El
presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. (EFE)
La
luz previsiblemente subirá más de un 10% a la vuelta del verano, según
la evolución de los precios en el mercado mayorista, donde ya se paga a 60 euros
el megavatio/hora, frente a los 48 euros marcados por el Gobierno como
referencia tras la reforma. Pero la alta dirección de Iberdrola no
tendrá problemas para afrontar este nuevo incremento de la electricidad gracias
al cobro de una extraordinaria por hacerlo mejor que sus competidores desde el
punto de vista financiero. O para ser más exacto, no hacerlo tan mal como
ellos.
Los
350 primeros directivos del grupo han ganado un premio consistente en
cerca de 14,45
millones de acciones, valoradas a precios de mercado en casi 81
millones de euros. Una recompensa que recibirán pese a que la compañía
no ha dado grandes alegrías a sus accionistas, ya que su beneficio se ha visto
erosionado por la nueva regulación eléctrica en España y por la desalentadora
marcha de sus negocios en Estados Unidos.
Esta
retribución es el resultado del cumplimiento parcial del Bono
Estratégico 2011-2013, por el que la cúpula directiva de Iberdrola
podía percibir hasta 17 millones de acciones. Para conseguir dicho premio, la
compañía debía conseguir tres retos. El primero estaba relacionado con la evolución del beneficio neto consolidado, que tenía que
estar por encima de la media de sus cinco principales competidores. El segundo
dependía del comportamiento de la acción de la eléctrica española en comparación
con el índice Eurostoxx Utilities y las acciones de los cinco mayores rivales
del continente. El tercero estaba condicionado al mantenimiento de la
calificación crediticia.
Según
los cálculos internos de Iberdrola, estos
objetivos se han conseguido en cerca de un 85% pese a que tanto la
cotización como el beneficio neto eran inferiores a finales de 2013 que cuando
empezó el periodo de cómputo, en 2011. Además, la compañía perdió el rating a
mediados de 2012 cuando Standard
& Poor´s y Moody´s advirtieron del impacto que tendría en las
cuentas del grupo las nuevas medidas regulatorias adoptadas por el Gobierno de
Mariano Rajoy y la incertidumbre sobre la economía española en aquellos
momentos.
No
obstante, los directivos de Iberdrola se han podido apuntar este bonus
porque sus
competidores europeos lo han hecho peor, como es el caso de las
alemanas RWE
y E.ON. Ambas multinacionales germanas, que han perdido cerca de la
mitad de su capitalización bursátil, se vieron afectadas por el anuncio de
Angela Merkel de cerrar todas las centrales nucleares del país en 2022 tras el
incidente de Fukushima (Japón). El esfuerzo de la española por adelgazar la
estructura y por abaratar los costes de financiación también la han ayudado a
compensar el peaje impuesto por el Ministerio de Industria para tratar de
solventar sin éxito el déficit de tarifa.
Nueve
'kilos' para Galán
El
selecto grupo de elegidos recibirá las acciones en tres tramos. El primero lo
han cobrado ayer y los dos restantes los percibirán en 2015 y 2016. El
más beneficiado ha sido Ignacio Sánchez Galán, al que le han entregado
ya 536.000 títulos. En total, será beneficiario de 1,6 millones de acciones, que
tienen un valor de mercado de nueve millones, un pago en especie que tendrá
efecto inmediato en su retribución global, la cual subirá sustancialmente
respecto a los 7,4 millones que cobró en 2013.
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