Los grandes
diarios nos
presentan al Gobierno de EEUU como el valedor de los derechos humanos en Cuba, asunto
que sería uno de los “temas espinosos” en su actual diálogo bilateral
(1). Y lo hacen desde un cinismo que impresiona.
Porque,
a la vez, nos cuentan que el
Senado de EEUU acaba
de prohibir métodos de tortura aplicados
sistemáticamente, durante años, como la “alimentación rectal” o el
ahogamiento simulado (2).
En
la revista médica The
New England Journal of Medicine leemos que médicos, psicólogos y
abogados a sueldo de la CIA elegían a los presos “aptos” para ser
torturados. Incluso que diseñaron sus propios métodos de
tortura... sin muerte (3).
También
sabemos por la gran prensa que EEUU
es el país con más personas en prisión: 2.300.000, de
ellas casi 50.000 condenadas a cadena perpetua (4). Y que en 44 de sus 50
estados se aplica el régimen de aislamiento... hasta 23 horas al día.
80.000 reclusos se encuentran hoy en esa situación (5). El militante de
las Panteras Negras Albert
Woodfox lleva la friolera de ¡43 años en régimen de aislamiento!
(6) ¿Se imaginan lo que dirían los medios si un solo preso en Cuba llevara
aislado 43 años?
Entre
enero y mayo de este año, 385 personas –más de dos al día- fueron
asesinadas por la policía en EEUU, según datos
aportados por el mismísimo The Washington
Post (7). Entre 2003 y 2009, 4.813 personas murieron bajo
custodia policial (8). Pero en los medios, nada de esto es definido como
“brutalidad policial” o “represión política”. Términos que, sin embargo,
son llevados a titulares si en Cuba uno solo de los llamados “disidentes”
sufre alguna herida durante un arresto (9).
El
Presidente Barack Obama reconocía recientemente el error en un ataque
mediante drones en la frontera entre Pakistán y Afganistán
(10). Y es que –a diferencia de las 1.063 víctimas civiles locales
ocurridas en otros ataques- en este murieron dos cooperantes occidentales,
un estadounidense y un italiano. ¿Se imaginan que el Gobierno cubano
llevara a cabo centenares de ejecuciones extrajudiciales con la misma
impunidad que el de EEUU?
Quizá
entonces los medios ya no presentarían al Gobierno de Washington como el
valedor de los derechos humanos en Cuba, sino más bien... al revés.
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