La cena de los generales. Manuel
Ruiz Robles
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen
los procesos sociales ni con el crimen... ni con la
fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Salvador Allende. Chile, 11 de septiembre de 1973.
Como era de esperar un general monárquico irrumpe nuevamente en la escena
pública pontificando en tono amenazante. Se le tolera mofarse de la llamada "Ley
de Memoria Histórica", a la que llama (sic) "Ley de Memoria Histérica",
insultando públicamente a los representantes legítimos de la soberanía popular.
Eso sí, dando una de cal y otra de arena (i). Es el eterno retorno de la cena de
los generales. De ahí el título de este breve artículo que bien podría ser otro,
el de una conocida obra de Jean Paul Sartre: “Muertos sin sepultura".
Mientras tanto militares y guardias civiles demócratas -es decir republicanos
¿qué otra cosa podrían ser?- son perseguidos implacablemente mediante la
aplicación abusiva de leyes tremendamente injustas.
Algunos señores generales, irritados por la llegada de fuerzas populares a
los gobiernos municipales de las principales ciudades del Estado, irrumpen de
nuevo con su visceral conservadurismo defendiendo lo indefendible, pues temen
que la ola democrática se lleve por delante la vacía carcasa de su decrépito
régimen del 78. Y puestos a rizar el rizo, lo hacen camuflados bajo una cabecera
digital aparentemente republicana.
Se rompe así la pretendida neutralidad política de estos mandos militares en
un intento de amedrentar al electorado. Lo hacen bajo la amenaza implícita que
implica la posesión de las armas, que creen detentar en exclusiva, violentando
de este modo la soberanía popular.
Han puesto en marcha una estrategia de manipulación mediática al servicio de
las fuerzas más reaccionarias con el fin de retorcer la voluntad popular. Sin
embargo ésta debería expresarse en las urnas libremente y no bajo coacción. Es
por ello necesario que brote más pueblo en las plazas a fin de poder avanzar con
fuerza “por las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para
construir una sociedad mejor”.
El fallido golpe militar del 18 de julio de 1936 -auspiciado por el nazismo
alemán y el fascismo italiano- derivó en 3 años de guerra, 40 años de cruenta
dictadura y 37 interminables años de transición borbónica. Fue un pacto urdido
entre bastidores junto al famoso ruido de sables y a ventrílocuos
grandilocuentes. El resultado es que cuatro décadas después nos encontramos con
callejeros que enaltecen a aquellos que destruyeron por la fuerza de las armas
la única democracia legítima que hubo en este país: la II República. El mapa de
fosas comunes diseminadas por toda la geografía es aterrador. Son nuestros
"Muertos sin sepultura".
Afirma el citado general que la Ley de Memoria ataca los fundamentos de la
democracia actual y, por supuesto, de la propia Monarquía, conseguidos en una
transición de "la ley a la ley". Lo que no es cierto. En todo caso de la "ley
franquista a ley borbónica". Para que fuese de la "Ley a la Ley" tendrían que
haber sido anuladas todas las leyes de carácter fascista de la dictadura,
especialmente la llamada "Ley de Sucesión" decretada por el dictador.
Por lo tanto enarbolemos la memoria de nuestros mayores y su honrosa bandera
tricolor. Perseveremos en una acción tenaz y decidida para recuperar la
legalidad democrática. Sin República no será posible vencer frente a la
dictadura de los mercados ni frente a la ley de hierro de los banqueros
(Artículo 135). No habría un futuro digno para nuestros hijos.
La legitimidad del Frente Popular fue ganada limpiamente en las urnas. Sin
embargo fue ahogada en sangre unos meses después por unos generales traidores y
perjuros, aliados al nazi-fascismo germano- italiano (ii). La imborrable memoria
de aquel holocausto exige una actitud firme en defensa de los movimientos
populares. Son las mareas democráticas y el llamado 22M en lucha -hijos del 15M-
los que están impulsando a líderes sociales a los gobiernos municipales de
nuestra Patria, es decir de nuestros pueblos y naciones históricas oprimidas.
Debemos exigir, por dignidad democrática, que los nombres franquistas que
enturbian nuestras calles y plazas salgan definitivamente de la esfera pública.
Adelante pues alcaldesas y alcaldes, sois portadores de la voluntad popular,
no nos defraudéis.
Adelante también pueblos de la Patria grande. No os dejeis amedrentar. Las
estridentes voces de algunos generales son los estertores de un a monarquía
agonizante que, impotente, no es ya capaz de oponerse eficazmente, pues su
tiempo se está agotando.
Libres de ataduras borbónicas, y alcanzado el derecho democrático de
autodeterminación, nuestros pueblos ibéricos y naciones históricas podrán
construir un a voluntad colectiva, un futuro luminoso de progreso y solidaridad.
Avancemos fraternalmente unidos hacia una república de trabajadoras y
trabajadores de todas clases , dueños de un futuro en libertad.
¡Viva la República! ¡Viva la lucha de los pueblos! ¡Viva la clase
trabajadora!
Inscripción en la lápida de la fosa común del cementerio de San Lorenzo
del Escorial:
Ellos no pudieronlograrlo, pero noestaban solos,porque nosotros estamos aquí.No lo perdierontodo,porque nosotrosestamos aquí.No lucharon en vanoporque nosotrosestamos aquí.Y nosotros somosla memoria de su futuro.Libertad, Igualdad, Fraternidad
Referencias:
(i) Callejero de Madrid y la memoria histórica
(ii) Homenaje al Teniente don José Castillo
Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío de la Armada retirado.
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