"Habemus' consulta".
Esther Vivas
Al fin. Después de meses de trámites e incontables debates, en
Catalunya habemus consulta. La cuestión es, ¿hasta cuándo? El gobierno
del PP tiene apunto la maquinaria para que a la vuelta de Mariano Rajoy,
en ruta por China vendiendo las virtudes de una recuperación económica
que nadie más ve, ésta se pueda “ilegalizar”, como tanto les gusta
repetir a los partidarios de la “Una, grande y libre”.
Una vez firmado el decreto del 9N, las declaraciones de PPSOE no se han hecho esperar y al unísono, como tantas otras veces, han coincidido en señalar “la fractura social” que dicha convocatoria representa. Pero me pregunto, qué es lo que fractura socialmente si el poder votar libremente en una consulta, además no vinculante, o el impedir este voto. Desde mi punto de vista, la respuesta es clara. La democracia real consiste precisamente en dar la opción a la ciudadanía, y en este caso al pueblo de Catalunya, a poder expresarse sin cortapisas, y recordemos, ya sea en un sentido o en otro.
Lo que tampoco parecen entender PPSOE, como se ha visto en sus declaraciones acusando a Artur Mas de “tanta irresponsabilidad”, es que esta convocatoria poco tiene que ver, a pesar de las apariencias, con CiU y el “president”, y que es resultado de una movilización social masiva en Catalunya a favor del derecho a decidir. Si fuera por Artur Mas, éste se habría bajado del carro hace tiempo. Aunque una vez propiciadas unas aspiraciones colectivas que ni él ni su partido pueden controlar, se ha subido a la marea.
Pero atención. Muchos de los que defendemos la consulta, el derecho a decidir y que pensamos que el “sí-sí” es actualmente la opción que tiene más elementos de ruptura democrática con el régimen y permite abrir, gracias a la crisis política y económica, una brecha para el cambio, nada tenemos que ver ni con CiU ni con aquellos que señalan que el enemigo a batir está en España. Una parte significativa de quienes salieron a la calle el pasado 11 de septiembre, y que son los auténticos artífices de la consulta, reivindican una Catalunya en las antípodas de la hoja de ruta neoliberal de Convergència i Unió.
De aquí, la importancia de señalar cómo, a menudo, quienes ensalzan la patria y levantan la bandera, ya sea en Catalunya o en el otro lado del Ebro, son quienes venden el país al mejor postor o tienen sus ahorros en Andorra. Numerosos son los ejemplos. El derecho a decidir en Catalunya para que sea un derecho pleno no solo tiene que ver con una cuestión de fronteras sino, lo que es más importante, con una cuestión de derechos. Se trata de poder decidir pero poder decidir sobre cada uno de los aspectos que afectan a nuestra vida cotidiana. Porque derechos nacionales y sociales son inseparables.
Al empezar el artículo preguntaba, ¿hasta cuándo tendremos consulta?… vistas las amenazas de los que apelan a la Ley y al Orden. Sin embargo, la consulta, por más que les pese, no depende de ellos sino de la capacidad de movilización del pueblo catalán para mantener en pie esta convocatoria. De hecho, ya hay fijadas concentraciones ante los ayuntamientos de todos los pueblos y ciudades de Catalunya la misma tarde en que el Tribunal Constitucional prohíba la consulta para exigir que ésta igualmente se lleve a cabo. La solidaridad de nuestros vecinos en otras latitudes del Estado, en pro de las libertades colectivas, es también esencial para su éxito. Con la consulta en Catalunya, no lo olvidemos, gana la democracia.
Una vez firmado el decreto del 9N, las declaraciones de PPSOE no se han hecho esperar y al unísono, como tantas otras veces, han coincidido en señalar “la fractura social” que dicha convocatoria representa. Pero me pregunto, qué es lo que fractura socialmente si el poder votar libremente en una consulta, además no vinculante, o el impedir este voto. Desde mi punto de vista, la respuesta es clara. La democracia real consiste precisamente en dar la opción a la ciudadanía, y en este caso al pueblo de Catalunya, a poder expresarse sin cortapisas, y recordemos, ya sea en un sentido o en otro.
Lo que tampoco parecen entender PPSOE, como se ha visto en sus declaraciones acusando a Artur Mas de “tanta irresponsabilidad”, es que esta convocatoria poco tiene que ver, a pesar de las apariencias, con CiU y el “president”, y que es resultado de una movilización social masiva en Catalunya a favor del derecho a decidir. Si fuera por Artur Mas, éste se habría bajado del carro hace tiempo. Aunque una vez propiciadas unas aspiraciones colectivas que ni él ni su partido pueden controlar, se ha subido a la marea.
Pero atención. Muchos de los que defendemos la consulta, el derecho a decidir y que pensamos que el “sí-sí” es actualmente la opción que tiene más elementos de ruptura democrática con el régimen y permite abrir, gracias a la crisis política y económica, una brecha para el cambio, nada tenemos que ver ni con CiU ni con aquellos que señalan que el enemigo a batir está en España. Una parte significativa de quienes salieron a la calle el pasado 11 de septiembre, y que son los auténticos artífices de la consulta, reivindican una Catalunya en las antípodas de la hoja de ruta neoliberal de Convergència i Unió.
De aquí, la importancia de señalar cómo, a menudo, quienes ensalzan la patria y levantan la bandera, ya sea en Catalunya o en el otro lado del Ebro, son quienes venden el país al mejor postor o tienen sus ahorros en Andorra. Numerosos son los ejemplos. El derecho a decidir en Catalunya para que sea un derecho pleno no solo tiene que ver con una cuestión de fronteras sino, lo que es más importante, con una cuestión de derechos. Se trata de poder decidir pero poder decidir sobre cada uno de los aspectos que afectan a nuestra vida cotidiana. Porque derechos nacionales y sociales son inseparables.
Al empezar el artículo preguntaba, ¿hasta cuándo tendremos consulta?… vistas las amenazas de los que apelan a la Ley y al Orden. Sin embargo, la consulta, por más que les pese, no depende de ellos sino de la capacidad de movilización del pueblo catalán para mantener en pie esta convocatoria. De hecho, ya hay fijadas concentraciones ante los ayuntamientos de todos los pueblos y ciudades de Catalunya la misma tarde en que el Tribunal Constitucional prohíba la consulta para exigir que ésta igualmente se lleve a cabo. La solidaridad de nuestros vecinos en otras latitudes del Estado, en pro de las libertades colectivas, es también esencial para su éxito. Con la consulta en Catalunya, no lo olvidemos, gana la democracia.
*Artículo en Publico.es, 27/09/2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario