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Cómo orientarnos en el nuevo ciclo electoral
Cambio de ciclo: “el salto a las instituciones”
A lo largo
de 2014 hemos entrado en un nuevo momento de construcción de poder
popular contra la oligarquía que, a la federación de Republicanos, nos
resulta extraño. Desde nuestros inicios hemos trabajado cómodamente en
los movimientos sociales intentando orientarlos siempre hacia puntos de
vista más generales. La lejanía de los procesos electorales y el hecho
de que siempre hemos defendido que la vía electoral es insuficiente para
hacer frente a la oligarquía, hizo que esa fuese nuestra tarea
prioritaria. Así nuestro trabajo se centró fundamentalmente en las
mareas, Marcha de Mareas y las Marchas de la Dignidad. Honestamente,
seguimos creyendo que ese es el camino para la construcción de un
contrapoder popular que pueda hacer frente a la oligarquía. Sin ello, el
tan cacareado “salto a las instituciones” desembocará en decepción y
desilusión ante impotencia de la izquierda para cambiar las cosas. La
unidad de la izquierda en las instituciones, si ha de ser posible y
fructífera, lo será cabalgando sobre una unidad popular interclasista
que pueda servir de contrapeso al abrumador poder de la oligarquía
empresarial y financiera de este país.
Con
todo, si hay algo que han revelado los movimientos electorales de los
últimos meses, es que la expectativa de que la izquierda real se una
para ocupar las instituciones ha funcionado como catalizador de la
unidad popular. La demandas de un frente electoral amplio contra las
políticas de la Troika están en las calles. Un gran número de gente ha
empezado a poner sus esperanzas de cambio en ese “salto a las
instituciones” del que tanto se habla y a volcar sus energías y su
trabajo en distintas iniciativas electorales. Aun siendo precavidos
contra el vicio electoralista de confundir ‘alcanzar el poder’ con
‘ocupar las instituciones’, debemos reconocer que la apuesta electoral
no sólo va a ser un ingrediente necesario para alcanzar el poder, sino
que también puede contribuir a la construcción de unidad popular contra
la oligarquía.
En este
panorama, nos encontramos con las iniciativas electorales de Podemos y
de Ganemos la Región de Murcia en las que RPS Región de Murcia está
trabajando por distintos motivos y con diversos grados de implicación.
En otros sitios y documentos de RPS hemos defendido que cualquier
iniciativa electoral que aspire plantear seriamente una ruptura con el
Régimen del 78 debe cumplir unos requisitos mínimos, que no son capricho
de nuestra federación, sino una forma de aprovechar los principales
elementos de deslegitimación del Régimen para progresar hacia la ruptura
democrática con el mismo.
En
primer lugar, debe tratarse de una candidatura electoral que sea
permeable y abierta a la sociedad civil y los movimientos sociales. Uno
de los elementos de la crisis de legitimidad que está atravesando el
Régimen es precisamente la distancia insalvable que se ha abierto entre
la sociedad civil y sus instituciones. El Régimen ha entrado en crisis
precisamente porque una mayoría social no ha encontrado cauces eficaces
para hacer llegar sus demandas a las instituciones. Proporcionar esos
cauces es una forma de romper en la práctica con el Régimen. Que los
movimientos sociales, y la sociedad civil en general, encuentren cauces
para comunicarse efectivamente con las instituciones es ya una
impugnación de un modelo institucional que está diseñado para excluir a
la ciudadanía de las decisiones políticas. Por ello, consideramos tan
importante que las candidaturas, tanto municipales como autonómica,
estén permanentemente vinculadas asambleas de unidad popular abiertas y
en las que no se pida ningún carnet de afiliación para participar.
El
segundo requisito es el de la radicalidad democrática. Si desde la
izquierda estamos continuamente criticando que las instituciones
formalmente democráticas del Régimen no son realmente democráticas, no
podemos conformarnos con adoptar internamente mecanismos parcialmente
democráticos. Tenemos que aspirar a funcionar de la manera más
democrática posible. Debemos de hacerlo, en primer lugar, por una
cuestión de coherencia teórica con nuestro discurso de denuncia de las
carencias democráticas de las instituciones presentes pero, sobre todo,
porque el camino más efectivo para impugnar el Régimen es introduciendo
prácticas radicalmente democráticas en unas instituciones que no están
diseñadas para ello. Se trata de intentar romper con el Régimen por la
lógica del desborde democrático, es decir, poniendo en marcha mecanismos
de participación ciudadana, radicalmente democráticos, paralelos a los
institucionales. Que la postura de un grupo municipal sobre, por
ejemplo, los presupuesto municipales sea decidida en asambleas
ciudadanas, o que un concejal sea revocado por esa asamblea,
constituyen, por sí mismos, una impugnación del modo de funcionar de los
partidos del Régimen más poderosa que cualquier discurso. Es por esta
lógica del desborde democrático por lo que entre nuestros mínimos para
apoyar cualquier candidatura figuran las primarias abiertas, la
vinculación de las candidaturas a Asambleas populares, la constante
rendición de cuentas de los cargos electos y la revocabilidad de esos
cargos.
El trabajo en los círculos de Podemos
Podemos
ha demostrado que, por su carácter abierto participativo, es un buen
espacio desde el que construir unidad popular. Ha sabido comprender que
el cambio social debe partir del hecho de que la gente quiere más
participación y que esto va a ser el elemento fundamental desde el que
transformar la sociedad. Además, Podemos apuesta, desde el principio,
por esa vocación de radicalidad democrática que pensamos que debe ser un
ingrediente fundamental para la ruptura democrática con el Régimen. Por
ello, desde Republicanos hemos apostado por la colaboración y el
trabajo leal en los círculos de Podemos para ayudar en su desarrollo y
organización. No sólo porque tengamos cercanía con los planteamientos y
el modo de trabajar de Podemos, sino porque creemos que puede llegar ser
un espacio de gran importancia para la construcción de ese contrapoder
popular que haga frente a la oligarquía. Por ello, colaboramos con los
círculos de Podemos del mismo modo, y con los mismos objetivos, con los
que trabajamos en cualquier otro frente de masas: construir unidad
popular para la ruptura con el Régimen.
En el
trabajo en los círculos nos encontramos con algunos problemas hacia los
que debemos orientar nuestro trabajo. Si bien es cierto que el grupo
promotor de Podemos apuesta por unos planteamientos políticos
rupturistas muy cercanos a los de Republicanos, la realidad en los
círculos es muy distinta. Podemos ha llenado de ilusión y ha atraído a
muchas personas que no habían participado nunca en política y esto, que
en sí mismo es un elemento muy positivo, acaba haciendo que en los
círculos nos encontremos con muy poca formación política y muy poco
contenido ideológico. Mientras el grupo promotor saca un borrador de
ponencia política en el que se habla con total claridad de ruptura con
el Régimen y unidad popular, en los círculos no tienen ni idea de que
vivamos en un Régimen y mucho menos de la necesidad de romper con él.
Muchas veces el debate en los círculos está totalmente colonizado por
discusiones técnicas y procedimentales relativas a herramientas
telemáticas, mientras que el debate político e ideológico ni aparece.
Muchos se han acercado a los círculos atraídos por el discurso
“anticasta” que, sin ser en sí mismo un discurso antipolítico, sí que
prospera en el caldo de cultivo antipolítico que ha nacido de la crisis
de representación de las instituciones. Así, muchas veces nos
encontramos con que el malestar hacia “la casta” no es canalizado hacia
la oligarquía capitalista, sino que adopta la forma de actitudes
ingenuamente tecnocráticas (‘el problema es que los políticos no están
capacitados para su trabajo’) o meramente regeneracionistas (‘el
problema es que los políticos son unos corruptos’).
En
general, en Podemos encontramos un grave problema de comunicación entre
el grupo promotor y las bases por la ausencia de algún mecanismo o
estructura que pueda servir de correa de transmisión entre ambos. Por
ello, gran parte de nuestro trabajo en los círculos va a consistir en
combatir la inanidad ideológica, provocar el debate político e intentar
acercar los círculos a los planteamientos del grupo promotor. Debemos
hacer que en los círculos comience a hablarse de la necesidad de la
ruptura democrática con el Régimen.
El trabajo en Ganemos
Tenemos
que reconocer que, por mucho que nos entusiasme la dinámica de Podemos y
el proceso de empoderamiento ciudadano que ha desencadenado, no puede
llegar a ser el espacio desde el que articular la unidad de la
izquierda. No se le puede pedir a los militantes de otras organizaciones
políticas que confluyan en Podemos pues, aunque tenga un modo de
funcionar distinto a los partidos tradicionales, sigue siendo un partido
político. La propuesta de una confluencia en Podemos sería vivida por
los militantes de otros partidos como una renuncia a su identidad
política. La unidad de la izquierda nunca podrá construirse sobre la
fagocitación de unas organizaciones por otras.
Por
ello, es necesario otro espacio de convergencia en el que puedan
confluir partidos, organizaciones y ciudadanos. Ganemos puede llegar a
constituir ese espacio. Para ello, deberá cumplir los requisitos de
apertura y radicalidad democrática que hemos expresado más arriba y que
se pueden articular en las famosas líneas rojas que ya hicimos públicas
en otro documento:
- Apertura y permeabilidad a los movimientos sociales
- Lista de la candidatura elaborada mediante la participación ciudadana.
- Programa elaborado mediante mecanismos abiertos a la participación ciudadana.
- Compromiso de no formar gobiernos autonómicos con los partidos del Régimen.
- Vinculación permanente de las candidaturas a asambleas populares y existencia de algún mecanismo postelectoral por el que los candidatos elegidos tengan que responder de sus decisiones ante esas asambleas populares.
- Compromiso de revocabilidad de los candidatos si la asamblea lo decide.
En
general, nuestro trabajo en esta fase inicial de Ganemos debe consistir
en pelear porque estos mínimos se cumplan y, por supuesto, supeditamos
nuestra participación definitiva en Ganemos al cumplimiento de los
mismos. El principal escollo para alcanzar esos mínimos va a estar en la
resistencia de las organizaciones políticas a ceder el control a
mecanismos democráticos que puedan escapar de sus manos. Debemos
trabajar abiertamente para que se superen esas reticencias heredadas de
un modo de hacer política que ya no tiene cabida en la izquierda.
Nuestro trabajo va a consistir en mostrar que peleamos por conseguir
esos mínimos, no porque queramos pilotar o controlar nada, sino porque
queremos que nadie controle ni pilote las asambleas ciudadanas más allá
de la ciudadanía misma.
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