miércoles, 30 de julio de 2014

Guía para tumbar el capitalismo para timoratos y pusilámines

Guía para tumbar el capitalismo

Escrito por  Juan Luis Gallego
Sí, pero ¿cómo? Esa es la pregunta contra la que choca una y otra vez el creciente rechazo del modelo capitalista actual. ¿Realmente es posible el cambio? ¿Hacia dónde? ¿Qué puedo hacer yo?
Sí, pero ¿cómo? Esa es la pregunta contra la que choca una y otra vez el creciente rechazo del modelo capitalista actual. ¿Realmente es posible el cambio? ¿Hacia dónde? ¿Qué puedo hacer yo? El informe “Reflexionando sobre las alternativas” es, probablemente, el más serio intento de dar una respuesta elaborado hasta ahora. Obra del Seminari D´Economia Crítica Taifa –un grupo de economistas, pero no solo, descontentos con el enfoque económico dominante en las universidades actuales, “completamente monopolizadas por la corriente de pensamiento neoclásico y neoliberal”-, el estudio, de casi 300 páginas, es el fruto de años de trabajo afrontados con una vocación práctica y realista, “sin sueños falsos”. Es una propuesta para avanzar, dicen sus autores, “aquí y ahora”. No para poner parches al sistema actual.
Una reforma fiscal, una banca ética o una disminución de la jornada laboral, por ejemplo, son instrumentos, pero no constituyen una alternativa. De lo que se trata es de “subvertir la sociedad existente”, cuestionando su base, “el capitalismo”. Y, además, con una vocación integradora, capaz de vehicular hacia el mismo objetivo a todos los que compartan el fin último, sea cual sea su prioridad: si uno quiere salvar ballenas mientras otros luchan contra los desahucios, perfecto; probablemente ambos acabarán encontrándose al final del camino. Eso sí, en el proceso los métodos son tan importantes como el objetivo: debe ser una lucha de abajo a arriba, con procesos de toma de decisión colectivos y sin jerarquías.
Es tal su intención de realismo que los economistas de Taifa advierten de que, probablemente, nunca llegaremos a esa sociedad ideal –“utópica”, dicen-, pero no hay más remedio que avanzar hacia ella “porque la peor opción es continuar con lo que existe”. Y, además, es obligado hacerlo en una lucha condicionada por la realidad actual, en la que los que queremos el cambio “no tenemos el poder” y los partidos políticos y los sindicatos, si bien han jugado un papel fundamental en determinados contextos históricos, ahora son “agentes muy debilitados del cambio social”.
Hay, por tanto, que vencer al capitalismo desde el capitalismo, con las contradicciones que eso conlleva. Este artículo no es más que un resumen de ese trabajo, un intento por definición simplista de compendiar en unas pocas ideas lo que, a todas luces, constituye un camino hacia la esperanza y una invitación a la lucha.
1 El punto de partida
El informe de Taifa parte de la base de que “el capitalismo en el que vivimos supone básicamente una sociedad injusta y depredadora, que ha fracasado socialmente, ha hecho colapsar la idea de democracia y se ha manifestado inviable ecológicamente”. No caben, por tanto, “medidas parciales, con instrumentos paliativos y de reforma que aligeren las injusticias y desigualdades que engendra la dinámica de acumulación propia del capitalismo, con intentos de racionalizarla o humanizarla”.
2 El objetivo
La sociedad alternativa –La Alternativa, como la bautiza Taifa- hacia la que se debe caminar sería, por el contrario, “justa y armoniosa entre las personas y respetuosa del medio natural” y eso implica “no capitalista”. Y, de momento, dice el informe, no hace falta definir más. No es necesario “un plan elaborado previamente, como si fuese un mapa de carreteras (…), ya que ello supone entenderla como algo que se puede elaborar desde fuera del cuerpo social”.
3 Definición
“Consideramos sociedades alternativas –afirma el estudio- aquellas económica y socialmente justas, democráticas y ecológicas, y en las que las personas puedan vivir desarrollando toda la capacidad que tiene el ser humano para una vida plenamente satisfactoria y digna, en sociedades construidas con su plena participación”. Las palabras ‘socialista’ o ‘comunista’, dicen, han quedado tan degradadas que no sirven como definición.
4 Criterios mínimos
Aunque es imposible dibujar todos los elementos que deben configurar la nueva sociedad, que, de hecho, se irá formando en “un proceso de transformación llevado a cabo continuada y permanentemente por la actuación de los grupos sociales”, sí es cierto que debe reunir unos requisitos mínimos.
4.1. Un régimen de producción comunitario; que no explote a las personas ni derroche recursos. La producción no se orientará al beneficio privado ni al mercado, sino “a satisfacer las necesidades materiales básicas de la población y, en tanto en cuanto sea posible, sus deseos”. No puede existir la explotación de unas personas por otras, sino la cooperación común, lo que implica que la gestión empresarial debe recaer en el conjunto de los trabajadores “con igual capacidad de decisión entre ellos para las decisiones estratégicas”.
4.2. Un sistema de propiedad colectivo, comunal, no privado. Se trata de apostar por la autogestión y, además, planificada. “Evidentemente eso no significa que todo lo que existe en la sociedad deba ser de propiedad colectiva”. Una sociedad austera, que aprovecha bien los recursos, pero también “del buen vivir”, dentro del nivel de riqueza disponible. “Con crecimiento selectivo, seguramente no hace falta tanta inversión, ni trabajar tanto”.
4.3. Un sistema de distribución equitativo, de forma que el acceso a los bienes que satisfacen las necesidades básicas esté asegurado (aunque no se trabaje). No se puede tolerar la pobreza. Todos tenemos derecho a vivir dignamente. Hablamos del derecho a una renta básica que cubra las necesidades fundamentales, un derecho incondicional que no está sujeto a ninguna otra consideración más que la de ser miembro de dicha sociedad. “Esto no debe ser obstáculo alguno para que las personas que deseen trabajar puedan ejercer actividades remuneradas según el sistema que socialmente se establezca”.
4. 4. Que los procesos de transformación se inicien desde la base, de abajo hacia arriba. Y que la gestión del poder sea horizontal: igualitaria, participativa, abierta, democrática, plural y no jerárquica.
4. 5. Que su sistema de valores y afectos proponga y potencie el bien común. El bienestar social y colectivo es prioritario, pero el individual también es importante. Una advertencia: no se pueden realizar transformaciones radicales sin transformar también bastantes aspectos individuales: nuestras ideas, el régimen de vida cotidiana, las relaciones sociales, cierto tipo de satisfacciones a favor de otras renovadas, la relación con la naturaleza…
5 Papel del Estado
Taifa prefiere, en este informe, no decantarse ni por quienes apuestan por la destrucción del Estado, ni por quienes creen que, de una forma u otra, tiene que existir un ente similar que institucionalice el poder. Pero asegura: “Es muy difícil plantearse que el poder pueda desaparecer totalmente, pero es importante diluirlo al máximo para evitar su concentración y su consiguiente deriva autoritaria y burocrática. Por ello, es necesario e imprescindible tener un concepto del poder desde abajo, iniciar el cambio desde los colectivos de base”.
6 La violencia
No rehúye el informe un posicionamiento sobre la validez de la violencia en este proceso hacia La Alternativa. “Desearíamos que fuera de carácter pacífico, pero dudamos de que el poder claudique sin violencia. De hecho, el capitalismo ha forjado su historia a base de millones de muertos. Nos parece imposible prever ahora, en las circunstancias actuales, cuáles podrán ser los medios de ataque y las respuestas que se podrán diseñar ante el uso de la violencia por el poder. Pero es importante no ignorar que esto va a suceder”.
En algunos lugares la utopía ya ha comenzado:
Coop57
Actividad: cooperativa de servicios financieros.Localización: nacida en Cataluña, cuenta con centros en Madrid, Aragón, Andalucía y Galicia. Socios: 540 entidades y 2.500 personas. Año de constitución: 1996. Web: www.coop57.coop
“La motivación principal de los socios y de las socias colaboradores no es el afán de lucro, sino el convencimiento de que hay que controlar el destino de nuestros ahorros para, por una parte, superar la paradoja de poder estar contribuyendo a financiar iniciativas contradictorias con nuestros propios principios éticos y solidarios y, por otra, contribuir a vehicular recursos financieros a proyectos económicos que transformen la realidad acorde a los principios de la economía”. Así explica la web de Coop57, en su apartado de Preguntas Frecuentes, las razones de quienes en ella participan. Tratemos de explicar cómo funciona.
Se trata de una cooperativa que gestiona el dinero de sus socios. No renuncia a ganar dinero, todo lo contrario -ofrece hasta un 2% de interés a los depósitos fijos-, pero su actividad se rige por una serie de principios irrenunciables: coherencia; compatibilidad entre el rendimiento financiero y el social; participación; transparencia y solidaridad. En la práctica, eso significa que el dinero solo se destina a créditos -no hay inversiones en Bolsa, ni especulación, ni compras de deuda pública…- de empresas o asociaciones de “economía social y solidaria”; que, además, tienen que ser socios de Coop57.
Para eso, para ser socio, basta con aportar 300 euros si eres una persona física o algo más de 900 si se trata de una entidad. Pero no es una aportación a fondo perdido; Coop57 no es una ONG. Ese dinero forma parte del capital social de la cooperativa y, además de rentar, puede ser retirado en cualquier momento. Pero no solo sabes adónde va, sino que, además, eres uno de los que interviene en la toma de decisiones. Mueven ya más de 16 millones de euros con solo 10 trabajadores.
Conservatorio de Santiago
Nombre: Conservatorio Histórico de Santiago de Compostela. Concepto: empresa ‘recuperada’, constituida ahora en cooperativa. Año de constitución: 2005. Número de socios: cinco. Web: www.conservatoriodesantiago.com
El Conservatorio Histórico de Santiago es, ahora, una empresa ‘recuperada’, es decir, una institución ‘tomada’ por sus trabajadores después de que quienes fueron sus dueños durante años decidieran cerrarla. Ocurrió en el curso 2004-2005. La Real Sociedad Económica de Amigos del País, dueña entonces del centro, decidió que, ante la proliferación de conservatorios públicos, el suyo había dejado de tener sentido. Seis profesores, algunos con más de 30 años de trabajo en el Conservatorio, se negaron entonces a aceptar sin más el vacío que se les venía encima. Se constituyeron en cooperativa, invirtieron 18.000 euros cada uno de la indemnización recibida y volvieron a las aulas cuando tocaba, sin ningún parón, tras aprovechar el verano de ese año para acondicionar, brocha en mano, un edificio histórico pero vetusto.
La existencia, desde entonces, es “muy complicada”, según reconoce a Números Rojos la directora del conservatorio, Esther Sobral. Sin subvención alguna, a pesar de impartir la enseñanza oficial, a sus socios, ahora cinco, no les ha quedado más remedio que trabajar mucho y ganar poco para mantener el centro, en el que dan trabajo a otra docena de personas y enseñan música a más de un centenar. De todas las edades, porque esa es una característica del centro de la que su directora se enorgullece: en un alarde de innovación frente a la dificultad, han diseñado desde cursos para mayores hasta música para embarazadas, clases de piano en inglés o programas de formación para profesorado. “Somos un centro único en el mundo -dice Sobral-, porque ofrecemos enseñanza musical en todas las etapas de la vida”.
La segunda parte de esta Guía anticapitalista se publicará el próximo miércoles 6 de agosto.

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