Israel, los judíos y Gaza. Las continuas e interminables mentiras de Bernard Henri Lévy
Alain Gresh Le Monde diplomatique
Traducido del francés para Rebelión por Caty R. |
Con cada ofensiva
israelí contra Gaza se nos vienen encima un nuevo editorial de Bernard
Henri Levy (BHL) y un montón de mentiras. Ocurrió en diciembre de 2008
cuando contó la invasión israelí desde la torre de un tanque. También en
noviembre de 2012. Y una vez más en su última crónica «Gaza París»
publicada en la web de la revista que dirige, La Régle du jeu, el
pasado 15 de julio. El descrédito de este ensayista, cuyos libros ya no
se venden, no impide que los medios pongan a su disposición, a porfía,
sus columnas y sus platós (1). Ese texto, en resumen, concentra todas
las mentiras proferidas sobre Palestina y ampliamente repetidas, por
otra parte.
Primera mentira, la foto que ilustra el artículo y
que pretende mostrar la sinagoga de la calle de la Roquette asediada.
Una vez más BHL mete la pata porque según el rabino no hubo ningún
ataque al edificio: « Incidents rue de la Roquette: Serge Benhaim dément toute attaque de la synagogue », ITélé, 18 de julio). ¿De dónde ha salido esta foto?
«Así pues encontramos a miles de hombres y mujeres reunidos el domingo en París que con la excusa de “defender Palestina” vuelven a atacar a los judíos. A esos imbéciles además de canallas, o viceversa, hay que recordarles, a todos los efectos, que confundir a judíos e israelíes en la misma reprobación es el principio de un antisemitismo que, en Francia, está castigado por la ley».
¿Ataque a los judíos? Sabemos que el asunto del ataque a la sinagoga es un montaje, que la Agence France Prese
que lo reportó no tenía ningún periodista sobre el terreno y que los
medios de comunicación se vieron obligados a rectificar. Las
declaraciones de Michèle Sibony, secretario general adjunto de la Unión
Judía Francesa por la paz (UJFP), en la cadena de televisión LCI
permitieron conocer la verdad y recordar que no solo no hubo ningún lema
antisemita en la manifestación, sino que además participaron muchos
judíos.
Sabemos que hubo algunos enfrentamientos entre los
matones de la Liga de Defensa Judía (LDJ) –organización fascista
prohibida en Israel y Estados Unidos que las autoridades francesas se
niegan a disolver- y un centenar de jóvenes de los cuales algunos
gritaban eslóganes antisemitas en respuesta a los eslóganes antiárabes
de sus adversarios. Hay que denunciarlos vigorosamente y denunciar a
todos los que confunden judío e israelí.
Por lo tanto BHL tiene
razón. Hay que eliminar la asimilación de judío e israelí. Pero, ¿cómo
creerle? Israel rechaza la existencia de una nacionalidad israelí y no
reconoce que existen judíos y árabes entre sus ciudadanos. Israel se
autoproclama «Estado judío» y habla de su ejército como «ejército
judío».
Y cuando el ejército israelí organiza en mayo de 2014 una
reunión en la sinagoga de la Victoria para alabar sus méritos y hacer
proselitismo, ¿quién crea la asimilación de de israelíes y judíos? (Ante
la «publicidad» un tanto exagerada, la reunión se anuló). Cuando se
organiza en París todos los años una gala de apoyo a la policía
fronteriza israelí, ¿a quién le importa el conflicto en Francia? El
embajador de Francia en Tel Aviv no deja de alabar «el valiente
compromiso» de jóvenes franceses en el ejército israelí. ¿Qué diría el
Gobierno francés si los jóvenes franceses musulmanes fueran a luchar a
Palestina? Y sin embargo acepta que algunos participen hoy en la
ofensiva contra Gaza.
«Debemos recordar que ninguna indignación, ninguna solidaridad con cualquier causa puede autorizar, ni siquiera disculpar, esa actitud prácticamente “pogromista” que es el intento de entrar violentamente en una sinagoga.
A esos canallas además de imbéciles, o viceversa, hay que repetirles que unirse tras los cohetes de cartón piedra que representan los proyectiles lanzados a ciegas sobre mujeres, niños o ancianos, en resumen civiles de Israel, no es un acto trivial, sino un gesto de apoyo a una organización terrorista.
A los que entre esos manifestantes creen realmente en la causa de Gaza (si los hay) y desfilaron bajo sus banderas recordando a las decenas de muertos inocentes desde que empezó la contraofensiva israelí, no tendremos la crueldad de preguntarles por qué nunca están ahí, nunca, sobre el mismo pavimento parisino para llorar no a las decenas, sino a las decenas de miles de otros inocentes muertos, desde hace tres años y medio, en ese otro país árabe llamado Siria».
El argumento se
puede repetir hasta el infinito a lo largo de las luchas de los últimos
decenios. Si te movilizas por la guerra de Argelia, ¿por qué no haces
nada contra las dictaduras árabes? Si te movilizas contra la agresión
estadounidense a Vietnam, ¿por qué no protestas contra el gulag? Si
denuncias el apartheid de Sudáfrica el Gobierno de Pretoria replica:
mira los crímenes cometidos en el Congo o en Etiopía.
No sé en
qué se basa BHL para decir que los manifestantes que salieron a las
calles en los últimos días no se movilizan por otras causas. Conozco a
personas que se mueven mucho para denunciar al régimen sirio. Pero es
verdad que la causa palestina es emblemática, no solo por el número de
víctimas, sino además por el hecho de que es el último conflicto
colonial. En mi artículo « ¿Qué simboliza Palestina? »
explico ampliamente por qué se trata de un conflicto simbólico en la
brecha entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur.
«Y hay que señalar que esas decenas de mujeres, niños o ancianos, en resumen civiles palestinos, si no se frena la criminal huida hacia delante de Hamás, mañana serán centenares. Y no hay solo uno, sino dos responsables: el piloto que al disparar a una rampa de misiles iraníes oculta en el centro de un edificio daña por error al edificio vecino; pero también, a menudo en primer lugar, esos cínicos monstruosos que al mensaje del piloto anunciando que va a disparar e invitando a los vecinos a abandonar la zona para protegerse, responden invariablemente: “que nadie se mueva; que todos permanezcan en sus puestos; que diez, cien mártires ofrezcan su sangre a la sagrada causa, inscrita en nuestro mapa, de la destrucción del Estado de los judíos».
En
primer lugar es evidente que la cita de BHL «que nadie se mueva», etc.,
es pura invención. Está claro que los palestinos dudan de abandonar sus
casas por miedo a que se las saqueen o destruyan, como siempre que el
ejército israelí invade un territorio. Está claro también que algunas
prácticas de los grupos armados –y recordemos que en Gaza luchan junto a
Hamás la Yihad Islámica, el Frente Popular para la Liberación de
Palestina (FPLP) y los grupos vinculados a Fatah- son condenables. Pero
recordemos también que Amnistía Internacional denunció en su informe de
2010 (sobre la invasión israelí de Gaza) la utilización de palestinos
por parte del ejército israelí como escudos humanos. Y que, una vez más,
no hay dos ejércitos que luchan con las mismas armas. Recordemos otra
vez la fórmula del dirigente del Frente Nacional de Liberación de
Argelia Larbi Ben M’hidi, arrestado el 23 de febrero de 1957 por el
ejército francés y preguntado por los periodistas con respecto al FLN
que ponía bombas en los cafés escondidas en cestas: «Dadnos vuestros
aviones y os daremos nuestras cestas». Ben M’hidi sería «suicidado» por
Paul Aussaresses unos días después.
«En cuanto a los demás, a los que piensan que el desbordamiento está causado probablemente por una locura colectiva; a los medios de comunicación que no paran de recordar continuamente la “agresión” israelí, la “prisión” en que se ha convertido Gaza o la “espiral de violencia y venganza” que se supone que alimentan esta guerra sin fin, podemos objetar:
1.- Que no existe agresión, sino contraataque de Israel frente a la lluvia de misiles que una vez más se abate sobre las ciudades y que ningún estado del mundo toleraría mucho tiempo».
Si
Francia recibiera obuses disparados desde Suiza o Bélgica, ¿no
respondería a esa agresión? Pero hace decenios que Francia no ocupa
Suiza y Bélgica y no corre el riesgo de recibir obuses.
«2.- Que en efecto Gaza es una especie de prisión, pero los israelíes se fueron de allí hace casi diez años, por lo que no veo cómo pueden ser los carceleros; pero, ¿por qué al contrario Hamás, que tiene el enclave bajo su yugo, que trata a sus habitantes como rehenes y que bastarían una palabra suya o su mano tendida para acabar con la pesadilla prefiere llegar hasta el final de su locura criminal?»
No
hace falta leer a BHL para decir que no hay carceleros en Gaza.
Obviamente los carceleros están en el exterior. La Franja de Gaza
continúa siendo un territorio ocupado: Las Naciones Unidas siguen
considerándola como tal porque sus accesos terrestres, marítimos y
aéreos siguen dependiendo de Israel -que impide el acceso a grandes
zonas de Gaza (al 30% de las tierras de cultivo) así como al mar más
allá de seis millas (reducidas a tres desde el principio de la
operación)- porque el Estado civil sigue en manos de los israelíes,
porque el bloqueo impuesto por Israel en 2007 sigue vigente a pesar de
las condenas «verbales» unánimes de la comunidad internacional, incluido
Estados Unidos.
«3.- Que entre las violencias y venganzas que nos presentan como “simétricas”, la muerte de tres adolescentes judíos secuestrados y hallados muertos cerca de Hebrón y el asesinato de un niño palestino quemado vivo dos días después por una banda de bárbaros que avergüenzan los ideales de Israel, hay una diferencia que por desgracia no cambia nada en el duelo de las cuatro familias, pero para los que tienen la posibilidad, y por lo tanto el deber, de mantener la cabeza fría, lo cambia todo: las autoridades políticas, judiciales y morales de Israel se horrorizaron del segundo acto, lo condenaron sin reservas y persiguieron y arrestaron sin tardanza a los presuntos culpables; respecto al primero, cuyos autores todavía están libres, hay que tener el oído muy fino para oír alguna palabra de las filas palestinas. Incluso hubo una frase de Khaled Mechaal, jefe de Hamás en el exilio, “felicitando a los secuestradores” de los tres jóvenes, brutalmente recalificados para la ocasión como “colonos judíos”».
Parece que BHL ignora las
campañas de odio que fluyen sobre Israel desde hace años y que inducen a
la mayoría de sus habitantes a desear la expulsión de los ciudadanos
árabes del Estado. Ignora también el papel de los colonos y los
grupúsculos de extrema derecha que gozan desde hace años de una
impunidad absoluta y multiplican las agresiones contra los árabes.
«Dudo de que estas observaciones puedan tener algún efecto en los yihadistas del domingo, siempre los mismos, que un día lamentan que les impidan reír con Dieudonné, otro que les prohíban expresar su respeto a Mohamed Merah y otro que la diplomacia francesa no se posicione como un solo hombre tras los “indignados” partidarios de Hamás».
Esto, que es lo que se denomina un amasijo, ¿realmente merece una respuesta?
«El resto de Francia, en cambio, los hombres y mujeres de buena voluntad, los que no han renunciado al sueño de ver algún día esta tierra por fin compartida, desean que se rompa el círculo vicioso de la desinformación y la pereza mental. No, entre Israel y Hamás las razones no están distribuidas de la misma forma. Hamás es una organización “fasciislamista” de la que hay que liberarse urgentemente, también los gazatíes. En cuanto al jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, apela a las Naciones Unidas para que presionen a Israel. ¿Pero no sería más lógico, más digno y sobre todo más eficaz que apelase a esos locos de Dios, que después de todo se han convertido en sus socios de gobierno desde hace unas semanas, para exigir y conseguir de ellos que depongan inmediatamente las armas?»
Deponer las armas,
como pide BHL, ¿conducirá a la paz? Hace unos diez años, desde la muerte
de Yasser Arafat, Mahmud Abbas negocia con Israel y mantiene con el
ejército de ocupación una cooperación de seguridad que califica de
«sagrada». Hamás no forma parte de las negociaciones y tampoco lo hará
en el futuro ya que no es el Gobierno palestino el que negocia, sino la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP). ¿Y cuál es el
resultado de esas negociaciones? Más colonias, más colonos, más
represión, un rechazo total a devolver los territorios ocupados en 1967.
En cuanto al «fascismo» de Hamás, recordemos que en el Gobierno
israelí hay partidos que si fueran elegidos en cualquier país europeo
serían denunciados por BHL y se negaría a recibirlos. ¿Un fascista
israelí judío es más aceptable que un fascista holandés o austríaco?
«Los gazatíes merecen un destino mejor que el de escudos humanos. Los pueblos de la región, todos los pueblos, están cansados de la guerra y sus horrores: demos una oportunidad a la paz».
Sí,
demos una oportunidad a la paz. Apliquemos las sanciones contra Israel
para que por fin acepte las resoluciones de la ONU, renuncie a la
colonización y evacue los territorios ocupados.
Nota
(1) Véase el dossier de Le Monde diplomatique, « L’imposture Bernard-Henri Lévy ».
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