gente, mejor. Pienso, en definitiva, que no estamos para hacer de
altavoces de los políticos, sino del sufrimiento humano.
-¿Qué tratamiento consideras que, en general, han dado los medios de
comunicación a los ataques militares de Israel sobre Gaza?
-Al principio, Israel tuvo bastante éxito en “vender” la versión de que
utilizaban el derecho a la defensa frente a una agresión con cohetes
por parte de los palestinos. Es cierto que la mayor parte de la
comunidad internacional “compró” este discurso. Pero es un conflicto
mucho más complejo. Antes murieron varios milicianos del brazo armado de
Hamas, y se había perseguido a esta organización. Además, hay una
ocupación del territorio palestino que dura décadas. Por eso, no podemos
limitarnos a reproducir el lenguaje que utiliza una de las partes. Pero
tampoco a reproducir lo que Hamas te dice. Los periodistas hemos de ser
independientes y quedarnos con los hechos para que la gente saque sus
conclusiones.
-Durante tu estancia en Gaza, ¿has tenido conocimiento de hechos sobre el terreno que consideras no han llegado a difundirse?
-Creo que los hechos más graves han trascendido. Pero también es cierto
que ha habido periodistas que se han colocado en una parte del
conflicto, o pro-Israel, o pro-Hamas. Y no se pueden negar los hechos.
Pienso que los periodistas hemos de sacar todas las aristas del
conflicto. Porque es una situación compleja. Aunque la realidad en la
franja de Gaza resultó mucho más devastadora.
-¿Hubo escenas que te impactaron especialmente, y que podrían definir la tragedia que ha vivido la población de Gaza?
-La primera vez que entramos en el barrio de Al Shayaía vi una
ambulancia calcinada y cómo sacaban a niños y ancianos. Recuerdo el olor
a muerto. Israel estaba bombardeando desde la noche anterior y ésta fue
la primera gran masacre. Después de la tregua, cuando pudimos llegar a
Beit Hannun, en el norte, el paisaje de devastación me recordaba a la
segunda guerra mundial. He visto cómo Israel ha arrasado barrios y
poblaciones enteras. Ellos dicen que porque había túneles, lanzaderas y
cohetes. ¿Pero eso justifica que un barrio o una población sean el
objetivo militar de un ejército? Sin embargo, el momento más doloroso
fue el primer ataque a una escuela de la ONU. Mujeres y niños
aterrorizados se refugiaron en un hospital, situado a pocos metros de la
escuela, como consecuencia del ataque. Pude ver bebés ensangrentados,
adolescentes desencajados y gritando sin consuelo. Sin llegar a ver
ningún muerto, fue la escena que más me dolió.
-¿Qué rol consideras que desempeñan en este conflicto Estados Unidos e Israel?
-Estados Unidos tiene en Israel a su mejor aliado en oriente próximo,
por intereses estratégicos y porque además le vende el armamento con el
que actúa. Por otro lado, Israel tiene en Estados Unidos a su mejor
aliado, al socio garante por el que, haga lo que haga, siempre vetará
una resolución de Naciones Unidas en contra de Israel.
-Hay otros actores, como las víctimas. ¿Qué lecciones pueden aprenderse de la población de Gaza?
-Ya conocía su capacidad de resistencia, pero durante mi última
estancia ha llegado a sorprenderme más. Además, su valentía, optimismo y
sentido del humor…. La lucha por sacar lo positivo en medio de un
infierno y aferrarse a la poca esperanza que hay. Así, nos dan una
lección a todos.
-¿Has conocido la vida cotidiana en Gaza en las dos coyunturas posibles, bélica y de paz? ¿Qué diferencias has encontrado?
-En un contexto de paz, las calles de Gaza se encuentran abarrotadas de
vida, de tráfico y de gente en la calle. Con mucha vitalidad y ruido.
Destacaría también los vínculos y el sentido de comunidad, que se
refuerza entre gente que tiene muy poco. Prima lo humano. Además, la
gente que sufre es la más sabia, porque el sufrimiento es lo que más
enseña en esta vida. Ahora bien, en una coyuntura de guerra la gente
tiene mucho miedo porque no sabe dónde va a caer la próxima bomba.
Sitios que parecían seguros dejan de serlo, como escuelas u hospitales.
En toda esta realidad cotidiana, hay gente que psicológicamente resulta
fortalecida, pero otra sale con secuelas terribles, que veremos si
pueden superar.
-Por último, ¿opinas que las
consecuencias serán diferentes a las de ofensivas anteriores sobre Gaza?
¿Nos acercamos a un escenario diferente?
-Periodistas e
investigadores con experiencia de muchos años en Palestina coinciden en
que el conflicto empeora y cada vez es más difícil la resolución. Creo
que se podría resolver con voluntad política, pero para ello haría falta
la presión internacional. Porque las dos partes no tienen la misma
fuerza para sentarse a negociar. Hay una potencia ocupante y un pueblo
ocupado. Cuando hace unos años entrevisté a Butros Ghali, exsecretario
general de Naciones Unidas, ya me dijo que había que reformar la ONU. No
podemos dejar en manos la seguridad mundial en manos de cinco países
con derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Cuando la ONU dejó que se
creara el estado de Israel, también dijo que se creara un estado árabe
para los palestinos. Y nunca se respetó esta decisión. En definitiva,
hay una serie de actores internacionales en situación de privilegio, con
licencia para hacer lo que quieran.
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