Las siglas abundan (TTIP, TISA, CETA, EPA, etc.), la información escasea, pero el molde ideológico es el mismo.
Florent Marcellesi / Ska Keller
¿Conoces los tratados de
libre comercio que se están negociando y que te van a afectar? Son
muchas siglas (TTIP, TISA, CETA, EPA, etc.) y poca información, pero un
mismo molde ideológico. En esta pequeña guía y en un vistazo, te
presentamos sus contenidos, consecuencias y relaciones entre ellos.
Abróchate el cinturón.
TTIP: Por
sus siglas en inglés, significa Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversiones. De forma simple, es un proyecto para establecer una zona de
Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU). Es
un peligro democrático, social y ecológico.
Ante todo es un peligro
democrático: está siendo negociado de forma opaca y de espaldas a la
ciudadanía. Además es totalmente ilógico negociar con EEUU mientras no
se ha solucionado el espionaje de la Agencia de Seguridad Americana a
millones de ciudadanos europeos.
Por otro lado, el TTIP
amenaza gravemente nuestro modelo social, servicios públicos,
agricultura o propiedad intelectual. De aprobarse, supondría por ejemplo
que se pudiesen comercializar alimentos o transgénicos hoy en día
prohibidos en Europa por considerarse nocivos para la salud o el
medioambiente. Todo esto sin ni siquiera crear empleo y riqueza para la
ciudadanía (¡45 euros anuales por hogar europeo!).
Por último, el TTIP quiere
poner en marcha un mecanismo de arbitraje para resolver desencuentros
entre Estados y empresas. Este caballo de Troya de las multinacionales
permitiría por ejemplo que un Estado tenga que indemnizar a una empresa
por prohibir el fracking en su territorio.
TISA: El
Acuerdo sobre Comercio de Servicios (Trade In Services Agreement en
inglés) se está negociando de forma nada transparente desde julio del
2013 por parte del grupo llamado –y no es broma– “los muy buenos amigos
de los Servicios” (compuestos por EEUU, UE y otros 20 países). El
tratado tiene como objetivo la liberalización de los servicios y su
ámbito es muy amplio: empleo, transporte, comunicación, datos, servicios
legales, subvenciones agrícolas, educación, salud, residuos, suministro
de agua, distribución de energía y comercio digital. Es una amenaza
real para los servicios públicos como la salud y la educación, y puede
también implicar una mayor liberalización de los mercados financieros.
Parece que hemos olvidado ya
las lecciones aprendidas de la crisis financiera: la ideología
neoliberal renace de sus cenizas. De hecho, el tratado es potencialmente
tan o incluso más peligroso que el TTIP. Contendrá cláusulas que no
permitirán imponer mejores estándares legislativos o regular de nuevo un
sector que previamente habría sido ya liberalizado. La democracia está
en peligro puesto que la ciudadanía ya no puede decidir el grado de
regulación que desea.
CETA: El
Acuerdo económico y comercial global con Canadá (Comprehensive Economic
Trade Agreement en inglés) es el hermano pequeño del TTIP. De hecho,
muchos consideran que es un globo sonda para el TTIP, ya que contiene
cláusulas muy similares. Su contenido ya ha sido filtrado y confirma la
mayoría de los miedos que se tenían. El CETA contiene un mecanismo de
arbitraje entre inversores y Estados que creará un sistema
extra-judicial para demandar las decisiones democráticas de los
parlamentos. Permitirá además la entrada de mucha carne de res y de
cerdo al mercado europeo y no queda en absoluto claro cómo se
garantizará que estas importaciones estén libres de hormonas.
El CETA pondrá el foco
también en la liberalización de los servicios. Lo hará utilizando una
“lista negativa”, lo que significa que liberalizará todos los servicios
que no estén incluidos en una lista de excepciones. Uno de los problemas
que desde luego no ha sido debatido es el impacto del CETA (pero
también del TTIP) sobre las diferentes economías europeas. Los países
con economías más basadas en la exportación llegarán mejor preparados
que los países cuyo desarrollo se centra más en el consumo interno. Los
países del Sur de Europa no se adaptarán a estos tratados de forma tan
simple como Alemania por ejemplo y perderán en competitividad.
AAE (o EPA según sus siglas en inglés): Son
los Acuerdos de Asociación Económica negociados entre la Unión Europea y
países de África (del oeste, subsahariana, austral, etc.) o pequeñas
islas del Pacífico. Su objetivo es suprimir el 75% de los derechos de
aduana sobre las importaciones procedentes de la UE y de limitar su
política comercial más allá de las exigencias de la Organización Mundial
del Comercio (OMC). Perjudicará primero a los países africanos. Su
agricultura tradicional y de autoconsumo, su seguridad alimentaria y
desarrollo regional se verán golpeados de lleno por una competencia
europea desleal, destructora de empleos y por una dependencia de los
mercados mundiales y de una economía enfocada a la exportación. Además
del pillaje programado de sus recursos naturales y subsuelo, dará pie a
una migración masiva en una situación dónde la población del Oeste de
África crecerá de 70% en 15 años y en un contexto de calentamiento
climático particularmente acentuado en esta región.
Los europeos no tienen nada
que ganar tampoco. Este acuerdo va a favorecer una agricultura más
productivista, contaminante y poco intensiva en empleos, en detrimento
de las políticas de agricultura sostenible, de soberanía alimentaria y
de transición industrial ecológica.
Las negociaciones de la OMC: La
Organización Mundial del Comercio, de la que son miembros casi todos
los países, fue creada en 1994 con una agenda clara: liberalizar el
comercio mundial. Pero desde 2001 la OMC está atascada por desacuerdos
internos: los países menos industrializados y más empobrecidos quieren
que sus productos agrícolas lleguen a los mercados de los países
enriquecidos. Sin embargo, los países del Norte bloquean la llegada de
estos productos, lo que impide el desarrollo de los países de origen.
Desde el parón de las
negociaciones, la UE y EEUU –entre otros– han promocionado tratados de
libre comercio fuera del marco de la OMC, muchos de los cuales se
describen más arriba. Objetivo colateral: presionar a los países del Sur
para que hicieran concesiones en las negociaciones de la OMC. Y
funcionó: en Bali en 2013 la OMC ha llegado a un acuerdo para facilitar
el comercio mundial. Habría incluido que India suspendiera sus programas
de apoyo alimenticio para los más desfavorecidos. Sin embargo, el nuevo
gobierno indio no ha querido abandonar a los 400 millones de sus
ciudadanos que viven con menos de 1,25 dólares al día y no estaba por la
labor de renunciar a esas ayudas. ¡Una buena decisión!
Es posible y altamente
necesario parar estos tratados y construir alternativas. Dependerá de la
capacidad de presión y movilización ciudadana, social y política a
nivel local, europeo y global. Por ejemplo, ¿qué te parece si el 11 de
octubre sumamos fuerza con el Día Europeo de acciones para parar los acuerdos TTIP, CETA y TiSA. ¿Te apuntas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario