La “neutralidad informativa” y Palestina
A las grandes corporaciones mediáticas les fascina discursar sobre democracia y libre expresión. Los analistas políticos y los lectores de noticias frente a la cámara gustan de proferir extensas elocuciones sobre los valores del periodismo, la ética al informar y la defensa intransigente de la objetividad.
Son adictos a promulgar por doquier la “libertad” de
la que gozan y desean que otros menos afortunados, bajo dictaduras de
gobiernos populistas y plutocracias religiosas despóticas, dicen,
aprisionan el espíritu de la comunicación, gocen de la misma “libertad”.
Cobijados en esos “inviolables” valores, dan a conocer
informaciones y formulan comentarios editoriales para su amplio
auditorio. En consenso, los medios de comunicación masiva arman la
agenda informativa, discriminan lo importante de lo trivial, etiquetan a
los actores de la notas de forma maniquea y señalan el rumbo de la
opinión pública.
En ese tenor se ha venido tratando la
información referente a los ataques criminales del ejército de Israel
contra la franja de Gaza. Aplicando el valor de la “neutralidad
informativa”, para no caer en el pecado de la “información tendenciosa”,
se evita “ponerse del lado de un bando” y con ello se clasifica la
matanza de civiles palestinos como “guerra”. De igual forma reducen el
conflicto a un altercado religioso entre “dos naciones”.
Sutilmente colocan a Israel como país atacado por los hostiles y
fanáticos árabes. Calificando de terroristas al grupo insurgente Hamas,
se le niega todo derecho de réplica. Porqué después de los fatídicos
incidentes de 2011 al “terrorista” no se le concede ni la más mínima
garantía, esa es la profesión de fe de las democracias liberales y por
ende de sus corporaciones mediáticas.
Pero detrás de la
neutralidad informativa y las cuidadosas reflexiones de los eruditos
analistas internacionales, se encuentra la realidad que contrasta con el
discurso estructurado de los mass media.
En la
realidad, se encuentra un pueblo despojado de sus tierras por la
implantación de un estado confesional xenófobo que les excluye por ser
árabes. El desplazamiento de 750 000 palestinos huyendo a Cisjordania
por las masacres orquestadas en los territorios ocupados en 1948. Desde
entonces se escribe na historia de discriminación y rechazo contra un
pueblo que apenas resiste ante los cruentos embates.
Los
mortíferos ataques iniciados el 8 de julio del presente año, demuestran
el objetivo siniestro de Israel. El accionar sospechoso de la policía en
Israel y las mentiras de Benjamin Netanyahu en su intento por inculpar a
Hamas del asesinato de los tres colonos invasores Eyal Yifrah, GilAd
Shaar y Naftali Frenkel. Netanyahu declaró con plena seguridad: “Hamas
es responsable y Hamas pagará”, sin prueba alguna, la falacia no duró
mucho tiempo y la policía israelí tuvo que reconocer que el crimen fue
perpetrado por una “célula solitaria” sin nexo con Hamas.
No
obstante, la trascendencia de la información, la gran mayoría de los
medios de comunicación internacionales ocultaron o minimizaron la
acción, en su afán por preservar la “neutralidad informativa” desviaron
la atención del hecho importante: el genocidio contra la población
civil, la utilización de armamento prohibido por los acuerdos
internacionales y en general los crímenes de guerra cometidos por
Israel. Para las corporaciones mediáticas los valores del periodismo se
ajustan a los intereses del gran capital y del Lobby Sionista. Fuera de
las salas de prensas de los rotativos, las cabinas de radio y las
televisoras, allá en Gaza, la población es impunemente masacrada y su
lamento de dolor y rabia es acallada por quienes se autodenominan
pregoneros de la libertad de expresión.
*El
autor es Licenciado en Docencia en Lengua y Literatura por la
Universidad Autónoma de Baja California, Profesor de Educación Básica y
Media Superior.
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