Rosell y sus amas y amos de casa. Rafael Silva. Rebelión
"Gobernar
a base de miedo es muy eficaz. Si usted amenaza a la gente diciéndoles
que les va a degollar, y luego no les degüella, entonces les puede
azotar y explotar. Y la gente dice "bueno, no es tan grave". El miedo
hace que no se reaccione. El miedo hace que no se siga adelante. El
miedo es, desgraciadamente, más fuerte que el altruísmo, que la verdad,
más fuerte que el amor. Y el miedo nos lo están dando todos los días en
los periódicos y en la televisión"
(José Luis Sampedro)
La
soez y escandalosa forma de provocación del jefe de los empresarios,
Juan Rosell, es cada vez más esperpéntica. Ya incluso no da ni miedo,
porque llueve sobre mojado. Este señor tiene el récord de provocar a
casi todos los colectivos, creo que no le falta ninguno. Ha arremetido
contra los jubilados, contra los trabajadores, contra los funcionarios,
contra los jóvenes, y cómo no, con especial saña contra los parados y
paradas. Su última perla, aunque no es la primera vez que habla del
tema, es la que argumenta que "muchas amas de casa y amos de casa se apuntan al paro con la pretensión de cobrar algún subsidio".
En esta aparente y simple frase, se esconden ataques muy flagrantes y
muy sonoros desde varios puntos de vista, que denotan, además de mala
fe, una ignorancia intolerable y escandalosa para todo un dirigente de
la patronal. Aunque, visto lo visto, no parece que podamos exigir
grandes listones para estos personajes.
En primer lugar, la
mención de "amas y amos de casa" queda ya desfasada. Afortunadamente, no
estamos en los tiempos de la dictadura franquista, que quizá añore el
señor Rosell, donde se usaba esta terminología, y las señoras, por
ejemplo, cuando se les preguntaba sobre su profesión, tenían que indicar
la consabida y clásica expresión: "Sus Labores", que además muchas
veces se abreviaba como S.L. Señor Rosell, debería usted no ser tan
ignorante, o al menos disimularlo en público, dado su cargo, y utilizar
otras expresiones, digamos, más actualizadas, que no falten al respeto a
ciertos colectivos a los que usted se refiere. Pero creo que el señor
Rosell es de los que seguirá llamando "maricones" a los homosexuales
masculinos, y "tortilleras" a las femeninas. Ya no existen amas y amos
de casa, sino personas que han de cuidar de su hogar, como parte de su
entorno, porque además han de cuidar de terceras personas (hijos,
nietos, personas dependientes, abuelos), o porque simplemente no tienen
otra opción.
Otra indigna expresión que usa el señor Rosell es la
de "apuntarse al paro". Bajo esta despectiva expresión se esconde un
desprecio absoluto no ya hacia las personas en situación de desempleo,
que también, sino hacia la labor de los servicios públicos de empleo, y
recién últimamente de los privados, porque no sé si el señor Rosell se
ha enterado de que la función principal de los servicios públicos de
empleo (SEPE Estatal y delegaciones en todas las Comunidades Autónomas)
está siendo cada vez más traspasada, como objeto de aplicación de la
última Reforma Laboral del PP, tan aplaudida por la gran patronal, a las
clásicas agencias de colocación privadas, y a las agencias de trabajo
temporal (ETT). El tono despectivo con el que el señor Rosell habla de
"apuntarse al paro" hace aparecer a todos los desempleados/as como
auténticos vagos y aprovechados del sistema, que a modo de parásitos del
mismo, están al acecho de todas las situaciones de las cuales puedan
sacar tajada, esto es, puedan obtener algún beneficio económico. Parece
mentira que el máximo representante de los empresarios de este país
ignore el significado de estar en paro, y de que nadie se "apunta al
paro" como quien se apunta a un sorteo, sino que es un proceso
rigurosamente controlado, temporalmente confirmado, y dinámicamente
vinculado no sólo al derecho a una posible prestación económica, sino y
sobre todo, a proporcionar un trabajo estable y de calidad a esta
persona (humana) que lo necesita.
Quizá el señor Rosell alude a
esta actitud, a esta práctica de "apuntarse al paro" y a esta picaresca
de "conseguir un subsidio" porque nunca se ha visto en los duros tragos
que está atravesando la inmensa mayoría de gente en este país, pues
estamos ya en una situación donde no sólo es que exista un elevadísimo
desempleo, sino que además, las personas que consiguen un empleo
continúan en situación de pobreza, porque ese "empleo" no les garantiza
suficientemente los ingresos mínimos para una vida digna. Precisamente,
junto con el Gobierno, el colectivo del que el señor Rosell es el máximo
representante se está encargando de ello, es decir, de que los empleos
en este país sean cada vez más precarios, más temporales, más limitados,
más parciales, más insuficientes, más indignos, más inestables, más
indecentes, por lo cual, quizá a estas personas que "se apuntan al paro"
no les merece mucho la pena demandar un empleo, sino asegurarse una
prestación mínima del sistema, que les permita mendigar un poco al
Estado, vivir de su indigencia social, sobrevivir con la limosna que hoy
día suponen las ayudas sociales.
Y por ejemplo, mientras en
Alemania se acaba de aprobar definitivamente un salario mínimo
interprofesional de 8,5 euros la hora, el nuestro es justo la mitad, y
aún proponen los empresarios a los que representa el señor Rosell su
reducción, incluso su eliminación. Quizá ello tiene su explicación en
que la gente como el señor Rosell nunca pasará por esa situación, nunca
vivirá esa precariedad, porque seguramente disfrutará de un patrimonio
personal que le garantice que siempre tendrá los riñores bien cubiertos.
Pero, también quizá, para comprender las necesidades de esos
ciudadanos/as que se "apuntan al paro", bien le vendría por un tiempo
despojarse de todos sus bienes, de todo su patrimonio personal, de todos
sus beneficios empresariales, de todas sus rentas, y experimentar
durante algún tiempo la angustia vital que se siente cuando has de
llegar a fin de mes, respondiendo a tus deudas, y además cubriendo las
mínimas necesidades de tu familia. Así que, señor Rosell, le pedimos
simplemente un poco de respeto y consideración hacia el colectivo de los
desempleados/as, un poco de empatía y comprensión con la gente que lo
está pasando muy mal, aunque no sabemos si será usted capaz de dicho
ejercicio, porque como dice el refrán, no se le pueden pedir peras al
olmo.
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog. es/
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