Gracias, Facebook
La idea de “marcar” a una persona es típica del fascismo, que obligó a los judíos a salir a la calle identificados con una estrella de David amarilla.
En Cuba hay quienes ya andan haciendo marcas -“recordémoslos”, dicen- de cara a un futuro que creen les dará la oportunidad de una revancha.
Porque, como ha escrito Rafael Cruz:
“Hay quienes están dispuestos a decir con su nombre y sus dos apellidos, con su dirección y sus ojos, con su cara y su badajo en riesgo: yo apoyo a Fidel, a Raúl, a la Revolución socialista, soy antimperialista y que salga el sol por donde salga.
“Hay otros que tapan sus infidelidades, mientras escriben crónicas a la libertad, gente que espera a ver qué va a pasar, y se hacen con sus discursos bien intencionados, de una puerta trasera para cuando “la revolución se venga abajo”, mientras cobran sus críticas en una moneda tan dura como sus juicios.
“Hay quien levanta el librito rojo con la misma dignidad que Maiakoski, sabe que por eso no le otorgarán visa, y hasta puede ser que lo anoten en las listas de los excluibles, Y si “esto se cae” lo pueden ir a sacar de su casa con los recién estrenados agentes policiales según el anuncio de “3 días de libertad para matar”. Pero no le importa.
“Hay otros que juegan a las máscaras o a tocarles los huevos al tigre sabiendo de antemano es fuerte pero no asesino. No corren otro riesgo que la mirada torva de un paisano, al que se le puede acusar sin reparo de “burócrata, anclado en el pasado, que no quiere evolucionar” y muchos insultos de moda.”
El hecho de que Facebook haya cerrado mi perfil con nombre de La pupila insomne, obligándome a crear otro para administrar las páginas de este blog y de La pupila asombrada ha traído sus cosas buenas.
Ahora puedo ver los comentarios de aquellos promotores de la Internet sin censura que me habían bloqueado el acceso a lo que publican en la red social que me cerró mi perfil por no encajar en sus controles. Por ejemplo, he conocido esta frase de boca de uno de mis bloqueadores:
“Es importante ir marcando a cada uno de los escribas para no dejarnos engañar. Ya conocemos a uno pero vendrán otros, recordemoslos.”
Lo más asombroso es que en este caso el bloqueador, autor del llamado a “marcar” a alguien por lo que escribe en Internet, es el mismo que acusa a las autoridades cubanas de querer “controlar el ciberespacio” y ejercer la censura: Fernando Ravsberg.
Por cierto, aprovecho para recordar que este señor, quien siendo corresponsal de BBC Mundo lanzara a la fama a Eliécer Ávila por hacer “preguntas difíciles al gobierno“, aún no ha contestado las interrogantes, tal vez más fáciles, que le dirigiera el pasado abril el estudiante universitario Yosvani Montano acerca de “lo único honrado en un debate”.
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