Entrevista a Luis Alegre, miembro del Círculo de Podemos en la Universidad Complutense de Madrid
“El objetivo es que en otoño arranque una Segunda Transición, una gran revolución democrática”
¿Cuáles crees que han sido las razones del éxito de Podemos?
Creo
que, sin lugar a dudas, haber sabido conectar con un descontento
generalizado que es el descontento que se produce una vez que hay
movilizaciones masivas, una vez hay grandes consensos que son
enteramente transversales, que se expresan en movilizaciones sociales y
que, sin embargo, se encuentran con la frustración de no tener expresión
política. Ante este anhelo de expresión política por parte las
movilizaciones sociales, el haber sabido conectar con ese malestar creo
que es el éxito electoral de Podemos.
¿Qué espacio electoral ocupa Podemos?
El
objetivo de Podemos, y lo que creo que estamos consiguiendo en gran
medida, sobre todo después de las elecciones europeas, es ocupar el
espacio electoral de las mayorías sociales. En la situación de
emergencia social en la que nos encontramos hay grandes consensos que se
han generado a través de movilizaciones, como que la ley hipotecaria es
una auténtica vergüenza, que estamos orgullosos de nuestros sistemas
públicos de sanidad y educación y no queremos que los desmantelen,
queremos que se ponga coto a la corrupción, al despilfarro…
Aunque
es obvio que nosotros, todos y cada uno de los miembros que hemos
impulsado Podemos, somos gente realmente muy de izquierdas, pero estos
consensos a los que apelamos consideramos que son consensos enteramente
transversales a la sociedad. Es en este sentido en el que decimos que el
eje izquierda-derecha está en esa situación de emergencia y crisis de
régimen, que está en gran medida desbordado. Desbordado significa
simplemente esto: ahora mismo hay grandes mayorías sociales que están a
favor de un cambio, de una regeneración de la vida pública, de que se
cumplan las leyes, de construir una fuerza política que sea la expresión
de la lucha de los de abajo contra los de arriba, de los explotados
contra los explotadores, de los oprimidos contra los opresores, la
ciudadanía contra la casta, el pueblo contra la oligarquía… Este es el
eje fundamental en el que creo que tenemos que basarnos todos los que
tenemos principios de justicia social.
El eje izquierda-derecha
ha tenido un momento histórico con esa expresión simbólica concreta de
izquierda-derecha pero que eso no es más que una expresión simbólica del
que siempre ha sido el eje principal: arriba-abajo,
opresores-oprimidos, explotadores-explotados.
Uno de los
elementos más usados en los discursos de Podemos es una dicotomía basada
en la división de la sociedad entre la casta y la gente, ¿ha construido
esto un nuevo “ellos o nosotros”, el “burgueses contra proletarios” de
nuestro tiempo?
Sin lugar a dudas, creo que todo el mundo
entiende a qué nos referimos cuando hablamos de la casta, y es un
concepto en realidad bastante técnico y bastante preciso. Todo el mundo
entiende que hay una diferencia entre quien cobra una nómina y quien
cobra de un consejo de administración cinco millones de euros. Todo el
mundo entiende que hay una diferencia entre el autónomo que a duras
penas logra sacar adelante su negocio, que está asfixiado por las deudas
o la falta de crédito, y el Banco Santander.
Todo el mundo
entiende eso: que todo el entramado de organización política está al
servicio de grandes poderes financieros, que no son representantes de la
ciudadanía sino más bien correa de transmisión de los intereses de los
grandes poderes. Y es a este entramado que, por decirlo así, controla la
vida política, social y económica del país al que nos referimos como
“casta”. Y hay una ciudadanía que ya se considera mayor de edad y que ha
dicho “basta”, que el poder lo tenemos que recuperar los ciudadanos y,
en este sentido, es una apuesta por la recuperación democrática de la
soberanía.
Podemos ha supuesto un fenómeno histórico, sin
precedentes en nuestro país, ¿cómo afrontas el reto de coordinar la
Asamblea Ciudadana Sí Se Puede?
Es un reto enorme, tenemos
pocos meses para hacerlo, pero ya hemos demostrado que somos capaces de
afrontar grandes retos en poco tiempo. El objetivo es que en otoño
arranque una Segunda Transición, una especie de gran revolución
democrática en este país, donde los círculos de Podemos tienen que
cumplir un papel fundamental hacia fuera y funcionar como una
herramienta de comunicación y de empoderamiento de la ciudadanía.
A
partir de ahí necesitamos de cara a todos el proceso asambleario de
otoño que no se trate solo de una coordinación entre círculos sino que
se trate de un proceso amplio de participación ciudadana.
Desde Podemos, ¿cuáles van a ser los ejes de una posible convergencia de cara al ciclo electoral del próximo año?
Todas
las cuestiones concretas y estratégicas habrá que decidirlas una vez
tengamos una forma constituida. Podemos está todavía sin constituir como
partido, está solamente registrado. Lo primero es la Asamblea y, a
partir de ahí, con los órganos y procedimientos de decisión que
establezcamos entre todos, será el momento de tomar decisiones
concretas.
Ahora bien, Podemos nace como una herramienta de
participación para el empoderamiento ciudadano. Ese es nuestro ADN
elemental. En ese sentido, lo que es obvio es que si hay algo que no va a
ocurrir en las siguientes citas electorales es nada que tenga que ver
con listas acordadas en despachos, con que Pablo Iglesias se reúna en
secreto para elaborar una candidatura… Sino que vamos a apoyar y a
participar en todos los procesos que impliquen exactamente lo que
constituye nuestro ADN elemental: procesos amplios, participativos, de
recuperación de la soberanía y el poder ciudadano. Ahí estaremos, pero
en ningún caso convergiendo con los modos de la vieja política.
¿Por qué crees que no hubo una convergencia con Izquierda Unida para las pasadas elecciones europeas?
IU
tiene sus órganos de decisión a nivel interno que son enteramente
legítimos. A nosotros nunca se nos ha ocurrido objetar su forma de
elaborar listas o tomar decisiones. Creo que hay una sintonía obvia en
cuestiones programáticas, en cuestiones que tienen que ver con la
defensa de la ciudadanía, de la democracia, de los servicios públicos…
En ese sentido, la sintonía es evidente. Ahora bien, los mecanismos de
decisión para composición de listas y elaboración de programa no son los
mismos que establecemos nosotros y que constituyen nuestro ADN. Nos
habría encantado poder participar en un proceso abierto de participación
ciudadana, de listas abiertas, para la composición de una candidatura
común.
Pero, ya digo, hay unas formas de política que nosotros creemos que tienen que cambiar.
Hubo
muchas críticas al último proceso de primarias abiertas en Podemos, en
el que las candidaturas tenían que ser mediante la elección de unas
listas cerradas. Finalmente, ganó la lista del Círculo de la Universidad
Complutense que encabezabas, ¿cómo valoraste estas críticas?
Esto
creo que fue, en gran medida, un malentendido. Esto no es un órgano de
dirección, esto es un equipo técnico con una única misión: la
convocatoria del gran proceso asambleario de otoño. ¿Esto qué significa?
Que lo que se requiere para convocar el proceso asambleario es un
equipo de carácter fundamentalmente técnico: hace falta alguien que se
responsabilice de la web, del contacto con los círculos, de las redes
sociales… En ese sentido, en la medida en que es un equipo con un único
cometido tiene que cobrar el perfil de un equipo técnico.
Cualquier
podía proponer un equipo técnico alternativo pero, claro, cualquiera
entiende que por su carácter de equipo con una única misión, en unas
primarias abiertas perfectamente podría haber ocurrido que, por ejemplo,
hubiese cinco personas que supieran de web y ninguna que supiera de
logística. No puedes montar una asamblea ciudadana si no tienes
garantizado que alguien sabe de cuestiones logísticas como para albergar
un evento que puede contar con miles de personas.
En ese
sentido, ya digo: dado el carácter de equipo que se requería para esto,
era lógico que hubiese que optar entre equipos alternativos.
Desde
Podemos se insiste en dar el protagonismo a la gente, en la importancia
de la participación ciudadana y también en la necesidad de iniciar un
nuevo proceso constituyente. Como has dicho en varias ocasiones, un
perpetuo poder constituyente acaba siendo incapaz de dejar nada
constituido. Recientemente, Zizek hizo unas declaraciones similares que
levantaron polémica en las redes sociales. ¿Hasta cuándo –y hasta dónde-
crees que debe de llegar este nivel de participación?
No es
ningún secreto para nadie que no soy un entusiasta de lo permanentemente
constituyente, pero ahora mismo estamos en una situación de crisis
régimen, de profunda deslegitimación de las instituciones y hace falta
un orden constituido nuevo de carácter verdaderamente democrático. Esto
significa que haya limitación de mandatos, mecanismos revocatorios,
garantías de transparencia… Es decir, mecanismos de control ciudadano.
Esto no es incompatible con un orden constituido. Precisamente,
proponemos un orden constituido que tenga garantías democráticas.
Ahí
estaría la disyuntiva entre Gobierno y Estado. Una de las mayores
críticas que has hecho a la revolución bolivariana fue no haber sabido
aprovechar los gobiernos de Chávez para consolidar un Estado
bolivariano, ¿cómo intentaría Podemos llegar a conseguir no ser solo un
gobierno, sino también transformar el Estado?
Cuando
planteábamos eso, nos referíamos a una cuestión bastante elemental. Hay
determinadas cosas que en una situación de emergencia solo pueden
crearse a impulso gubernamental. Si tú no tienes un sistema de sanidad
pública, o ha quedado destruido, solo a impulso gubernamental puede
reconstruirse eso. Ahora bien, eso tiene que sedimentarse y eso tiene
que convertirse en Estado, en el sentido de instituciones completamente
estables cuya permanencia no dependa del constante impulso
gubernamental. Esto es a lo que nos referíamos con la necesidad de pasar
del gobierno a un Estado con instituciones estables.
En este
sentido, creo que aquí se trataría básicamente de esto, de terminar las
cosas. Incluso algunas están ya incluso recogidas en la Constitución,
como el derecho a la vivienda o a la sanidad. Se trata de que estos
derechos quedasen recogidos como principios de garantías absolutamente
ineludibles a los que ningún gobierno pudiese decidir no atender. Es
decir, ningún gobierno pudiese decir no atender a las necesidades de
vivienda, educación o, en definitiva, a todo lo que tenga que ver con
los derechos fundamentales.
Una de las críticas que más se ha
hecho a Podemos es que es “populista”, ¿qué entiendes por populismo? Es
un concepto cada vez más ambiguo en el que se pueden entender cosas
completamente distintas.
Creo que es un concepto
relativamente poco útil, más que como propaganda. Es un concepto vacío,
que no tiene significado, en la medida en que cada uno le da el
significado que quiere y se utiliza para desacreditar cualquier fuerza
política que atienda a los intereses populares en vez de atender a los
intereses de la casta. En cuanto irrumpe una fuerza política
verdaderamente comprometida con los intereses de la ciudadanía, es obvio
que los grandes medios reaccionan llamando populista a una fuerza
política que es sensible, y que trata de recoger y de convertir en poder
político lo que son los anhelos de la población. Yo lo entiendo
sencillamente como un truco de deslegitimación.
En referencia a Podemos, hace poco Pascual Serrano señalaba
que “La historia está llena de políticos que llegan al poder
esgrimiendo posiciones de izquierda para después abandonarlas, ¿por qué
no podía suceder lo contrario? Llegar al poder con un discurso moderado y
ambiguo para después ir profundizando cambios de izquierda. Es lo que
sucedió en Venezuela, en Argentina o en Ecuador. Mientras nuestros
partidos socialistas hacen lo contrario del socialismo, en América
Latina, sin llamarse socialistas ni obreros, están haciendo más por el
socialismo y por los obreros que aquí. Evidentemente, confiar en que un
político de discurso moderado al final se atreva con propuestas de
izquierda requiere una gran dosis de fe por parte del electorado, ¿pero
acaso la experiencia no nos ha demostrado que esperarlo de quienes se
dicen de izquierdas también lo requiere?(…)¿Acaso la derecha no llega al
poder esgrimiendo valores y principios universales e indiscutibles
(justicia, libertad, derechos, sociedad civil...) para luego ponerse al
servicio de una oligarquía económica y financiera? ¿Por qué los líderes
de Podemos no podrían evitar un discurso de extrema izquierda para
llegar al poder y, progresivamente, mostrar un camino con la radicalidad
que sea necesaria?”. ¿Coincides con este planteamiento?
Lo
que queremos construir es una fuerza política que sea la expresión del
poder ciudadano, que esté tan en deuda con los ciudadanos como los
grandes partidos con los bancos. La clave la localizamos en la
financiación: nosotros no dependemos de los bancos, no hemos solicitado
ningún crédito a los bancos, todo lo que hacemos se sostiene en las
donaciones de la ciudadanía.
Queremos construir un partido tan
leal con los de abajo, como son los partidos de la casta leales con los
de arriba. Y a partir de ahí regeneración democrática y verdadera
participación de la ciudadanía en la vida pública.
Todo sin que
haya que confiar en promesas nuestras, sino confiando en todo un sistema
de reglas que garanticen que, efectivamente, las instituciones
representan y transmiten la voluntad de la ciudadanía que, en
definitiva, es la soberana.
¿Cómo definirías ciudadanía?
Definiría
la ciudadanía como todo el cuerpo de sujetos libres y soberanos que
tienen garantizados sus derechos de participación política en igualdad,
entendiendo como parte de los derechos de participación política en
igualdad todas esas cosas relativas a las condiciones materiales para el
ejercicio de la libertad. Nos parece sencillamente una estafa llamar
ciudadano libre a alguien a quien han echado de su casa y está durmiendo
en un cajero, a alguien que no tiene para dar de comer tres veces al
día a sus hijos, a alguien que ha tenido que irse al exilio, a alguien
que está aterrorizado en su trabajo porque está en condiciones
precarias… Es decir, consideramos que hay ciertas condiciones materiales
para el ejercicio de la libertad sin las cuales es una estafa llamar a
alguien ciudadano libre.
¿Podemos tiene influencias de la Ilustración?
Sí,
de forma muy llamativa además. Nuestro programa se organizaba en tres
bloques, que eran libertad, igualdad y fraternidad. A nadie se le escapa
la diferencia. Además, nuestro referente último son los Derechos
Humanos, que también tienen su correspondiente vínculo con la
Ilustración. Y, por supuesto, como decía antes, las condiciones
materiales indispensables para el ejercicio de la libertad.
Una
de las ideas más interesantes que, junto con otros autores, planteas,
es que los neoliberales se han convertido en revolucionarios, mientras
que la izquierda se ha vuelto conservadora. ¿Esto es exactamente así?
¿No habría que defender “lo bueno” del sistema pero también reivindicar
mucho más? Algo así como ser conservador en parte, pero también seguir
siendo revolucionario.
Evidente, no se trata de ser
conservador, pero yo sí creo que es, sin duda, un acierto denunciar el
carácter delirante y suicida de la revolución que está impulsando el
neoliberalismo. Está destruyendo todos los principios más elementales de
la convivencia humana. Desde luego, han destruido el pacto social que
reconocía, por ejemplo, determinados derechos sociales, condiciones
laborales y servicios públicos. Este pacto ha sido destruido. Y ha sido
destruido por ellos, no por nosotros.
No solo el pacto social,
incluso los principios más elementales del liberalismo. Por destruir,
han destruido incluso el principio liberal de “el que lo paga, se lo
queda”: hemos comprado la banca y no nos la hemos quedado. Hemos
comprado entre todos los ciudadanos el sistema financiero, y sigue sin
ser nuestro. El carácter delirante de esta revolución creo que es una
cuestión sobre el que merece la pena llamar la atención.
Anguita citaba a Schumpeter para decir que “el capitalismo morirá de éxito”, ¿estamos ahora mismo en esa fase?
Coincido
con Schumpeter en un montón de cosas, pero creo que el modo en el que
muere de éxito el capitalismo probablemente sea destruyendo el planeta.
Es decir, en esta espiral de crecimiento ininterrumpido, de crecimiento
por el crecimiento, que el capitalismo muera de éxito significa que el
planeta no dé para más.
Por último, ¿sacarías algún fallo cometido en Podemos hasta la fecha?
Hemos
tenido infinidad de fallos y, sin embargo, nos hemos encontrado con la
sorpresa feliz de que todos los fallos que cometíamos, que no eran
pocos, la gente los vivía como propios y, en vez de imputárnoslos o
reprochárnoslos, más bien tomaban la iniciativa de ponerse a
solucionarlo, viviendo la experiencia como queríamos que se viviera,
como una experiencia propia. Por ejemplo, en cuanto arrancamos hubo tal
volumen de visitas en la web, que la web se cayó. En lugar de
indignarse, recibimos un auténtico aluvión de informáticos dispuestos a
colaborar.
Nuestros fallos han revelado la textura de nuestra
fortaleza. Todos los fallos que cometemos hay mucha gente que los vive
como propios y, por tanto, también como propia la iniciativa para
solucionarlos.
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