miércoles, 30 de julio de 2014

Cuba, un modelo y un ejemplo, sus sistema sanitario público, universal y gratuito, sin ninguna objeción para todos los ciudadanaos, sea de donde sean, y y sin razo ni color, egún la Organización Mundial de la Salud.

Cuba, un modelo según la Organización Mundial de la Salud


Salim Lamrani (Opera Mundi)
omsSegún el organismo de las Naciones Unidas, el sistema de salud de Cuba tiene valor de ejemplo para todos los países del mundo.
El sistema de salud cubano es mundialmente reconocido por su excelencia y su eficiencia. A pesar de recursos sumamente limitados y el impacto dramático causado por las sanciones económicas que impone Estados Unidos desde hace más de medio siglo, Cuba ha logrado universalizar el acceso a la salud a todas las categorías de la población y conseguir resultados similares a los de las naciones más desarrolladas.
Durante su reciente visita a La Habana, Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, elogió el sistema de salud cubano y se declaró impresionada por los logros en este campo. “Cuba es el único país que he visto que tiene un sistema de salud estrechamente relacionado con la investigación y el desarrollo en ciclo cerrado. Es esta la dirección correcta, porque la salud humana no puede mejorar si no es con la innovación”, enfatizó. Saludó “los esfuerzos de la dirección de este país para colocar la salud como pilar esencial del desarrollo”.[1]
Cuba basa su sistema de salud en la medicina preventiva y los resultados son excepcionales. Según Margaret Chan, el mundo debe seguir el ejemplo de la isla en este campo y sustituir el modelo curativo, poco eficiente y costoso, por un sistema basado en la prevención. “Deseamos ardientemente que todos los habitantes del planeta puedan tener acceso a servicios médicos de calidad, como en Cuba”, subrayó.[2]
            La OMS recuerda que la falta de atención médica en el mundo no es de ningún modo una fatalidad procedente de una falta de recursos. Traduce, al revés, una falta de voluntad política por parte de los dirigentes de proteger a las poblaciones más vulnerables. La organización cita el caso de la isla del Caribe como el perfecto contraejemplo[3]. Por ello, en mayo de 2014, Cuba presidió la 67 Asamblea Mundial de la Salud como reconocimiento a la excelencia de su sistema de salud.[4]
            Con una tasa de mortalidad infantil de 4,2 por mil, Cuba presenta el mejor indicador del continente y del Tercer Mundo, reflejando así la calidad de su sistema y el impacto sobre el bienestar de los niños y de las mujeres embarazadas. La tasa de Cuba es incluso inferior a la de Estados Unidos y se ubica entre las más bajas del mundo.[5]
            Con una esperanza de vida de 78 años, Cuba es uno de los mejores alumnos del continente americano y del Tercer Mundo, con un indicador similar al de las naciones más desarrolladas. Como promedio, los cubanos viven 30 años más que sus vecinos haitianos. En 2025, Cuba dispondrá de la mayor proporción de personas de más de 60 años de América Latina.[6]
Un sistema de salud al servicio de los pueblos del Tercer Mundo
            Cuba también beneficia a las poblaciones del Tercer Mundo de su sistema de salud. En efecto, desde 1963, Cuba manda a médicos y otro personal de salud a los países del Tercer Mundo para atender a los desheredados. Actualmente, cerca de 30.000 colaboradores médicos trabajan en más de 60 países del planeta.[7]
            El ejemplo emblemático de esta solidaridad hacia los más desposeídos es la Operación Milagro que lanzaron Fidel Castro y Hugo Chávez en 2004. Esta campaña humanitaria, elaborada a nivel continental en el marco del proyecto de integración de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), consiste en operar gratuitamente a los latinoamericanos pobres que sufren cataratas y otras enfermedades oculares.[8]
            En una década, cerca de 3,5 millones de personas han recobrado la vista gracias al internacionalismo cubano. Este programa social, creado en un primer tiempo para Venezuela, se ha extendido a todo el continente con el objetivo de operar a 6 millones de personas. Además de las operaciones quirúrgicas, la Misión Milagro proporciona gafas y lentes de contacto a las personas víctimas de problemas de vista.[9]
            En total, cerca de 165 instituciones cubanas participan en la Operación Milagro, que dispone de una red de 49 centros oftalmológicos y 82 centros operatorios en 14 países de América Latina: Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Granada, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Saint-Vicente y las Granadinas, Venezuela y Uruguay[10].
            La solidaridad médica cubana también se extiende a África. En 2014, LABIOFARM, empresa de producción química y biotecnológica cubana, lanzó una campaña de vacunación contra el paludismo en África del Oeste, en no menos de 15 países. [11] Según la OMS, este virus, que afecta mayoritariamente a los niños, cuesta la vida a no menos de 630.000 personas al año, “la mayoría niños de menos de cinco años que viven en África”. “Ello significa que 1.000 niños mueren cada día de paludismo”, recuerda la Organización.[12]
            Del mismo modo, Cuba forma a jóvenes médicos del mundo entero en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Desde su creación en 1998, la ELAM ha graduado a más de 20.000 médicos de más de 123 países. Actualmente, 11.000 jóvenes procedentes de más de 120 naciones cursan la carrera de medicina en la institución cubana. Según Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas, la ELAM es “la escuela médica más avanzada del mundo”. También elogió a los médicos cubanos que trabajan en todo el mundo, y particularmente en Haití: “Siempre llegan primero y son los últimos en irse, y permanecen después de las crisis. Cuba puede mostrar a todo el mundo su sistema de salud, un modelo para muchos países”.[13]
            Al citar el ejemplo de Cuba, la Organización Mundial de la Salud enfatiza que es posible para un país del Tercer Mundo con recursos limitados elaborar un sistema de salud eficiente y ofrecer a todas las poblaciones una protección social, si existe la voluntad política de ubicar al ser humano en el centro del proyecto de sociedad.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.Su último libro se titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.

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