Entrevista con Lara Hernández, secretaria de Convergencia
de IU. “La unidad popular se va a dar y no la concibo sin
Podemos”
Sato
Díaz. Cuarto Poder
En estos intensos tiempos de actividad política, Lara Hernández (Madrid,
1986) es una de esas piezas claves para la tan nombrada unidad popular. Ella
es la secretaria de Convergencia de IU Federal, cargo al que llegó de la mano de
Alberto Garzón, desde el que trata de poner su organización al servicio
de una confluencia con otras fuerzas políticas y sociales de para disputarle las
elecciones al bipartidismo. Hernández, finalmente, no puede atender
presencialmente a cuartopoder.es, llega de Canarias, pasando por Cádiz, a
Madrid, para embarcarse al día siguiente en otro viaje, rumbo a Cataluña. Son
momentos de diálogo, de negociaciones y de encuentros. Faltan pocos meses para
los comicios generales. Por teléfono, responde atentamente a nuestras preguntas.
¿Qué opciones reales ve de que haya una sola candidatura de unidad popular
de cara a las generales?
La cuestión no se centra tanto en si a día de hoy hay opciones reales para la
conformación de la candidatura, como en la necesidad de poner en marcha ese
proceso. Estamos hablando de la necesidad de la construcción de una respuesta
política a la situación de emergencia social que se vive en este país desde hace
ya mucho tiempo. Desde distintas fuerzas políticas hemos puesto en marcha este
proceso, con la voluntad política de hacer un llamamiento amplio a todo el
conjunto de las fuerzas políticas y los agentes sociales para formar parte de
él. Desde luego la unidad popular, la candidatura unitaria, se va a dar y no la
concebimos sin Podemos. No concibo la unidad popular si no es con Podemos.
¿Cuáles son los próximos pasos al respecto que va a dar IU?
La hoja de ruta que nos hemos marcado va en la línea de, en un primer
momento, lo interno, con aprobaciones de documentos hacia la unidad popular.
Esto tiene su reflejo en lo externo. La organización, ahora mismo, está
totalmente situada hacia fuera, después de unos momentos duros en los que la
organización ha estado mirando hacia dentro. Ahora toca poner todos los recursos
de la organización, todo el capital político a esta demanda colectiva que se
encuentra en la calle. Nuestros pasos son seguir caminando y avanzando en la
línea de poner a todo el conjunto de nuestros activistas sociales en la línea de
fuego para trabajar por la unidad popular en cada uno de los territorios del
Estado.
Habla de que no concibe una unidad popular sin Podemos. Ayer fue elegido
Pablo Iglesias como candidato de Podemos a la Presidencia del Gobierno. ¿Sería
Iglesias un buen candidato a presidente en una candidatura de unidad popular?
Primero hay que hablar del proceso, del proyecto, de la construcción del
mismo y luego hablaremos de las personas. No hacemos más que hablar de procesos
internos, de si se va a dar la alianza entre las formaciones políticas, entre
sujetos políticos, y de lo que se trata en último término es de poner por
delante los problemas de la gente, la necesidad de constituir una alternativa
electoral que dé respuesta a esta situación de pobreza, de paro, de desigualdad,
que es lo que hay que combatir. Hay que poner en primera línea el proceso
político y el proyecto, la constitución del mismo, y luego hablaremos de las
personas con nombres y apellidos.
La baja participación ha sido una de las características de las primarias
de Podemos. ¿Esto es una señal de que hay que desbordar Podemos?
Creo que no. Parto de una premisa
distinta. No voy a entrar a valorar cuestiones internas de si se están
desbordando los partidos políticos tal y como los entendemos, porque la misma
pregunta podría ser planteada con respecto a IU. Creo que lo que hay que poner
encima de la mesa, con respecto al proceso de primarias y a los resultados es
que los mecanismos participativos son complejos. El resultado era, en cierto
sentido, el esperado. Más allá de eso, la cuestión no está situada en si hay que
desbordar Podemos, la cuestión es que hay que hablar con vistas a construir una
candidatura unitaria que logre expulsar a la derecha. Eso sólo se va a lograr si
trabajamos unidos en lo concreto y no separados. Eso es algo que se ha venido
demostrando en los últimos meses. El 24 de mayo lo demostró de una manera clara,
y desde entonces lo hemos visto en muchas iniciativas, como por ejemplo en la
solidaridad internacional, en actividades de apoyo al pueblo griego, que han
demostrado que hay una serie de formaciones políticas y agentes sociales que
coincidimos en lo programático y en cuestiones muy concretas. Eso es lo que hay
que poner en valor a día de hoy. Esa es la línea en la que estamos trabajando
para construir una candidatura unitaria de cara a las generales que es nuestro
verdadero norte que tiene que señalarnos la brújula a día de hoy. El ejemplo
está en Cataluña, es el norte de la brújula que nos indica hacia dónde tenemos
que ir. Aunque es cierto que vamos a un escenario irregular en cada territorio
del Estado español, el objetivo es ese y tenemos que ver cómo construimos entre
todos el camino para llegar a él.
El jueves se presentaba en Madrid Ahora en Común. ¿Es el marco
propicio sobre el que construir la tan ansiada convergencia?
— Ahora en Común es una iniciativa política más. Hemos visto manifestaciones
del ámbito de la solidaridad con Grecia, del ámbito de la cultura como el
manifiesto que suscribieron más de 120 artistas y Ahora en Común es una
iniciativa que llega desde la izquierda social, que nosotros, desde IU,
celebramos y entendemos que forma parte de un proceso de acumulación de fuerzas.
Lo que Ahora en Común pone encima de la mesa, y lo dejó muy claro en el acto de
presentación, es que esto es una demanda de la ciudadanía, que la gente quiere
unidad popular, una candidatura unitaria y que la gente está demandando a los
partidos políticos que estemos a la altura del momento histórico como para
entender que las siglas hay que arrinconarlas y poner por delante los problemas
de la gente. Ahora en Común es una iniciativa más en este sentido, está en un
momento muy embrionario y no lo podemos entender todavía como el marco de la
confluencia.
¿Qué elementos de un programa electoral conjunto son indispensables para
IU?
La cuestión programática es esencial. Ya lo decía Julio Anguita:
“Programa, programa, programa”. Hay tres elementos fundamentales. En primer
lugar, nosotros entendemos que hay un agotamiento del Régimen del 78. Estamos
viendo que hay una voluntad de las políticas neoliberales y del poder económico
de recomponer y volver a diseñar un orden social, económico y político y esto se
está haciendo con nocturnidad y alevosía, y desde que comenzó la crisis
económinca del 2008, con mucha más intensidad. Entendemos que es necesario
apostar por un proceso de ruptura democrática desde el cual poder impulsar un
nuevo proceso constituyente, poner en marcha un nuevo proyecto de país. Eso
sería la premisa, el elemento nuclear, nuestra línea roja en lo programático
para la unidad popular. En ese proyecto de unidad popular tienen que estar todas
las fuerzas de izquierdas alternativas que se dicen transformadoras.
Nosotros ponemos dos elementos más encima de la palestra. En primer lugar,
buscar una salida social a esta crisis económica. Eso pasa por un decálogo
básico que es, básicamente, la defensa de los derechos sociales que en los
últimos años hemos ido perdiendo y que la izquierda social y política había
conseguido. En concreto sería: parar los desahucios, que no se puede hablar de
una democracia real si no es feminista, que no se puede hablar de una democracia
que no ponga la sostenibilidad y el medio ambiente en el centro de la misma…
Además, tenemos que hablar de una
democratización de la economía. Ahora mismo son las personas las que están al
servicio de la economía y nosotros creemos que tenemos que invertir el binomio y
poner a las personas en el centro. Queremos que el modelo productivo sea capaz
de establecer una igualdad de oportunidades en el conjunto de la población para
dar unas condiciones mínimas de vida a la gente, que es lo que estamos perdiendo
de forma sistemática desde hace mucho tiempo y que es la voluntad política del
PP y del PSOE. Estos partidos están empeñados en que seamos la mayoría social y
trabajadora de este país la que paguemos los platos rotos de una crisis
económica que han producido ellos. Todavía tienen la desfachatez de reírse en
nuestra cara con campañas comunicativas como la del PP, que tiene la poca
vergüenza de hablar del descenso del paro cuando se viene desmantelando desde
los años 80, el PSOE el primero, todo el tejido productivo e industrial que
teníamos, para poner el país al servicio de las élites económicas y de las
familias más ricas, situadas en el norte de Europa. Ese es el modelo de país al
que vamos, y contra el que combatimos. Todo lo que sea hablar de unidad popular
debería ser hablar de contenidos políticos, algo que se está dejando de lado en
el debate mediático y público que está teniendo lugar.
¿Cómo deberían ser las primarias de esa posible candidatura unitaria? ¿Qué
papel desempeñaría Alberto Garzón, candidato de IU a la Presidencia del
Gobierno?
Creo que primero tenemos que hablar de procesos políticos y luego de nombres.
El debate de primarias todavía no está abierto. Hay que seguir construyendo este
proyecto amplio, seguimos trabajando para acumular fuerzas, pero las cuestiones
formales sobre las primarias, los candidatos, la fórmula jurídica, el reparto de
los recursos económicos… Todas estas cuestiones formales es esencial que las
arrinconemos en este momento del debate para tratarlas en el último lugar. Esto
no le interesa a nadie más que a los partidos políticos y yo siempre he
defendido que los partidos son herramientas, medios, al servicio de la gente, y
no fines en sí mismos. Tengo muy claro que estas cuestiones las abordaremos al
final, no al principio. Ya cometimos el error antes del 24 de mayo, cuando
hablamos de la fórmula jurídica. Lo jurídico debe ser dependiente de lo
político.
Pero, ¿estaría dispuesta IU a concurrir bajo el nombre de Podemos guión
algo?
Fijémonos en Cataluña. La cuestión del nombre se trató al final. Se lleva
trabajando desde febrero del 2014, cuando Ada Colau pone en marcha
Guanyem Barcelona. Barcelona era el faro en la tomenta que nos alumbraba
para encontrar la costa. Aquello se convirtió en Barcelona en Comú
que ahora es un ejemplo de que nuestros programas de izquierdas transformadoras
son para gobernar. El siguiente paso fue la constitución de un acuerdo por parte
de ICV, EUiA, Podem y Procés Constituent, y despúes de cara a las
generales. La cuestión del nombre, siempre al final.
De hecho, Adolfo
Barrena, secretario de Organización de IU, explicaba a cuartopoder.es que si la convergencia con Podemos era posible en Cataluña, debería
serlo también en todo el Estado. Usted está viajando por diferentes
territorios trabajando este tema. ¿Dónde cree que está más avanzado hoy en
día?
Voy a matizar las palabras de Barrena, porque Cataluña es el Norte de la
brújula, la estela que debemos seguir, pero en todo caso la convergencia va a
ser algo heterogéneo, no va a ser homogénea a nivel estatal, vamos a
encontrarnos un puzzle, un proceso heterogéneo a nivel estatal. Galicia,
Euskadi o el País Valenciano son algunos de los territorios en los que este
horizonte está encima de la mesa. Pero insisto, son estadios muy embrionarios,
sería muy prematuro hacer algún tipo de valoración al respecto. Aunque los
tiempos políticos están muy acelerados y lo que no ha pasado en siete años, pasa
en siete días, hay que ser cautos. Hay una diferencia con los procesos de
convergencia que estamos viendo hoy en día y con los que se han puesto en marcha
en el pasado, porque recuerdo que IU en el Congreso está bajo el paraguas de la
Izquierda Plural, una convergencia.
La diferencia es que los procesos de hoy están pilotados por la gente, por
los activistas sociales, por los militantes de los partidos, por los verdes, por
los rojos, por los ácratas… Hoy esos procesos los tiene la gente desde abajo, no
desde arriba. De ahí que sea difícil muchas veces contestar y mirar la unidad
popular cuando estábamos acostumbrados a acuerdos de izquierdas firmados y
sellados desde arriba. Ahora estamos hablando de que son procesos que parten
desde abajo, desde las bases y desde lo territorial y local. Esto requiere mucha
más paciencia de la que muchas veces los partidos políticos estamos dispuestos a
tener. Eso no quiere decir que no seamos muchas las personas que queremos
trabajar por esto hasta el final.
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